martes, 8 de septiembre de 2015

La saga de los Pagliano

Por Rafael Ielpi


   Sin embargo, el que establecería sensibles diferencias, desde lo arquitectónico a la infraestructura de servicios que pondría a disposición de sus clientes, sería el "Hotel Italia", de Albino Pagliano, en Maipú 1051, convertido también hoy, como el de "France et d'Anglaterre", en una dependencia oficial, en este caso de la Universidad Nacional de Rosario.
El edificio, terminado en 1886, tenía una superficie de 5000 m2 y su ampliación ulterior estuvo a cargo del ingeniero Antonio Meliga, que viajó a Europa junto a Pagliano para estudiar los grandes hoteles y comprar la vajilla, las doce arañas de cristal de Baccarat, alfombras, muebles y demás elementos que lo convirtieron en un hotel de gran categoría. Posteriormente fue ampliado y reformado bajo la dirección de la empresa Candía, siempre adaptándolo a las necesidades que impo­nían los tiempos.
En 1900, se lo publicitaba mencionando que recibe mensualmente 500 barriles de Barbera, Brachetto, Nebiolo, Barolo, Moscato, para venta al por mayor. El establecimiento contaba con cien habitaciones en seis patios, señalándose que está montado a la altura de los de primer orden en Buenos Aires y otras ciudades.
En 1909, el "Italia" alojó a más de 10 mil pasajeros en sus 200 habitaciones y 25 departamentos; el comedor tenía capacidad para 400 comensales y trabajaban por entonces 130 personas de servicio, diri­gidas por Pagliano y sus hijos Francisco y Antonio. En marzo de 1910, de seguro por la fiebre de lucimiento del Centenario, el establecimiento incorporaría una orquesta de 14 profesores que amenizaban almuer­zos, cenas y banquetes. Ya por entonces, el Italia contaba con su servi­cio propio de transporte y sus carruajes hacían numerosos viajes dia­rios llevando y trayendo pasajeros a la estación Rosario Norte.
El hotel albergó, a partir de su inauguración, a la mayor parte de los grandes personajes de paso por la ciudad, y en especial a los artistas más renombrados, desde Enrico Caruso a Parravicini o el legendario matrimonio de actores Guerrero-Díaz de Mendoza, sin excluir poi cierto a familias tradicionales, políticos, embajadores o conferencistas. de nota que llegaban a Rosario. Incluso antes de ser vendido por la familia Pagliano, se alojaría en el hotel el entonces presidente de Italia, Giovanni Gronchi. Este recibiría entonces a todos los descendióme, de Albino Pagliano incluidos sus bisnietos.
El apellido Pagliano se reiteraría en el rubro hotelero y gastro nómico del Rosario de esos años, en 1905, con el  "Hotel y Restaurat  Pagliano", de Alejandro Pagliano (hermano de Albino) .en San Luis 1038/42, frente al Mercado Central, casa atendida por el mismo dueño, muy conocido y antiguo en esta plaza. El apellido Pagliano aparece asi­mismo, entre los años 1909 y 1911, como perteneciente al dueño del "Nuevo Hotel Italia", en la cuadra siguiente al anterior (San Luis 1136), con un depósito de vinos del Piemonte anexo.
Albino, por su parte, tenía a su cargo, por los mismos años, el "Hotel Central", en Urquiza 1264, al que en 1911 se lo promocionaba como especial para familias, con departamentos amueblados con todo el confort exigible. En 1919, una promoción lo consigna como de propie­dad de B. Terzano y Compañía, otro de los apellidos de larga tradición en el rubro en la ciudad Mikielievich precisa que el edificio de este hotel fue construido en el siglo XIX por el arquitecto José Soler (la sociedad Soler Her­manos sería el primer propietario del mismo), con líneas de reminis­cencias moriscas, de bello exterior, cuya remodelación, en 1978, que lo convertiría en el actual "Hotel Imperio",dio lugar a una construc­ción indefinida sin ningún parentesco con la antecesora. En 1888 los Soler alquilan el inmueble a la firma Auzades y Plumet, propietarios del "Hotel Central" de Buenos Aires. En los años del Centenario, Pagliano era dueño también, como se mencionara, del "Hotel Europa" (ex "Hotel de France et d'Angleterre").

Mi bisabuelo, Albino Pagliano, había nacido en Piemonte, Italia, y tuvo una infancia difícil, ya que quedaría huérfano de padre a los cinco años. La suya era una familia pudiente, pero a la muerte de su padre las cosas cambiaron. Por eso, siendo adolescente todavía, viaja al sur de Francia y trabaja un tiempo allí, tratando de mejorar su situación, cosa que logra. A los diecinueve años regresa a su patria y conoce a Dorina Fessia, de diecisiete, hija de un comerciante propietario de viñedos que comercializaba sus vinos y los repartía personalmente en carros, como se hacía a comienzos de siglo XX. Al decidirse a venir a Argentina, como otros cientos de miles de italianos, se casa con Dorina con la conformi­dad del padre, que le dijo: "Aunque sé que nunca volveré a verte", lo que sería verdad... La llegada de la joven pareja, de veintiuno y dieci­nueve años, se produjo en el puerto de Rosario y tentaron suerte pri­mero en el campo, en Gesler, al norte de Santa Fe, donde Dorina no se adaptaría, por lo que volvieron a nuestra ciudad instalando una casa de comidas en la zona del Bajo portuario; ella estaba encargada de la cocina  y Albino del salón. Ese emprendimiento, sumado al capital que habían traído de Italia, les permitió acceder a un crédito del Banco de Londres, a sola firma, con el cual comprarían los terrenos donde se levantaría el Hotel Italia. Allí iniciaría a la vez una actividad hotelera notable, que lo convertiría en uno de los pioneros del rubro en Rosario.
(Dr. Mario Spirandellli: Testimonio personal recogido en octubre de 1999)

Pagliano tuvo dos hijos varones, los nombrados Francisco y Antonio, este último muerto de neumonía a los 22 años en Capilla del Monte (Córdoba). El primero sería quien llevaría a la sociedad familiar a un nivel económico muy alto, llegando a manejar una cadena de nueve hoteles propios, entre ellos algunos de gran jerarquía para la época, como el "Hotel Savoy" y el "Grand Hotel", en Buenos Aires, y el "Hotel Regina" en Mar del Plata, con dos más en el exte­rior: uno en Montevideo y otro en Chile. A la muerte de Francisco, a los 50 años (Albino había fallecido ya), comenzaría la lenta disolu­ción de aquel complejo hotelero.
De sus hermanas mujeres, Magdalena, Luisa y María, mellizas, y Lili, la menor, sólo la segunda tendría directa vinculación con el manejo de la empresa a través del conde Adalberto Angeleri, que sería administrador del "Hotel Italia" por muchos años, pero cuya pasión era en realidad la pintura, al punto de que algunas de sus obras, fir­madas con el seudónimo Stolz, llegaron a la pinacoteca de la Capilla Sixtina.
    María se casaría con otro italiano, el doctor en química José Deambroggi, quien concretaría a su vez una empresa familiar que alcanzó más tarde renombre local y nacional por largo tiempo, a través del "Detergente Dea" que elaboraban; Lili lo haría con un prestigioso médico de la Capital Federal, el doctor Campana, mientras Magdalena contraería matrimonio con Gualtiero Spirandelli (que fuera uno de los precursores de la elaboración de manteca en Rosario, con su marca "Flor de Crema", elaborada con leche de sus propio tambos), quien iniciaría, con su apellido, otra de las familias reconocidas de la ciudad. De ellas surgirían un intendente municipal, el doctor Celio Spirandelli y un reconocido médico cirujano, Edgardo Spirandelli.

Fuente: extraído de libro rosario del 900 a la “década infame”  tomo III  editado 2005 por la Editorial homo Sapiens Ediciones