miércoles, 6 de mayo de 2015

BIBLIOTECA DEL CONVENTO SAN CARLOS BORROMEO DE SAN LORENZO



Por Gabriela Dalla-Corte Caballero*

En febrero de 1813 la edifica­ción del Convento de San Car­los Borromeo de San Lorenzo resguardó al cuerpo de granaderos al mando del coronel José de San Martín en su lucha contra el ejército español. Pero también fue el escenario en el que se produjo, en abril de 1819, el cono­cido "Armisticio de San Lorenzo" que se firmó entre representantes de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos para acordar el cese de la hostilidad.
En el año 1916, los feligreses de la pa­rroquia del Convento decidieron colo­car una placa conmemorativa en honor a los sacerdotes que habían luchado a favor de la libertad y de la patria. Este acto se produjo durante el primer cen­tenario de la Independencia, esta últi­ma declarada el 9 de julio de 1916. Es importante señalar que el 2 de octubre de 1940, la Ley N° 12.648 declaró al Convento de San Carlos Borromeo como Monumento Nacional, incluyen­do el Campo contiguo al Monasterio. Frente a este espacio, la zona del río Paraná en la cual se produjo en el año 1813 el combate entre el ejército liderado por el Libertador José de San Martín, y las fuerzas españolas.(l)
Durante la segunda mitad del siglo XIX, el Convento de San Lorenzo recibió un buen número de italianos franciscanos que habían decidido esta­blecerse en San Lorenzo y acompañar el proceso de colonización del territo­rio chaqueño argentino. Los hermanos franciscanos fundaron nuevos pueblos y misiones, como las de San Jerónimo del Sauce, Santa Rosa de Calchines, Concepción de Reconquista, Colonia Dolores... Su trabajo propició la pro­pagación de los principios de la Orden así como la expansión misionera hacia el Territorio Nacional de Formosa, la zona del Gran Chaco que desde el año 1955 se convirtió en una de las tantas provincias de la República Argentina. En esas tierras formoseñas, los fran­ciscanos crearon dos misiones: San Francisco de Asís del Laishí, así como San Francisco Solano de Tacaaglé. En el Territorio Nacional del Chaco, hoy provincia del Chaco, los misioneros también abrieron las puertas de la ter­cera misión, llamada Nueva Pompeya. Los franciscanos cumplieron así con su obra misionera de convertir a los aborígenes al catolicismo, integrar a las familias indígenas mediante la en­señanza y el manejo de los sembrados, y sumando a todo esto el hecho de asis­tir a los inmigrantes -en su mayoría españoles e italianos- que comenzaron a instalarse en la zona chaqueña de lo que hoy conforman las provincias de Formosa, Chaco y Santa Fe.
En Formosa y Chaco los misioneros pudieron organizar las misiones indí­genas. Junto a ellas, las reducciones de indígenas de las zonas ya convertidas en provincias, como fue el caso de Santa Fe. Allí las reducciones también contaron con capillas, templos y luga­res de culto, que es la base de la orga­nización de la Ordo Fratrum Minorum (Orden de Frailes Menores, OFM). En las misiones establecieron aserraderos, el ingenio azucarero, la producción y venta de animales y recursos de la zona, así como la apertura y diagramación de caminos, y la promoción de talleres de oficios para mujeres indíge­nas. Para las nuevas generaciones de aborígenes establecidos en las misio­nes, los franciscanos también inaugu­raron y sostuvieron algunas escuelas que incluyeron la enseñanza del arte y de la música. Reproducimos al­gunos de los instrumentos que son conservados hoy día en el Conven­to de San Lorenzo, y que pudimos fotografiar en el año 2012.
La Biblioteca y Archivo del Con­vento San Carlos Borromeo de San Lorenzo funcionó hasta el año 1969 como aula y lugar de estudio filosófico-teológico. Desde el año 2007, los franciscanos decidieron unificar y centralizar los fondos documen­tales procedentes de múltiples lu­gares de la Provincia Franciscana San Miguel. La mencionada documen­tación nos permite reconstruir la histo­ria del funcionamiento de los Colegios Apostólicos franciscanos cuya aspira­ción siempre fue formar misioneros en la observancia estricta de la pobreza, desarrollar la acción pastoral, y proyec­tar eu acción misionera en las diversas reducciones y misiones indígenas del país. Su propia formación incluyó la ad­quisición del idioma nativo para comu­nicarse con los pueblos a los que debían dirigir el mensaje evangélico, así como la instrucción en la lengua latina, grie­ga y hebrea.
La mencionada biblioteca-archivo con­serva cartas personales escritas, envia­das, y recibidas, por los frailes estableci­dos en reducciones y misiones indígenas. En esas cartas, reflexionaron sobre su vida diaria y la de los aborígenes ar­gentinos, entre ellos mocovíes, tobas, pilagás.... El Convento de San Lorenzo también resguarda el registro fotográfico que hicieron los Misioneros Francisca­nos para dar a conocer el mundo indíge­na y sus actividades "evangelizadoras". Se conserva un total de 20.000 obras que tienen un gran valor histórico cul­tural. Y entre esas obras se encuentran innumerables referencias históricas que hacen del Convento San Carlos el testigo de sucesos fundantes de historia de Rosario y su región.
La documentación histórica se vierte en un elemento privilegiado desde una posición de sensibilidad actual, ya que habilita la interpretación social de manera diferente historiografía clásica. Esta producción clásica, de corte más positivista anti-religioso, se volcó siempre la repetición de los principios políticos institucionales. Las cartas y las fotografías mencionada: arriba, en cambio, nos dan instrumentos privilegiados para reconstruir la vida de las familias indígenas y la propia labor de los frailes de la Orden de los Frailes Menores (OFM). Hablo de cartas institucionales y personales, en al casos, simplemente informativas, y en otros casos más bien volcadas a una crítica nacional, política y económica. La pobreza siempre fue la base de la sensibilidad franciscana mi propio interés de divulgar sus importantes gestiones poco conocidas y reconocidas.
*Universitat de Barcelona /dallacorte@ub.edu
1) Biraghi, Roberto, Historia de San Lorenzo ciudad santafesina, Almafuerte, San Lorenzo 1980


Fuente: Extraída de la revista “ Rosario, su Historia y Región” .Fascículo Nº 131 de Julio 2014