viernes, 24 de octubre de 2014

EL ESTANCAMIENTO ECONOMICO Y LA AGITACION SOCIAL (1910-1930)



Este período ha sido carac­terizado por la dificultad en la transferencia de los capitales de la producción agropecuaria a la In­dustrial, la falta de movilidad de los recursos y la resistencia social, política y económica de la oligar­quía a cualquier alteración de un sistema que, aunque con claros signos de agotamiento, había posi­bilitado su hegemonía.
A esto se agrega la “sociedad” con empresas extranjeras, cuyos posibles beneficios habían merma­do notoriamente y que persistían como una rémora para gran parte de los proyectos de transforma­ción. Estas circunstancias se hi­cieron sentir en la ciudad, cuya impotencia política y administra-Uva ha sido ocultada tras el di­fundido mito de su espíritu tra­bajador.

Este había estado también pre­sente en el modo de celebrar el Centenario, "en forma digna y exenta de despilfarro", dejando obras concretas. Una comisión en­cabezada por Cornelio Casablanca resolvió conmemorarlo constru­yendo un gran hospital de acuerdo a los criterios más avanzados en la materia. En pocos días recaudaron cifras altísimas y fueron muchos los que ofertaron su trabajo volun­tario. Las obras, paralizadas du­rante la Primera Guerra, se exten­dieron de 1911 a 1929.
La Biblioteca Argentina fue otro de esos emprendimientos, en los terrenos de la antigua caballeriza municipal. Se construyó en un año y frente a ella se habilitó la plaza General Paz, hoy plaza Pringles.
En 1926, la ciudad contaba con 407.000 habitantes, el 47 por cien­to de los cuales eran extranjeros. Se sucedían las huelgas y ollas populares y la escasez de produc­tos de primera necesidad, la deso­cupación, las reivindicaciones la­borales, desencadenaban conflic­tos obreros y universitarios. De las crónicas se destaca aquel día de febrero de 1921 en que estudian­tes y obreros tomaron el Palacio Municipal y enarbolaron por una hora y media un capote rojo...
    Hacia fines del período había más de 14.000 desocupados y 326 conventillos con 2800 habitacio­nes. Las perturbaciones y choques callejeros a raíz del empobreci­miento y la falta de trabajo culmi­naron con un fusilamiento en 1930, c' del obrero Joaquín Penina. Abundaban los sabotajes, los tranvías incendiados, los asaltos a las comisarías y las bombas. La asociación entre dirigencia obrera-agitadores extranjeros explica una creciente xenofobia de la que hay testimonios en la ciudad como lo demuestra la aparición de una fi­lial de la Liga Patriótica Argentina.
Los inmigrantes son acusados de la crisis "moral", del materialis­mo dominante, de la falta de idea­les, de la indiferencia cívica y de un afán que, algunos años antes, era entendido como laboriosidad y es­píritu emprendedor. Para muchos resultaba irritante su ascenso so­cial en base al ahorro y la coopera­ción familiar y étnica. El censo de 1926 vuelve a ilustrar su predomi­nio en las áreas productivas y co­merciales, e inclusive de renta. De­bemos recordar que constituían el 45% de la población y que en una legitimación en la valoración de la inteligencia y de las preocupaciones del espíritu, o de temas tan altisonantes como la identidad nacional.

Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario Historias de aquí a la vuelta” Fascículo Nº 11 de abril 1991.-Autoras:Ana M. Rigotti - Isabel M. de San Vicente