jueves, 19 de septiembre de 2013

LA SEMANA TRAGICA EN ROSARIO


La "semana trágica" de enero de 1919 también tuvo en Rosario su acción correlativa: la huelga general decretada por las organizaciones obreras fue total y durante varios días la ciudad es­tuvo paralizada.
La reacción de los grupos de "orden" colocó a la colectividad en el centro de los acontecimien­tos, al acusar a los "rusos", de ser los responsables del clima de agitación que vivía la nación.
"Después que se realizó la ma­nifestación patriótica en la Plaza de Mayo, un grupo de individuos, en su mayoría muchachos, se di­rigió hacia el Mercado Central, donde existían varias casas de is­raelitas, apedreándolas. Esto ori­ginó la presencia de un pelotón de soldados de la Guardia de Se­guridad que procedió a disolver a los manifestantes sin que el inci­dente tomara proporciones.Con tal motivo, varios comerciantes israelitas se han dirigido a la jefa­tura política, pidiendo garantías", informaba el Diario "La Capital" (15/1/1919), y haciéndose eco de la preocupación y del temor de la colectividad, el comentario prose­guía: "...Ayer se apersonó a esta redacción un núcleo de residen­tes rusos lamentándose de haber sido víctimas de algunos excesos populares absolutamente injusti­ficados, desde que su larga resi­dencia entre nosotros, y el hecho de ser jefes de hogares bien arrai­gados en los que existen hijos ar­gentinos, los ponen a cubierto de sospechas terroristas. Se trata en efecto de gente conocida y labo­riosa, con ideas de orden y respe tuosa de las instituciones y leyes nacionales que no merecen ser confundidas por el sólo antece­dente de su nacionalidad con ele­mentos de perturbación...".
En Buenos Aires, grupos de "niños bien" nacionalistas provo­caron un verdadero "pogrom" en los barrios habitados por judíos, golpeando a personas indefensas, saqueando e incendiando mue­bles y humildes pertenencias de aquellos que fueron el blanco de la represión. Los acusaban de querer producir una revolución social e implantar un gobierno soviético como en Rusia. La poli­cía también colaboró deteniendo a un periodista judío, Pedro Wald, acusándolo de ser el presi­dente del "Soviet".
Estas noticias que llegaban a Rosario, producían inquietud y alarma entre la pequeña comuni­dad que intentaba movilizar a la opinión pública en demanda de apoyo y tratando de clarificar y deslindar las responsabilidades.
En un comunicado, la Federa­ción Sionista Argentina se mani­festaba ajena a los actos de vio­lencia y sostenía que "la colectivi­dad israelita está compuesta en su mayoría por profesionales, co­merciantes, obreros y colonos que coparticipan desde hace 30 años en el progreso del país, en todas sus manifestaciones, y sus hijos sirven a la patria argentina en el Ejército y en la Armada. Re­chazamos con hondo pesar, toda insinuación originada a causa de que ella como las demás colectivi­dades extranjeras, cuenta con al­gunos individuos exaltados, a los que repudia".
El Diario "La Capital", expre­sando una opinión liberal y tole­rante, llamaba a las autoridades a intervenir, ya que "tiene el de­de­ber -decía- de ofrecer toda clase de garantías" a la colectividad "rusa-judía". Los acontecimientos derivados de la "semana trágica", constituyeron manifestaciones extremas de hostilidad antisemi­ta, que no siempre aparecían abiertamente.
El antisemitismo en las socie­dades occidentales tenía sus raí­ces históricas arraigadas durante muchos siglos, pero la hostilidad surgida en Rosario, formaba par­te de un sentimiento de rechazo del extranjero. Los inmigrantes, a pesar de su peso, se encontraron con actitudes hostiles y discrimi­natorias y los conflictos sociales que surgieron en las primeras dé cadas de este siglo, muchas veces se vieron agravados por la pre­sencia de conflictos étnicos.
En los últimos años, la "sema­na trágica" fue objeto de varios estudios e interpretaciones que permitieron un conocimiento más amplio de aquellos míticos suce­sos. Para nuestro caso, es opor­tuno recordar que una delegación judía en Buenos Aires se entre­vistó con el presidente Hipólito Yrigoyen en ese mes de enero de 1919, para solicitarle su protec­ción. Yrigoyen les manifestó su repudio a la persecusión antise­mita y reivindicó la tradición ar­gentina de libertad y el respeto a las leyes de la República; además el gobierno consideró a la colecti­vidad judía como factor de pro­greso y se mostró favorable a la inmigración extranjera sin discri­minaciones raciales o religiosas. Las palabras del "caudillo" lleva­ron tranquilidad, y en cierto mo­do, durante toda la década del '20 bajo los gobiernos radicales, se vivió un clima de absoluto res­peto por la legalidad y los dere­chos democráticos de la pobla­ción (Avni, H, ib.).

Fuente: extraído de la revista “Rosario, Historia de aquí a la vuelta  Fascículo Nº 24.  de noviembre 1993 Autor: Luis Gerovitch.