jueves, 13 de junio de 2013

LOS ASTURIANOS


Los asturianos que llegaron a Rosario trajeron mucho de la per­sonalidad de un pueblo de peculiar fisonomía dentro del mosaico de regionalismos que constituyen la España ancestral. Fueron estos in­migrantes llegados a fines del siglo pasado sobre todo, los que dañan origen al Centro Asturiano, la ins­titución de ese origen más antigua de Sudamérica.
 La concreción del anhelo de contar con una entidad que alber­gara a los connacionales, para con­fraternizar, recibir solidaridad y evocar la terrtna asturiana, llegó el 1" de noviembre de 1904, con la formalización del llamado Centro Recreativo Asturiano, cuya prime­ra comisión estaba presidida por el Dr. Rafael Calzada. Tres años des­pués, el 29 de septiembre de 1907, se modifican los estatutos y la ins­titución pasa a denominarse Cen­tro Asturiano.
En 1914, la unificación con el Circulo Asturiano y luego con la Unión Asturiana, permitió el acre­centamiento de la masa societaria y la posibilidad de mayores em-prendimientos. En 1922 se adquiere el local propio, en San Luis 644, y en 1926 se hace lo propio con un Importante predio en el barrio Fisherton —calle Wilde al 1300—, para utilizarlo como campo de de­portes y ámbito recreativo de la colectividad asturiana. Fue el ori­gen del Prado Asturiano donde, además de la colectividad regional se congregaron los rosarinos du­rante décadas en los tradicionales picnics y celebraciones de particu­lar colorido. Allí también se llevan aún a cabo las fabadas aniversario convite gastronómico tradicio­nal— y una permanente actividad deportiva de variado espectro.
El Centro Asturiano cuenta también con un conjunto estable de danzas y es sede de la biblioteca popular "Alvaro Flores Estrada". Su condición de entidad mutual le permite asimismo la extensión de sus actividades a la ayuda eco­nómica a los asociados, la cons­trucción de un panteón social y una tarea cultural que tiene como ámbito principal su sede central, con un salón con capacidad para 1000 personas. Este centro ha sido y es para muchas generaciones de rosarinos un sitio conocido y tran­sitado, con la acogedora hospita­lidad de los hijos y nietos de la tierra de los primeros inmigrantes de Asturias llegados a la ciudad.
Fuente: extraído de la revista “Rosario, Historia de aquí a la vuelta  Fascículo Nº 13 .  De Junio 1991. Autora: Hilda Habichayn.