viernes, 28 de junio de 2013

ART NOUVEAU ROSARINO


En general, la arquitectura rosarina de todos los tiempos casi nunca se presentó en "estado quí­micamente puro". Los estilos siem­pre han estado teñidos de ciertos toques eclécticos o extraños a los mismos, con reiterados acentos localistas derivados principalmen­te de reinterpretaciones concep­tuales alejadas de los centros de gestación, del recambio de mate­riales y técnicas constructivas. Por esta misma causa, "lo rosarino" a su vez ha tomado una idiosincracia propia, que lejos de quitarle valor la inserta desde otra zaga en el deve­nir histórico-urbano. Una condición distintiva de gran parte de nuestra arquitectura es el trabajar proyectualmente para la fachada. Rosa­rio sin que la afirmación pretenda ser inamovible, es una ciudad de fachadas. Son innumerables los frentes deslumbrantes -en cual­quier estilo- que traspuesta la línea de edificación dan lugar a interio­res mucho más contenidos, neu­tros en ciertos aspectos, o con acentos muy puntuales respecto del discurso exterior.
En el Art Nouveau, ello se paten­tiza en forma especial, ya que sin proponer modificiaciones estruc­turales en plantas y concepciones generales de edificios, se utilizan sus elementos con sentido directa­mente decorativo, cuya influencia se lee fundamentalmente en fachadas afectadas a mezclas de todo tipo, a cambios de uso en elemen­tos propios del estilo, con variantes de una solución a otra en el empleo de barandas, rejas, revestimientos, solución de balcones, marquesinas y detalles decorativos en general.
La guía sobre Art Nouveau edita­da por el Centro de Arquitectos, afirma textualmente: "...resulta di­fícil agrupar según un estilo domi­nante, siguiendo las clasificacio­nes europeas del Art Nouveau en arquitectura: aquí la variedad es enorme como así también las mez­clas (...) construcciones presentan conjuntos híbridos, con aberturas redondas, elementos de hojas y flores de cerámicos rojos y blancos, y elementos academicistas en re­mates de balcones de novedoso movimiento (...) proliferaron las fa­chadas de diversos estilos, sin esti­lo, y los clásicos pastiches a que se recurría para salvar el deseo mani­fiesto del comitente de diferenciar­se claramente del vecino". Como se ve, una actitud netamente facha-dística, de volcar el ingenio sobre lo que está a la vista pública. El in­terior, pertenece a la intimidad de cada uno...
Como apretada ilustración de lo que se afirma, es conveniente seña­lar algunos hitos del estilo en la ciudad, como la vivienda de Pte. Roca 455 de Conrado Nalé, el frente de Entre Ríos 368 de Amador Soler con su voluminoso, potente y ex­traño balcón cerrado proyectándose hacia el espacio de la calle, o la construcción de Rioja 1260 con su combinación de balcones en "loggia" y ricas barandas metálicas y aber­turas de madera respondiendo a la expresión general.
En Rosario se hizo inteligente uso del revesti­miento de frentes con azulejos multicolores que remiten a escenas de tipo naturalista y contrapuntos lineales de sus componentes como son el caso de los tres paneles del primer piso en Mitre 431, o los bellos paños florales de Montevideo 1037 o Corrientes 927 de Virgili y Cisa. Pero quizás sea en el interior de los viejos prostíbulos de Pichin­cha o en la intimidad de los acoge­dores zaguanes familiares disemi­nados por la ciudad, en donde se pueda gozar de la belleza y variedad de los azulejos Art Nouveau, casi siempre fabricados en Inglaterra.
En cuanto a un ejemplo de cómo la tipología de frente italianizante es renovado con la aplicación deco­rativa de los "latigazos" combina­dos con motivos florales, quizás el más acabado se encuentre en La-prida 841, o en el grupo escultórico que articula la esquina de Co-mentes y Santa Fe, en la antigua sede del Jockey Club, luego "Hotel Roma", hoy sometido a trabajos de reciclaje, con respecto de la casi totalidad de su fachada original.
El ya citado Gaetano Rezzara, aporta también la vivienda de Ur­quiza 1285 (hoy oficinas), con in­teresante juego de motivos del es­tilo en su fachada. En Rosario se hizo inteligente uso del revesti­miento de frentes con azulejos multicolores que remiten a escenas de tipo naturalista y contrapuntos lineales de sus componentes como son el caso de los tres paneles del primer piso en Mitre 431, o los bellos paños florales de Montevideo 1037 o Corrientes 927 de Virgili y Cisa. Pero quizás sea en el interior de los viejos prostíbulos de Pichin­cha o en la intimidad de los acoge­dores zaguanes familiares disemi­nados por la ciudad, en donde se pueda gozar de la belleza y variedad de los azulejos Art Nouveau, casi siempre fabricados en Inglaterra.
En cuanto a un ejemplo de cómo la tipología de frente italianizante es renovado con la aplicación deco­rativa de los "latigazos" combina­dos con motivos florales, quizás el más acabado se encuentre en Laprida 841, o en el grupo escultórico que articula la esquina de Corrientes y Santa Fe, en la antigua sede del Jockey Club, luego "Hotel Roma", hoy sometido a trabajos de reciclaje, con respecto de la casi totalidad de su fachada original.
También detectando bellos ros­tros femeninos insertados compo­sitivamente en frentes donde el estilo está presente puntualmente sólo por ellos, como el caso de la esquina noreste de Corrientes y Catamarca. Otros elementos aisla­dos dan cuenta de la presencia del estilo: el picaporte o la boca para cartas de alguna puerta exterior, una puerta cancel, alguna baranda solitaria, los azulejos del baño o la cocina...
Fuente: extraído de la revista “Rosario, Historia de aquí a la vuelta  Fascículo Nº 23 .  De Abril 1993. Autor: José Mario Bonacci