viernes, 14 de septiembre de 2012

ALGUNOS EPISIDIO DE LA CIUDAD DE ROSARIO


POR Héctor Nicolás Zinni

A instancias de algunos amigos que me pidieron escribir una segunda parte de mi libro Barrios de Tango, he vuelto sobre aquellos pasos y aunque todavía queda mucha tela para cortar, espero haber cumplido con este volumen en algo de lo solicitado y en un poco más de lo mucho que le debemos en materia de narrativa histórica a nuestra ciudad.
1906: Un pasado poblado de hombres que vestían levita y mujeres que nunca salían sin sombrero. En aquel pasado que no necesariamente era mejor pero sí más pintoresco, ubicamos a La Bola de Nieve, edificio enclavado en la esquina SE de las calles Córdoba y Laprida y que es el primero en altura que hacia este año posee Rosario. Obra del arquitecto francés Le Monnier, en su interior funciona una empresa que capta fondos particulares los que, posteriormente, serán destinados a la construcción de edificios.
Ligado a soluciones tecnológicas nuevas como la electricidad y los ascensores, también propone La Bola de Nieve nuevas formas de habitar, rompiendo con el ayer en una abierta explicitación de modernidad. Es el primer edificio en altura —el 2do. se alzará un año después en la esquina SE de las calles Córdoba y Corrientes— y, junto a una organización arquitectónica también desacostumbrada, pronto se convertirá en un innegable estímulo publicitario. La atracción que supone el remate de la cúpula, consistente en una figurativa enorme bola de nieve, despierta la curiosidad de los paseantes, como sucedía con mis abuelos, quienes solían ir a observar aquel remedo y a admirar la construcción de La Bola de Nieve en compañía de toda la familia.
Enfrente, el cuadrilátero de la Plaza 25 de Mayo, y por la misma vereda de La Bola de Nieve, en la esquina SO de Córdoba y Buenos Aires, la Jefatura Política, que en la media noche del 29 de julio de 1893 había sido atacada por revolucionarios acribillando su frente a balazos e izado al tope de su mástil la bandera roja y blanca de la Unión Cívica Radical. Tres años después finalizarían las obras del aledaño Palacio Municipal en las calles Buenos Aires y Santa Fe, que habría de inaugurarse en 1898 sin los leones de la entrada que vendrían mucho después, bajo el mandato del intendente Luis Lamas, aquel que entre otras cosas hizo el Parque Independencia.
En 1906, casi veinte años han pasado desde que el arquitecto italiano Juan B. Arnaldi llevara adelante la reedificación de las torres y la construcción de la cúpula y el crucero en la Iglesia Catedral, levantada a la vera del palacio Municipal en el mismo lugar donde, en 1834, fuera demolida la antigua capilla para dar lugar a la iglesia que proyectara el arquitecto norteamericano Timoteo Guillón, con las posteriores modificaciones a que hacemos referencia.
Rosario, con alrededor de 90.000 almas sigue, afanosa, en busca de su destino de grandeza, caracterizado por su movimiento portuario y ferrocarrilero que se irá imponiendo de manera vertiginosa con el transcurso de los años hasta llegar a su apogeo en la década de los '30. Las calles céntricas con su ajetreo diario, con sus instituciones, bancos, Bolsa, mercados de carnes y frutos del país, viven y se desenvuelven festoneadas por negocios de todo tipo entre los que se cuentan bares, cafés, confiterías, panaderías, tiendas, joyerías, almacenes, sastrerías, relojerías, mueblerías, etc.
En contraste existen los tranquilos barrios de extramuros, como La Tablada, cuyas viviendas apenas llegan al bulevar 27 de Febrero, encontrándose más al sur los primeros establecimientos de la zona: el Matadero, desde el año 1876; el Asilo de Mendigos y Dementes, que data de 1889; el Buen Pastor, inaugurado en 1896 y el San Vicente de Paul en 1899, le dan una característica marginal al barrio que en estos momentos está en formación.
La Tablada, quien con los años llegará a llamarse General San Martín, remonta su origen al año 1774 —época del Virreynato del Río de La Plata— y se ubica en un sitio donde funcionaba La Posta del Rosario de los Arroyos, delimitada por las actuales calles Colón, Virasoro, Alem y 27 de Febrero, zona de terreno elevada que la mantiene alejada de las inundaciones, además de ser vínculo con el servicio postal o correo, que se realiza a caballo uniendo a la ciudad de Buenos Aires con la de Asunción del Para­guay, pasando por Santa Fe, Corrientes y Misiones.
Como hacia 1874, el límite sur de la zona urbanizada de la ciudad era aproximadamente el bulevar 27 de Febrero, a partir de ese límite hacia el sur el lugar se consideró un área de servicios marginales, de ahí la instalación del matadero y los asilos. Diez años después, un señor de apellido Mayoral plantaba, cinco cuadras al sur del matadero en lo que después será calle Centeno, una curtiembre, casi lindera con la barranca, construyendo el nombrado, además, algunas viviendas, independientes unas de otras, pero en el perímetro de su establecimiento. Vinieron otras industrias y aumentó la población, surgiendo el Barrio Villa Manuelita, porque la esposa de Cayetano Rodríguez —sucesor de Mayoral—, doña Manuela, se encargaría de alquilar las casas —unas catorce— que había levantado a su vez Rodríguez, antes de pasar a mejor vida.
El posterior crecimiento del Barrio Tablada estará signado por dos estaciones de trenes y cinco líneas de distintos ferrocarriles. En efecto, desde 1890 funciona la estación del Ferrocarril Córdoba-Rosario, en la intersección de bulevar 27 de Febrero y la calle 25 de Diciembre —antes Mensajerías y posteriormente Juan Manuel de Rosas—: en 1912 se habilitará la línea que habrá de unir Rosario con Buenos Aires; en 1913 se autorizará a la empresa del Ferrocarril Central Córdoba a administrar toda la red bajo su nombre; en 1925 se levantará la estación que perdurará en el tiempo y en 1936 el Ferrocarril Córdoba y Rosario habrá de transferirse a la Compañía Central Córdoba.
En 1908, se inaugurará la estación del Ferrocarril Compañía General de la Provincia de Buenos Aires en calle San Martín, entre Virasoro y Rueda, sitio que años después será asiento de la Gendarmería Nacional. Pero, dentro de Tablada surge una extensión de Villa Manuelita. En los alrededores del basural existente en los comienzos de la calle Ayolas hacia el río Paraná, comienza a radicarse gente dedicada al cirujeo. Los ranchos que habitan son de adobe y otros elementos. Con los desperdicios llegan a criarse cerdos, al margen de disposiciones municipales que lo prohiben.
Uno de los cirujas, quizás el más famoso, será Jesús Pérez, un inmigrante español que lentamente irá progresando hasta convertirse en chatarrero. En 1925 conseguirá ser el concesionario elegido por la municipalidad para explotar la basura durante treinta años. Paralelamente a esta actividad será comerciante y exportador de grasa y huesos durante la época de la Segunda Guerra Mundial, cuando este tipo de productos tiene una gran demanda en el exterior.
Este hombre construirá el edificio de la Escuela Juan José Paso en Gaboto 22 bis, vendido posteriormente a la provincia, y también el de la Escuela Justo Deheza, conocida popularmente como La Basurita, ya que era lindante con el basurero municipal. Finalmente, Jesús Pérez en sociedad con su esposa, Eloísa Cortes, constituyó la compañía inmobiliaria Pérez Cortés, dedicándose a la compra y urbanización de varios terrenos de la zona. Es así como el barrio ubicado entre las calles Grandoli, Esteban de Luca, Gutiérrez y Castro Barros, llevará el nombre de Barrio Pérez.
A la hora de nombrar las pasiones de este barrio no se puede dejar de lado el Club Central Córdoba, que es creado en este 1906 el 20 de octubre, aunque según afirma el historiador Jorge Malla en su libro El barrio La Tablada y los orígenes de la Biblioteca C. C- Vigil. existen versiones que relacionan la creación del club con la inquietud de los vecinos de la estación' ferroviaria Córdoba y Rosario, un año antes.
La primera denominación que  recibe es la de Córdoba and Rosario Rail way Ath-letic Club, siendo sede la propia estación de 27 de Febrero y 25 de Diciembre. Seinstala la cancha de fútbol en las calles Viamonte, Ocampo, Buenos Aires y Laprida. pero poco después se trasladará a la avenida San Martín y Virasoro. De allí saldrán jugadores como Gabino Sosa, Vicente de la Mata, Waldino Aguirre, Juan Holberg otros tantos que habrán de pasear su estilo por otras instituciones del fútbol nacionaL Otro de los famosos que habitaron La Tablada habrá de llamarse Amelio Piceda. quien será acordeonista, campeón de box, tintorero y concejal. Nacido en el Chaco e-1917, fundará junto a sus hermanos el Chaqueño Boxing Club, en 1ro.de Mayo y Alem. Su debut como profesional se verificará en 1939 y en 1944 se consagrar campeón argentino de peso mediano retirándose a los 32 años sin haber perdido la corona.
Y aquí doy por finalizado este introito, no sin antes manifestar que, como en Barrios de Tango, he recurrido en parte a trabajos publicados en el diario La Capital quien convocara oportunamente a los vecinos de esta ciudad para el aporte de datos sobre los barrios rosarinos. Súmanse a la lista de reconocimientos de mi libro anterior, los nombres de Victorio Sottomano, Pedro Roldan, Aquiles Córdoba, Eduardo Piccolo, Adolfo Wojcicki, José Malla, Roberto Guerini, Pablo Florio, Jorge Morales, Jorge M. Bonacci y Héctor Ferreyra.

Fuente: Extraído del libro “ Barrios de Tango y otras yerbas”(es la Introducción  del mencionado libro del Autor: Héctor Nicolás Zinni. Ediciones del Viejo Almacén  Año 1997.-