jueves, 6 de octubre de 2011

Alberdi y Rosario: Admiración mutua La ciudad como resguardo de los ideales de Mayo


Por Miguel A. De Marco (h)

José N. Puccio, en el momento de elegir el nombre del pueblo que fundaría lindero a Rosario, pensó en la deuda de gratitud que el país tenía con Juan Bautista Alberdi. El 6 de agosto de 1876, le escribió manifestándole su propósito y ofreciéndole la manzana número 23, donde el general Justo José de Urquiza había instalado su cuartel general en la campaña contra Juan Manuel de Rosas, en 1852.
 Alberdi, le contestó al año siguiente desde Saint André de Fontenay, donde se encontraba recluido en Francia, agradeciéndole la iniciativa y afirmando: "Si hubiera estado en mi mano elegir el pueblo que ha de llevar mi nombre, no lo había colocado en otro sitio que a orillas del Paraná, en Santa Fe, la llave de oro de los futuros destinos de nuestra República, en mi manera de entender su desarrollo ulterior, social y comercial".

La revista "Rosario, su historia y región" en distintas oportunidades se ha referido a este tema, específicamente a través del artículo de Miguel Ángel De Marco "José Nicolás Puccio y su admiración por Alberdi" (N.4 de abril de 2001), y "Alberdi y Rosario", de Julio Chiappini (N.71 de febrero de 2009). Chiappini, autor de la obra "Juan Bautista Alberdi. Biografía", editorial Zeus, Rosario, 2008, destaca en su artículo que Rosario fue quizás el primer lugar donde se tributó un monumento en su homenaje. Por ley provincial santafesina N° 1899 del 29 de junio de 1917 se autorizó a la comisión de fomentó de Alberdi, a levantar en la plaza pública un monumento en su memo­ria, obra del escultor Herminio Blotta.
La valoración y el tributo de homenaje al autor de las "Bases", se manifiesta en la nomenclatura urbana rosarina, además del nombre de uno de sus más populosos y tradicionales barrios, con su plaza y monumento, en una avenida principal, en la denominación de una escuela secundaria, en un hospital municipal, dos clubes, y en diversas instituciones académicas, culturales y sociales.

No es común que esta publicación, que enfatiza visualmente en el rescate del patrimonio identitario local, destine su tapa a personalidades del siglo XIX. Sin embargo, Rosario es en cierta manera obra del pensamiento alberdiano, que además cobra especial dimensión en este año del bicentenario de la Patria. Cuando en 1839, dedicó su "Crónica  Dramática de la Revolución de Mayo" a los sublevados del Río Grande que acababan de proclamar el ideal republicano en Brasil, América del Sur ofrecía en esos momentos el aspecto de un vasto campo de batallas por las guerras civiles donde el impulso emancipador parecía haberse consumido en guerras interiores y tiranías vernáculas. Alberdi, sin embargo, intentó con su pluma y acción resucitar los grandes principios y fines, y el espíritu libertador que animó a los hombres de 1810. Alberdi es también entonces símbolo de la resistencia contra todo intento de regresión al orden. No se cansó de destacar que la Revolución de Mayo señalaba para las futuras generaciones finalidades mucho más importantes que las meramente políticas, porque la Emancipación implicaba el desafío de que la patria integrada al mundo tuviera "una literatura, una' industria, una legislación, en definitiva una cultura propia".*

Fuente: Artículo publicado en la Revista “Rosario, su Historia y Región.  Fascículo Nº 87 de Julio  de 2010