martes, 5 de septiembre de 2023

Perón ¿ Moria en Madrid? 12

 



Las seis grados de temperatura, aunque con cielo limpio y despejado, convertían al mediodía madrileño en una dura jornada para los turistas poco habituados al clima de la capital española. No menos duras y trabajosas fueron las antesalas para arribar finalmente a la austera oficina no exenta de elegancia, en el sexto piso de la famosa Gran Via —la avenida José Antonio—, donde recibe habitualmente a la gran cantidad de amigos, periodistas, ex funcionarios y politicos de todo calibre, el eficiente José López Rega, colaborador de Perón en su exilio hispano

Con una cordialidad nada afectada, aunque en términos muy claros, López Rega -.estableció, aún antes que la conversación previa con él entrara en carriles mayores, que salud del general era excelente y que el episodio de su malestar renal, atendido en la barcelonesa de la Fundación Puigvert, no había alterado en absoluto su ritmo de trabajo y su excelente buen humor. No obstante, los médicos habían aconsejado, prohibieron, en realidad, recalcó. que el general reciba visitas o conceda audiencias, por un período entonces no fijado de tiempo, a fin de permitirle recuperarse totalmente de sus molestias.

12 El articulo tiene al siguiente encabezado. "En momentos en que, en el Río de ia Plata. arreciaban los rumores sobre una supuesta enfermedad incurable que acecharía a Juan Domingo Perón, el jefe de Redacción de BOOM, Rodolfo Vinacua era recibido en la cómoda residencia madrileña de Puerta de Hierro por el ex presidente argentino. Dos horas de charla informal ocuparon la primera entrevista periodística concedida ocuparon la declaraciones políticas ni tomar fotografías profesionales ( “ la política española vigila”) fue hábilmente obviada por el enviado especial de BOOM quien logró obtener del general en el exilo comentarios bastantes comprometidos El Informe es el siguiente" (N de: E.)



BOOM había ya detectado para ese entonces los primeros síntomas de una ola de rumores que ganaría impensadamente la calle en Buenos Aires y Montevideo, afirmando rotundamente enfermedad incurable para el ex presidente argentino, desahuciado por los médicos en Barcelona. Era preciso, entonces, constatar frente a frente la comentada decadencia física del general, chequear su estado de ánimo, hablar con Perón.

Pese a la excusa de López Rega, que insistía en aducir razones de salud para la no posibilidad de audiencias, algunas fuentes españolas razonaban que una fuerte advertencia de las autoridades recordando al general su condición de asilado político, y la prohibición de efectuar declaraciones que puedan lesionar las relaciones con el gobierno argentino, explicarían con más certeza esa renuencia a conceder entrevistas periodísticas por parte de ia residencia de Puerta de Hierro.

La versión de un colega madrileño no parecía estar, tampoco, demasiado alejada de la realidad: "Aunque tal vez no haya sido el cuidado por preservar sin mella las actuales buenas relaciones entre Madrid y Buenos Aires el que determinó la posible intervención de las autoridades españolas en tal sentido. sino más bien el hecho de que las recientes declaraciones de Perón a un periodista rioplatense habrían irritado a la embajada norteamericana", era su rotunda aseveración, Según ésta, funcionarios de la embajada de Estados Unidos presionaron a los de la Argentina, quienes! a su vez. habrían solicitado al gobierno español que recordara al ex presidente las condiciones estrictas que limitan la actividad de los asilados políticos.

Naturalmente, todo esto se afirma en el terreno de la mera conjetura, ya que difícilmente podría saberse más en medio en el que los diarios asombrarían al lecto-y argentino por la pobreza de su información.

De poco puede enterarse uno de los diarios de Madrid, aunque el deporte, represión al tráfico de drogas y los comentarios sobre el affaire Matese, un escándal _ financiero-político en el que midieron sus fuerzas el Opus Dei y la Falange, suelen ocupar algunas páginas.

José López Rega manifestó finalmente que haría lo posible por facilitar una entre- vista, luego de IMIOS días de reposo del general, y con la clara advertencia de que habría declaraciones políticas de ninguna naturaleza ni se aceptaría la presencia de fotógrafos profesionales. Pocos días después, cumpliría su palabra, Las puertas de Puerta de Hierro estaban, ahora, a pocas pasos.


Fuente: Extraído del Libro " BOOM La revista de Rosario Antología". Edición de Osvaldo Aguirre. La Chicago Editoria. Año 2013