miércoles, 17 de mayo de 2023

Tres canalladas presidenciales



Por Javier Armentano y Roberto Caferra

Los presidentes de la pasión

1-Abel Montes

EL PRESIDENTE GUERRERO


*¿Compraste el purgante, Abel?

'Por supuesto muchachos, mañana es el día.

El 11 de junio de 1950 Central enfrentaba a Ñuls en el parque. Durante la semana previa los ánimos contagiaban su ansiedad. Algunos días antes, el técnico Fermín Lecea había recibido una fuerte presión del presidente del club Abel Montes. Si bien tenían una relación afectiva y de respeto, los antecedentes no servían de nada.

•Si no ganamos, te cuelgo de las bolas

*No se preocupe don Abel, hasta el empate le doy. Si no ganamos usted me cuelga de donde quiera...

El presidente valoraba la confianza de L.ecea pero no alcanzaba. Por eso reunió a Alejandro Mur, Eduardo L'Epíscopo, Alfredo Pérez y el Torito Aguirre para darles una arenga victoriosa. Don Abel, además de presidente de Central, era diputado nacional. Un militante peronista amigo de Hugo del Carril, Cámpora y hasta del General y Eva Perón. Y esa condición, «peronista y de Central» permitía imprimirle al discurso un aire de combate y resistencia contra la oligarquía de la ciudad encarnada en Ñuls.

•Ustedes van a permitir que esos leprosos nos digan a cómo se juega al fútbol. ¿Mur, a usted le van a enseñar cómo llevar el balón hacia el área y darle servido el gol a un peronista del pueblo y argentino como Waidino Aguirre?

La mirada de los jugadores canallas flaqueaba ante las duras y tensas pupilas de don Abel. Allí el discurso sobre la valentía popular, la identificación de Central y Perón en tiempos donde el General intentaba luchar contra las desigualdades.

Sin embargo tanto protocolo se quebró sobre el final.

En fin muchachos, éste es un partido importante, si pierden los cago a patadas yo mismo...

Después de hablar con el técnico y con los referentes del plantel, Montes llamó a sus amigos de toda la vida y les dijo.

Muchachos, el sábalo a la noche nos vemos en el hipódromo...

Y allí se encontraron a las 22 horas del 10 de junio, cuando el frío del otoño se ha cía sentir. Eran cinco canallas juntos a don Abel, quienes bebían de parados unas ginebritas. En la noche poca gente daba vueltas por allí pero como eran amigos de los cuidadores, no había ningún problema.

Don Abel repartió purgantes para todos y a los pocos minutos, sin poder detener el efecto intestinal, defecaron sobre unos diarios.

•Vamos muchachos, vamos ahora- ordenó el presidente Montes.

Y fueron en la medianoche.

Caminando entre los árboles del parque Independencia se acercaron a las ventanillas, donde se expendían boletos y desparramaron-entre los barrotes el producto de la evacuación de los intestinos.

•Vamos muchachos bien desparramada, para este chiquero- arengaba don Abel.

-Mierda pura de canallas...- gritaban sus amigos- Sin embargo algo faltaba y no se conformaron con eso. Volvieron al hipódromo, se metieron en algunas caballerizas y juntaron unos buenos kilos de bosta de caballos. Volvieron a la cancha de Ñuls, distribuyeron con generosidad la bosta y al final los muchachos le mearon las paredes.

•Central gana. Mañana ganamos- pronosticó satisfecho el diputado.

Al día siguiente y cuando faltaban 12 minutos para terminar el partido L'Epíscopo pone el 4 a 3 a favor de Central. El torito había hecho dos goles. La fiesta fue completa. En la platea los directivos de Central sonreían. Entre ellos don Abel, quien se acarició el estómago agradeciendole sus efectos.

El fin de una historia que, si bien uno intuye cierta, no ha encontrado testigos directos que la corroboren.


2 -Víctor José Vesco

UN FESTEJO CON CHAMPAGNE


Sin duda Víctor Vesco es el presidente de los campeonatos. Entre otros motes que pueda recibir. Algunos más galantes que otros. Sin embargo el episodio que lo convirtió en un provocador canalla se recuerda en la primavera de 1988.

•Vamos, escribano, vamos- le dijeron a Vesco una noche donde se intuía fiesta y carnaval.

•Esperá, que saco el champagne de la heladera, así lo llevamos- contestó.

Estaban alegres. Borrachos por una victoria anhelada.

Minutos antes de la medianoche del miércoles 26 de octubre de 1988, el directivo canalla fue llevado por sus amigos hacia la esquina de Corrientes y Córdoba para festejar la derrota de Ñuls frente a Nacional en Montevideo por la final de la Copa Libertadores de América.

Vesco apareció por allí y la multitud gozó vio en él un reflejo.

Lo pusieron de andas y con una copa llena de champagne Duc de Saint Remy se brindó por la derrota leprosa.

La imagen de Vesco festejando la caída rojinegra dio vuelta por todo el país y hasta cruzó a Montevideo.

«Inusual festejo del triunfo de Nacional. El presidente del club argentino Rosario Central, festejó con champagne la derrota de sus clásicos rivales Ñuls oíd Boys», dijo el locutor del noticiero de un canal montevideano mientras se veían imágenes de Vesco rodeado de una multitud.

Tiempos lejanos donde algunos estaban a la altura de las necesidades canallas. La provocación, la ambición deportiva y la cultura canalla.


3 -Antonio Rodenas

EL HEROE DEL GIGANTE


En los primeros años de la década del 70 el gigante de Arroyito estaba en su etapa final de construcción. Aun faltaban el 30 por ciento de las obras y las alicaídas arcas canallas no permitían terminarlo.

Sin embargo la estrategia de don Tito Rodenas era el alimento de las fantasías centralistas.

Por justicia, historia, identidad y sesgo popular el estadio de Central debía ser declarado subsede del Mundial 1978. Y de esta manera Central podía acceder a un crédito blando para remodelar sus instalaciones.

La misión era convertir al Gigante en un estadio acorde a las exigencias internacionales.

Y desde sus plateas poder gozar los partidos del Mundial. Pero fundamentalmente lograr el marco adecuado para el gozar los colores auriazules.

El encargado de la misión era don Rodenas, gallardo espadachín del concepto canalla.

El contingente de alemanes y otros extranjeros, directivos de la Fifa, llegó a Rosario acompañado del presidente de la AFA y otras autoridades.

En la municipalidad hubo un agasajo donde se iba a debatir la importancia institucional de ser subsede.

La opinión del intendente ser imparcial. La presión canalla estaba dispuesta a cualquier obstáculo.

En la intendencia rosarina había una maqueta que las autoridades de Ñuls había llevado para que las autoridades de Fifa vea cómo iba a quedar el estadio y que comodidades tenían sus adyacencias. En medio del agapé los platitos de sadwinch, los vasos de vino y gaseosa apoyados entre las tribuna de cartón de la maqueta hicieron que a lo pocos minutos poco quedara del proyecto presentado.

La recorrida por los estadios fue organizada con muchos detalles.

Primero ir a la cancha de Ñuls después para Arroyito. Los choferes que conducían los vehículos eran canallas y tenían órdenes precisas. Desde Santa Fe y Buenos Aires, ir por Santa Fe hasta Oroño y de Oroño derecho hasta el Parque.

Eran horas del mediodía.

El lento tránsito de los automóviles dieron la impresión a los alemanes de estar en una zona de alta congestión.

Cuando pasaron por la zona de los colegios apostados por Oroño la alarma se incrementó.

Autos en doble fila y una multitud en las inmediaciones lograron que la comitiva demore más de 30 minutos en recorrer sólo 25 cuadras. «Esto no es habitual», se esforzaron en argumentar los leprosos.

De allí velozmente para Arroyito, los choferes tomaron Avenida Godoy, Pellegrini, Avellaneda y de allí derecho al Gigante. Menos de diez minutos para recorrer casi 5 kilómetros.

«El aire del lugar, las grandes avenidas, el río litoraleño, este es una zona privilegiada», decía Rodenas en su castellano. Y mediante la traducción era asentida por los alemanes.

Mientras caminaban por Avellaneda don Tito se detuvo, tomó del brazo a la máxima autoridad de la comitiva y dijo.

•Mire usted el río Paraná, he aquí el canal más perfecto para la llegada al país de nuestros hermanos brasileños.

Desde Río de Janeiro vendrán en sus hoteles flotantes y apostarse justo enfrente del estadio. Que mayor comodidad para nuestros rivales, adversarios, amigos y hermanos.

El alemán lo miró y después de la traducción se llevó la mano al mentón y asintió con un leve meneo de su cabeza..

Semanas después el Estadio de Rosario Central fue declarado sub sede del Mundial 78.

Fuente. Extraído del Libro “ Canalladas” “ Historias de la pasión” - HomoSapiens ediciones. Año 2000