martes, 1 de febrero de 2022





Por Rafael Ielpi




Con Zof, aquel año 70 iba a transformarse en premonitorio: Central "araña" el título de campeón, pero debe jugar contra Boca en la "Bombonera". Se había convertido ya en un equipo temible por su vocación ofensiva y por el nivel de algunos jugadores que, como el "Chango" Gramajo, Poy, "Hijitus" Gómez, Bóveda, Landucci, Carrascosa, el "Chino" Messiano, o el "Pato" Colman ostentan un alto rendimiento, con picos como el triunfo en la totalidad de partidos jugados en Arroyito y tres victorias resonantes: dos contra el rival histórico (3 a 1 como local y 4 a 1 como visitante) y una contra Independiente por 4 a 0, en Avellaneda, con el "Chango" cuatro veces goleador, en una actuación elogiada por la crítica deportiva.

El 23 de diciembre de 1970, el partido contra Boca, que Central ganaba hasta diez minutos antes del final, termina 2 a 1 a favor de los primeros, con la cancha invadida por cientos de hinchas que se convirtieron en más de mil a medida que transcurrían los minutos. Al costado del césped, los intrusos alentaban, gritaban e insultaban, presionando a los jugadores y al árbitro Angel Coerezza, cuya permisividad se convertiría en abierto favoritismo.

Dos goles -el de Angel Rojas, que permitió un alargue y el de Coch, ya en el mismo- transformaron la esperanza legítima de Central en una dolorosa frustración. Tan dolorosa que ni siquiera se veía como un logro haber quedado subcampeones en esas anómalas condiciones. De todos modos, aquel equipo integrado por Quiroga, Fanessi, Carrascosa, González, Landucci, Correa, Messiano, Bóveda, Colman, Bustos, Poy, Gómez, Gramajo, iba a ser la base del primer título centralista.

Tres técnicos sucesivos demostraron en el Metropolitano del 71 lo irregular de la campaña: primero Zof, que sin embargo llevó al equipo a protagónizar un honroso papel en la Copa Libertadores, que disputara en su condición de subcampeón del año anterior; después Griguol, en forma interina, y finalmente, quien había sido un notable jugador y goleador y sería después un exitoso técnico: Angel Labruna. "Angelito", como se lo llamara cariñosamente -un fervoroso amante de las carreras de caballos- iba a insuflar a sus equipos una mentalidad ganadora que le daría, en su carrera, no pocas gratificaciones. Es con éste, y ya en el Nacional del mismo año, cuando los "canallas" saborean dos instancias igualmente festejadas.

La primera, eliminar a los "leprosos", en la semifinal, con la neutral imponencia del Estadio Monumental riverplatense como escenario, el 19 de diciembre, por 1 a O. El gol, una "palomita" de Aldo Pedro Poy que entraría en la mitología "canalla", sigue siendo hasta hoy, ya en el siglo XXI, parte de un festejo anual convocado por una insólita, pero no por ello menos apasionada institución: la OCAL, nacida originariamente como "Organización Canalla Anti Lepra", todo un símbolo de esa rivalidad que viene de tan lejos...

La segunda, retornar eufóricos a Rosario y derrotar a San Lorenzo de Almagro (¡y por si fuera poco en la cancha de Ñuls!), llevándose a Arroyito, por primera vez, el título de campeón del fútbol argentino. Los goles de Gramajo y Colman convirtieron en ajustado 2 a 1 lo que había comenzado siendo una derrota parcial y abrieron las compuertas a un festejo popular que no tenía precedentes en la ciudad. Los "canallas" no se olvidaron, en sus cánticos, de los viejos enemigos del Parque, e incluso de sus familiares: era la hora de las recordaciones tanto como de las dedicatorias…

Fuente; Extraído de la Revista Vida Cotidiana de 1960 a 2000