lunes, 14 de febrero de 2022

METROPOLITANO: CONFLICTO GENERAL Y EXIGENCIAS LOCALES



Por Andrés Bossio



Esa temporada de 1971 se inició con un nuevo conflicto entre AFA y Futbolistas Argentinos Agremiados ante la gencia afista de no permitir inscribir más de 20 contratos profesionales. Inclusive el encuentro adelantado para la televisión —que jugaron San Lorenzo de Almagro y Gimnasia y Esgrima— fue protagonizado por jugadores amateurs. Después vino el arreglo y la jornada dominguera contó con la presencia de los titulares de sus respectivos equipos.

Central encaró ese Metropolitano con la doble exigencia de atender el campeonato (19 equipos, todos contra todos, a dos ruedas y con 4 descensos —reducidos luego a 2—) y la Copa Libertadores. Contrariamente a lo que era habitual por esos tiempos, el equipo centralista no contó con grandes O numerosas incorporaciones, Ni una cosa ni la otra, Un solo jugador —de discreto desemepeño— fue incor- porado a préstamo: Aldo Villagra, puntero izquierdo de Boca Juniors. Por el contrario, de las tres incorporaciones santafesinas efectuadas el año anterior Central se desprendió de Agustín Balbuena —que pasó a Independiente— y rescindió cl contrato de Julio Correa. Vale decir, que encaró ambas competencias con los mismos jugadores, siendo el equipo titular más habitual el que integraba a Quiroga. Biasutto o Menutti en el arco; González, Fanesi, Mesiano y Carrascosa; Colman, Landucci y Gómez; Bóveda, Poy y Gramajo. Alternaban con ellos Pascutini—que se recuperó de una lesión que lo tuvo largo tiempo inactivo—, Pierucci y Daniel Killer en la defensa: Bustos, Zavagno y Solari en la línea de volantes; y en la delantera, Villagra, Troilo y un puntero que luego haría carrera en México, poseedor de un apellido que es sinónimo de Central: Carlos Silvio Fogel. Y en ese Metropolitano, al jugarse la 30º fecha (fue el 26 de agosto ante Huracán en Parque Patricios) hacía su debut reemplazando a Landucci un volante que se constituyó en el simbolo de aquel Central de entrega, fervor, lucha, sacrificio y rendimiento: Carlos Daniel Aimar.

Con esos hombres —repetimos, mirando más la Cora que el Metropolitano— Central inició el torneo con muy poco éxito. Recién en la 9: fecha, después de algún pálido empate y tres derrotas, consiguió el primer triunfo, que tuvo sabor a revancha: el 11 de abril, un mes después de la vergonzosa actitud boquense que beneficó a los peruanos y perjudicé ostensiblemente a Central, el equipo que dirigía por entonces el ex jugador José María Silvero llegó hasta Arroyito. Ganó cómodo el elenco de Zof por tres a cero, con goles de Villagra, Bustos y Landucci. No fue, sin embargo, un síntoma de recuperación. La campaña siguió siendo muy pobre. Los jugadores estaban pagando tributo al esfuerzo de un año pleno de compromiso y, en vísperas de cumplir. se la 17º fecha hubo renovación completa del cuerpo téc- nico. Se fueron Zof y Arostegui y se hicieron cargo en forma interina del plantel Carlos Timoteo Griguol y Santiago Aldana. Esa fecha, la penúltima de la primera rueda, marcaba en el programa el clásico entrentamiento con Newell's. Los rojinegros estaban cumpliendo una campaña opuesta a la de los auriazules; todo era alegría, brillo, buenos auspicios; y Marcos, Silva, Obberti, Zanabria y Bezerra —integrantes de un quinteto muy promocionado— llegaron a Arroyito acompañados de Fenoy, Montes, Héctor Martínez, Solórzano. Central los esperaba con un técnico “de apuro” y un equipo cansado, saturado. Pero ese 23 de mayo, Quiroga, González, Pascutini, Mesiano, Fanesi, Bustos, Landucci, Alberto Gómez, Bóveda, Poy y Gramajo frenaron al cuco, Hubo empate en dos, con goles centralistas de Bóveda y Poy. Con todo, la actuación de la primera rueda fue decepcionante ya que el equipo sólo reunió 15 puntos, superando únicamente a Huracán, Atlanta, Estudiantes y Platense. Por entonces seguía firme la decisión de los 4 descensos. Los directivos auriazules – buscaban un técnico con alma de campeón, con vocación de campeón. Mientras tanto, siguieron confiando en Griguol, que na los defraudó.

Fuente: Extraído de la colección Andrés Bossio