lunes, 29 de noviembre de 2021

EL SUEÑO YA ES REALIDAD: CENTRAL SUBCAMPEON Y A LA COPA

 

Por Andrés Bossio



El Nacional del '70 no empezó para Central junto al resto de los elencos. Es que justamente la primera fecha le tocó como rival a Estudiantes de La Plata que andaba por esos días jugando la final de la Copa Intercontinental con el Feyeznord de Holanda, Ásí es que los auriazules debutaron desastrosamente el 13 de setiembre en cancha de Bánfield, perdiendo por 4 a 1, con dos goles de Bedogni y uno de Pellegrini, ambos ex centralistas. Vino enseguida la recuperación en Arroyito ante Kimberley de Mar del Plata (3 a O, con tantos de Landucci, Bóveda y Alberto Gómez), y la fecha siguiente que marcaba el encuentro interzonal ante Newell's, otra vez como local. Con una excepcional actuación de Poy, Central ganó cómodo por 3 a 1, con dos tantos de Aldo y uno de Gramajo. Formó aquel día el equipo de Zof con Menutti; González, Pascutini, Fanessi y Carrascosa; Colman, Landucci y Gómez; Bóveda, Poy y Gramajo, reemplaza- do luego por Garello. Cabe apuntar que desde comienzos “e 1970 se implantó en el fútbol argentino la facultad de cambiar a dos futbolistas en cualquier momento del partido.

Tras esa victoria ante Newell's se afianzó en el equipo auriazul la certeza de que es- taba en condiciones de pelear de igual a igual con cualquiera de sus oponentes y en cual- quier cancha. Zof supo inculcar en sus futbolistas —-de muy buenas condiciones por cierto— esa confianza ganadora que nace de objetivos mucho más ambiciosos que los que se habían impuesto los técnicos anteriores. Y es así como Central, pocos días después y en un encuentro memorable que todo el país vio por televisión, visitó a independiente en cancha de Racing. Fue un partido inolvidable, con estos actores: por los rojos, Santoro; Comisso, Monges, Bertolotti y Semenewicz; Pastoriza y Raimondo; Bernao, Yazalde, Maglioni y Tarabini. Y por Central: Menutti; González, Pascutini, Fanesi y Carrascosa; Colman, Landucci y Go- mez; Bóveda, Poy (después Troilo) y Gramajo (luego Bustos). Al minuto ya ganaba Independiente 1 a O con gol de Yazalde. Pero el Chango Gramajo empató enseguida y cerca del final puso en ganancia a Central. Sobre la hora, un penal le permitió a Tarabini igualar para los rojos. En el arranque del segundo tiempo y contra todos los pronósticos, Central borró a Independiente del campo de juego. Cada pelota jugada desde el medio por Landucci, Poy o '“Hijitus”” Gómez era una puñalada para la defensa de los rojos, impotente para contener a Bóveda y a Gramajo. Justamente el Chango —en actuación consagratoria— en dos ocasiones y el formoseño en la restante, le dieron una ventaja decisiva que pudo acortar sobre la hora nuevamente Tarabini, otra vez de penal.

Fue la mejor producción centralista del año y, de hecho, la plataforma de lanzamiento de un nuevo esquema juego, de una nueva centralista, en las aquella mezquidad ( que a veces logró resultados positivos) que le impusieron Ignomirielo y Sívori. Ese partido con Independiente se jugó el 2 de octubre. Y señalamos la fecha porque ese mismo mes, por los caprichos del infernal programa ideado por AFA, los auriazules debieron jugar nada menos que siete partidos (contando el pendiente de la primera rueda con Estudiantes) y sólo perdieron con Boca en la Bombonera en otro encuentro memorable: Hijitus Gomez y Gramajo pusieron a Ce- tral dos a cero arriba en primer tiempo; empató Rojitas en la segunda etapa y Coch dio el triunfo a los de la casa, en un anticipo o premonición de lo que sucedería dos mes después en el Monumental. Vino enseguida un lucido triunfo en San Juan, con una clase magistral y dos goles de Poy, un empate en Jujuy y al inicio de la segunda rueda con una derrota en La Plata ante Estudiantes.

Luego se le ganó a Bánfield y se empató en Mar del Plata, tras lo cual hubo que ir hasta el Parque, conde Newell`s aguardaba la revancha de ese amargo 3 a 1 de la primera rueda. Central tenía a varios jugadores lesionados, entre ellos Pascutini y González. Hubo que improvisar una defensa apta para parara la delantera ñulista (Marcos, Montes, Obberti, Zanabria y Becerra). Zof puso ese día a Menutti (se lesionó y tuvo que reemplazarlo durante el encuentro Chupete Quiroga); Pierucci, Fanesi, Landucci y Carrascosa; Colman, Bustos y Gómez: Bóveda, Poy y Gramajo. Fue una exhibición auriazul, con una tarde inspirada del Negro Bustos que, como improvisado volante defensivo se desató, se fue hacia el arco de Fenoy y conquistó dos tantos; los otros dos —-para un 4 a 1 lapidario— los hizo Gramajo.

Central estaba entre los grandes, lideraba su zona, le ganó en la revancha a Independiente y sólo perdió de allí en más con Vélez que luchaba por conseguir un puesto para las finales. La antepenúltima vino Boca a Arroyito; los dos se jugaba el resto para llegar a las finales con Vélez muy cerca. Hubo record de recaudación. El Flaco Landucci anotó en el primer tiempo y Norberto Madurga empató en el segundo. Apareció otra vez el Maestro Aldo Pedro Poy, conquistó dos tantos con su sello de distinción; Central estaba en la punta junto a su vencido y Vélez seguía a un punto de ambos. Había que ganar los dos partidos siguientes. Y en esos dos partidos otra vez el talento y la capacidad de Poy tuvieron trascendencia para definir ambos pleitos en favor de Central. Primero fue en San Juan donde Central consiguió una trabajosa victoria por 2 a 1. Miles de aficionados auriazules habían copado el estadio cuyano: el retorno a Rosario (Vélez perdió el mismo día en Jujuy y debía vérselas en la última fecha con Estudiantes en tanto Central recibía a los jujeños en Arroyito) fue triunfal. Ya nadie dudaba de que los auriazules estaban en las semifinales. Hubo una multitud en el aeropuerto esperando a los jugadores cuyo símbolo fue ese día desde allí hasta siempre por largos años— Aldo Poy.



Pero tres días más tarde, con el estadio centralista repleto de fervorosos canallas. vino Gimnasia y Esgrima de Jujuy. Y casi se frustra el gran carnaval espontáneamente preparado por infinidad de papelitos, gallardetes, gorros, banderas, banderines y estandartes con los colores de la institución. Tras un comienzo para el delirio auriazul —goles con- vertidos por Mesiano, Landucci y Bóveda— vino la inquietud primero, el asombro después: Herrera y Quevedo —dos veces— pusieron un insólito 3 a 3; faltaban sólo quince minutos y había que ganar, Una vez más, alentados por el ensordecedor grito de “Central Campeón” y “Dale, dale, campeón” — incorporado ese año a la mitología canalla— Aldo puso las cosas en su lugar con un gol largamente festejado. Central estaba ya en semifinales del certamen Nacional. Un paso más y el campeonato.

Central ganó su grupo y Boca quedó segundo. Los boquenses debieron enfrentar al puntero de la otra-sección — Chacarita— a quien ganaron 2 a 0. Central jugó con Gimnasia y Esgrima La Plata, club que mantuvo un conflicto con sus jugadores y presentó —en el Parque Independencia— la tercera división. Ganó fácil Central 3 a 0, con tantos de Landucci, Bustos y Poy. Este partido tuvo una alternativa interesante, que vale la pena referir. La reglamentación establecía para este tipo de encuentros definitorios un escenario neutral: para la AFA, escenarios neutrales eran por entonces las canchas de River, Boca o las de Avellaneda.

Central —a través de la gestión de Vesco y Rodenas principalmente —logró dejar sentado un precedente reglamentario: cuando uno de los participantes tuviera su sede fuera del radio de la Capital Federal, se sortearía también la ciudad, anticipándose que Central sólo podría ser local —de ganar el primer sorteo— en cancha de Newell´s y Gimnasia, en su caso, en el de Estudiantes. Ganó Central en el sorteo y en la cancha. Una gran hazaña se había cumplido: el elenco auriazul estaba ya en la Copa Libertadores de América. Faltaba un solo eslabón y la cadena estaría completa.

Fuente: Extraído de la colección Andrés Bossio