Nombre y Apellido: Victor Rogelio Ramos
Nació 4/9/1958 en Rosario
Jugó: 253 partidos entre 1978-1984 y 1987-1989
Goles:104 ( 5 a Central)
Título: 1 (1987-/88)
Una máquina de hacer goles. Delantero veloz y picante que fue el máximo artillero en el Metropolitano 83 y en la historia del club.
No muchos lo saben, pero el ojo clínico del ya legendario Jorge Griffa le dio a Newell's, a mediados de los años 70, un capítulo más de su rica historia como escuela de cracks. En esos tiempos había llegado a las Inferiores un jovencito llamado Víctor Rogelio Ramos, que se desempeñaba como volante ofensivo. También le tocaba ocasionalmente el ida y vuelta por las bandas. Sin embargo, el coordinador de juveniles le vio talento para generar espacios y definir situaciones, por lo que lo probó como delantero. Comenzó así la leyenda del hombre que más veces gritó con la casaca rojinegra. Condorito debutó a los 20 años, el 14 de septiembre de 1978, frente a Huracán en Parque Patricios. En su etapa como DT, Yudica lo alternó como centroatacante o puntero derecho, formando sociedades junto a Yazalde y Santamaría, a quien Víctor había admirado como hincha cuando era adolescente. Jugador de baja estatura y gran explosión como(acompañada de potentes piernas para el remate), Ramos sorprendía con gambetas cortas y seguras. Comenzó a rendir casi de inmediato, pero su irrupción figura se dio en el Torneo Metropolitano de 1983, cuando finalizó al frente de la tabla de artilleros con 30 tantos y se ganó un lugar entre los grandes nombres del fútbol nacional. Bilardo lo premió citándolo para participar de la Copa América con la Selección Argentina, en la que jugó 10 partidos e hizo un gol. Un año más tarde decidió probar suerte en Europa y viajó a Francia. Jugó en Nantes y SC Toulon, pero muy pocas veces como titular. Retornó a Newell's en 1987, cuando coincidió con la vuelta del Piojo Yudica a la dirección técnica. Al final de la temporada siguiente dio la vuelta olímpica por única vez como leproso, armando un tridente letal con Almirón y Alfaro. Ese equipo quedó en la memoria por ser el primer campeón constituido íntegramente por jugadores de la cantera. Pese a su gran capacidad goleadora, nunca se había podido destapar en los clásicos. Pero la tarde del 13 de junio de 1989 cumplió con creces. Central empezó ganando 2-0 el partido que definía quién clasificaba a la Libertadores; Newell's lo emparejó por la aparición de un tal Gabriel Batistuta. Hasta que a los 38' del complemento, Ramos puso el 4-2 -luego terminaría 5 a 3-, estampando así su grito número 100 con la camiseta rojinegra y el quinto frente al rival de toda la vida.
Siempre me gustó llegar al gol. Representa lo más lindo del futbol. Es la Alegría del jugador y también de la gente.
Fuente: Extraído de la Revista de Colección “El Grafico”. Edición N.º 36 de Febrero de 2012.