El Instituto Español de Emigración, dependiente del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social del gobierno hispánico, se ha preocupado desde hace muchos años por "contribuir a mejorar la condición de los trabajadores en el extranjero", como menciona el propio Instituto en una publicación de 1983.
Un ejemplo de esa preocupación fue la firma, el 14 de abril de 1969, del convenio entre el gobierno español y el de nuestro país, sobre doble nacionalidad. De acuerdo con la legislación vigente, el ciudadano español que adquiere una nacionalidad extranjera no pierde por ello la originaria. Además, según la ley, son también españoles los hijos de madre o padre de esa nacionalidad, aun cuando hubieran nacido fuera de su país.
El fundamento de tales convenios de doble nacionalidad que establece España con los paises iberoamericanos es que éstos "aparecen como instrumentos de vínculos históricos, aunque a raíz de la promulgación de la Constitución sus efectos, aún subsistentes, se podrían alcanzar mediante la simple naturalización".
Esta política tendiente a establecer tratados de doble nacionalidad ha contribuido a que los españoles residentes en la Argentina no se sientan desvinculados de la patria de origen. Y también es una posibilidad que influye en la generación de los hijos de españoles nacidos aquí —también beneficiados en el mismo sentido— en el momento de elegir un país europeo para perfeccionar sus estudios y/o trabajar.
Esto último se torna especialmente valioso en momentos cruciales. como aconteció en el periodo 1974-1983 durante el cual (como es bien sabido) muchas personas tuvieron que emigrar para salvaguardar sus vidas. De manera similar, aunque menos dramática, es válido en momentos como el actual, de crisis económica y gran recesión, con un gran número de desocupados y subempleados, lo que hace que muchos jóvenes hijos de españoles soliciten la ciudadania hispánica y emprendan de vuelta el camino que otrora hicieran sus antepasados...
El Instituto Español de Emigración aludido lleva a cabo "actividades encaminadas a orientar, proteger y ayudar a los trabajadores emigrantes". Se preocupa especialmente brindando cursos de preparación ambiental y social de emigrantes, realizados previamente a su salida, y otros por correspondencia para los emigrados o residentes en el extranjero. (Instituto Español de Emigración, 1970).
Los lazos de la colectividad española con la patria lejana son, pues, sólidos y variados. Entre otras manifestaciones de ello se encuentran tanto las visitas de funcionarios hispanos como las que llevaran a cabo a Rosario los presidentes de comunidades autónomas como Navarra, Cataluña, País Vasco y Galicia, sucedidas entre 1984 y 1990.
Pero los vínculos no se reducen a la Instrumentación de reglamentaciones que contribuyen a mantener la conexión de la colectividad con la tierra natal ni a estas visitas llegadas desde España. También existen programas de viajes dirigidos de manera especial a los jóvenes, con la finalidad de que asistan a cursos de verano con una duración aproximada de un mes.
De ese modo, en la actualidad, aquella desmesura de la distancia que separaba a los inmigrantes de sus paisajes natales, se ha reducido sensiblemente por los modernísimos medios de transporte, por el desarrollo acelerado de los medios de comunicación masiva, etc. La antigua morriña, las saudades, la nostalgia de gallegos, andaluces, catalanes, vascos, asturianos, castellanos, y otros, sólo perdura, tal vez, en aquellos viejos inmigrantes que (a pesar de su definitiva integración a esta tierra y a esta ciudad) sienten permanente y vivo el lazo antiguo pero entrañable con su aldea, sus rías, sus olivares, sus puertos, sus alquerías, sus ciudades. Esas válidas raíces vuelven a cobrar aliento en celebraciones regionales, en aniversarios, en festejos y fiestas de la colectividad respectiva, renovando sentimientos y afectos a la tierra lejana…
Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, Historia de aquí a la vuelta”. Autora: Hilda Habichayn . De junio 1991.-