Por Javier Armentano- Roberto Caferra
Los militantes de la pasión
El hombre peina sus bigotes y canta en el medio del bar.
«. . .Ñuls old boys, Ñuis old boys, sos un club de mierderos, Ñuls oid boys, sos un pobre chiquero.
Un chiquero lleno de mierda amontonada.
Sos una caco, una gran cagada... Ñuis old boys sos la mugre primera.
ñuls old boys, sos un club de ramera. De leprosos, prostitutos y podridos. Te gritamos Ñuis old boys
Por atrás te la doy...»
Las estrofas llevan la misma melodía de la marcha de Central. El hombre pone su voz contra el pecho. Y canta. Cierra los ojos y entona el Himno que integrantes de la entonces Organización Canalla Anti Leprosa compusieron a mediados de 1960.
«. . .la mierda más preclara y olorosa, vergüenza dei Rosario futboiero, es esa institución guacho y piojosa, que junta a los más grande soreteros. La gloria más preciada y anhelada de todos los muchachos de la Ocal es ver a tu podrida ieprosada jugando en el torneo comercial.... »
Durante los años 60 el fútbol rosarino se mostraba en la mitad de la tabla. Había buenos jugadores y equipos sólidos, pero jugar en Buenos Aires se tornaba difícil. Árbitros muy parciales, el poder económico de los clubes porteños, la complicidad de la AFA, hacían difícil salir indenme a los clubes de Rosario, Santa Fe y Córdoba.
Sin embargo Ñuls se fue al descenso es 1960 y ascendió gracias a un perdón que AFA constituyó para ellos. La peor década de Ñuls, fue sin embargo, la que impulsó la conformación de la Ocal.
En 1964 el equipo que homenajea a isa Newell's salió último, sin ganar un solo par- tido y no se fue al descenso porque ese año se suspendieron.
Postales de una ciudad que marcaba crecimiento al ritmo del goce canalla y d sufrimiento leproso.
La Génesis
En los pasillos de los hospitales se respira los aromas de anestesias, linimentes y alcohol. Sus profesionales preservan la salud de los hombres, ese es el lema. Combaten enfermedades y cuidan de las mismas a pacientes con debilidades. Debaten en pasillos sobre las nuevas técnicas de curación. Y los temas se acumulan. No hay espacios para la distracción.
Sin embargo, coherente con esa militancia yen ese marco frie donde nació la Ocal. En medio de algodones, drogas curativas, y el bisturí del alma dispuesto a dar un corte salvador que extirpe el tumor mortal: La Lepra.
Los pediatras Ferrari del Se! y Juan Carlos Guida junto al visitador médico Luis Martorano, dedicaban una buena parte del día en combatir los efectos del malestar y la destrucción física.
Es cierto que el trío reconoce sus rasgos canallas.
Pero más que el amor a Central, los unía, el odio visceral contra Ñuls. Algo que a ellos movilizaba con una pulsión formidable.
«El solo hecho de existir molestaba. La presencia de Ñuls era una provocación al buen gusto. Qué distinta sería la vida si Ñuls no existiese. Qué lindo sería. Después nos dimos cuenta que combatir a oigo tan pe-queño era inútil», recuerda Luis Martorano.
La Ocal se formó instantáneamente. Sabían que junto a ellos el sentimiento anti lepra era compartido por un grupo gigante y masivo de rosarinos.
Y a ellos fueron.
En poco tiempo se redactó un estatuto, el decálogo, la marcha oficial y fueron apareciendo varias creaciones del cancionero de la Ocal.
Un tango en homenaje a Gramajo cuyas estrofas hablaban de un «gualicho seductor en la apilada del Chango...»
En ese tiempo creativo y militante la Organización necesitó de una estructura acorde a las exigencias del combate. Y para los fines y propósitos iniciáticos era necesario contar con un líder.
Quizás fue el brillo de sus ojos, o una casualidad, pero los miembros de la Ocal sucumbieron ante el que sería el Gran Lama.
Su voz, su potencia discursiva, su fundamentación histórica, su porte y vocación guerrera, su pluma ligera y profunda. Su seducción para convocar a las masas. «Es él. El elegido es él», dijeron de rodillas. «Muchachos esto es un chiste. No me asusten por favor», pidió el místico conductor.
«Él nos conmovió siempre y por eso es el Gran Lama que nosotros seguimos sin
discusión», dice el médico Ferrari de! Se!. Sin embargo la identidad del hombre que conduce los destinos de la Ocal es hasta el día de hoy un misterio.
Nadie, salvo un reducido grupo de hombres, privilegiados por cierto, sabe quién es el elegido.
«Nos sorprende muchas de las cosas que dice e imagina. Es un brillante estratega. Tiene un don especial. Es un hombre casi divino. Sospechamos que es el re-presentate en la tierra de fuerzas espirituales muy fuertes», condensa un miembro de la organización.
En aquellos tiempos eran común verlos en el restaurante «Copalo», del ex jugador canalla Portaluppi.
Allí celebraban las derrotas de Ñuls y la ausencia del club del parque en todos los
Nacionales. Recuerdan el reclasificatorio de 1967 que los salvó milagrosamente del descenso.
Después llega el 70, donde «los lepras>) mejoran su perfomance con aquel famoso equipo de Silva, Montes, Zanabria, Marcos, Oberti y Becerra, un conjunto totalmente importado, ninguno de los jugadores era de Rosario.
Pero no les sirvió para remontar un poco, aunque fue a fin de año Central quien llegó a la final con Boca y fue por primera vez a la Copa Libertadores.
La Ocal crece al ritmo de la pasión. Alocados transitan el fin del siglo XX bajo los designios de su Gran Lama.
El líder que lejos de discutirse se venera con euforia.
LA MILICIA OCALISTA
Pediatra y pendenciero
El doctor Eduardo Ferrari de! Se! es el representante directo de! Gran Lama. Una especie de Secretario Privado o Jefe de Gabinete. Un rol que lo eleva a ser el lazo entre la voz del líder y los discípulos. «Uno es esclavo de la filosofia ocalista. Y en eso sabemos que no hay otro menester posible que ser súbdito de tales axiomas», dijo alguna vez.
Hablar con él es enfrentarse al infinito. Uno intuye el inicio pero nunca el fin. Las historias que dispara con la ferocidad de un rebelde vietnamita se alojan en los más intimo de la pasión canalla pero también en evaluar los porqué del desprecio a la lepra.
Protagonista de la génesis de la Ocal, Ferrari de! Se! recuerda como si fuese hoy el día del inicio.
«Estábamos en la guardia médica de un sanatorio, Martes 13 de setiembre de 1966. Juan Carlos Guida y Luis Martorano estaban conmigo, nos cruzamos en el hall del Sanatorio Americano: Y hablamos de que la broca que le teníamos a Ñuls era más grande que el amor a Central. Ahí salió la idea de organizar la bronca antilepra».
Los primeros años hay adhesiones muy grandes. Recuerdo el doctor Roque Arnold, Pacienza y Mario Cresta. Muchos médicos. Y familiares de ellos. «Era hermoso reunirnos para poner palabras a nuestro sentimiento antilepra», recuerdo.
Dentro de la Organización es el que más recuerdos atesora en su historia. Narra con la paciencia de un docente los momentos más intensos de los primeros años de festejos: «cuando Ñuls no era nada».
«Los fracasos de Ñuls eran un buen estímulo para nosotros en los 60», asegura el pediatra. «Me acuerdo cuando vuelven del descenso en 1964 la primera fecha Central le gana por goleada en el chiquero 4 a 0. Y Ñuls ese campeonato sólo ganó un partido y de visitante. No ganó en su cancha en todo el torneo. Ese dato figura en las estadísticas increíbles del fútbol. Los leprosos fueron cada quince días al parque para ver perder o alo sumo empatar a su equipo».
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El pediatra es un voraz evangelizador canalla. Donde puede mete la cuchara ocalista para enderezar a niños que quizás duden sobre su camino deportivo. «No le falto el respeto a los padres de los pacientes. Si son de Ñuls los respeto pero me lamento. Lo miro al niño y ya descubro en él eso pena en su rostro. Quizás silo madre es canalla ese niño pueda en el período de lactancia descubrirla sensación canalla. Pero si es de Ñuls está condenado a injerir leche fría, que baja de ese pecho frío»
Vocero y bribón
«En la peor noche del año conocí lo eternidad», dijo lejano el hombre de finos
cabellos pelirrojos. Su nombre es José Vázquez y hace diecisiete años integra la Organización Canalla para América Latina. Pausado, toma un sorbo de té de hierbas cariocas y mira fijo a los ojos. Hombre raro y circunspecto, durante las tres horas que duró la entrevista parpadeó sólo unas pocas veces y eso se intuye como un gesto intimidante. «Cuando el buche del alma está lleno la muerte no significa nada», agregó acariciándose el mentón.
Eternidad, muerte, el buche del alma... ¿qué quiere decir?
*Es que esa noche, tormentosa, inhóspita, con vientos fuertísimos, y truenos ensordecedores, fue cuando se me permitió ingresar a la Ocal...
José Vázquez, es parte activa de la Ocal desde 1983. Sus palabras son medidas. Nc abunda en datos firmes e intenta no profundizar el relato. «El Ocalismo es un estada de ánimo» explica.
-¿Cuándo conoce a la Ocal?
'Recuerdo que a fines de la década del 60 había escuchado un rumor interesante. Y desde esos años intente, sin éxito conectarme con ellos. Tiraba líneas y no me enganchaba.
Sabía que el seno de la Ocal deambulaba por ambiente de médicos. Hasta que como contador me tocó atender una Obras Social de los Portuarios, allí el administrador me presenta a Mario Cresta, médico y ocalista. Charlamos 15 minutos de los problemas de la Obra Social y 3 horas de Central. Ahí en plena charla me confiesa que pertenecía a la organización.
«Estoy desesperado por ingresar a la Ocal», dije. Entonces me organiza una reunión. Me toman examen, me hacen preguntas y llegó la más brava. ¿Usted prefiere a Central campeón o Ñuls en el descenso?. «Ñuls en el descenso», dije y ahí fui aceptado.
El Colorado Vázquez, aunque él no lo reconoce, tiene un protagonismo inocultable en la difusión de las actividades e iniciativas de la Ocal. Y es en parte responsable del masivo conocimiento que se tiene de la organización en el planeta. Relacionista público por excelencia, Vázquez supo distribuir por el mundo los mensajes del Gran Lama, Y en la era de la globalización, los medios de comunicación supieron rendir-sea los pies de la Ocal, muchos de los cuales se transformaron en órganos de difusión permanente.
«A mime admira muchísmo esos hinchas canallas que conformaron la Ocal», dijo el incorruptible Víctor Hugo Morales. «Hicieron del futbol un elemento de cultura a desarrollar. Desde Rosario asumieron el compromiso de inyectarle al deporte su conducta y sustento social y cultural. Lo enriquecieron de tal manera que a mí sólo me da sana envidia. Porque uno trabaja para eso...», agregó admirado el periodista.
Vázquez no lo reconoce, pero intuímos que dentro de su casa, en alguna sala secreta se encuentran los objetos que componen el misterioso Museo de la Ocal. Fetiches, estampitas y oraciones acopiadas bajo la mirada de un Gran Lama todopoderoso. «Allí no pueden entrar. Por favor no insistan», dijo Vázquez en un momento de la entrevista. Su mirada era dura. Se había enrojecido tanto como su semblante. Confieso que me dio cierto temor verlo de esa manera. Allí entendí tantas de las cosas que se conocen de la Ocal. Los operativos, las reuniones secretas, los ritos no difundidos... la frase popular: «son capaces de cualquier cosa».
Ministerio bélico
«Hay que organizar la bronca», dijo con voz militante Mario Martorano. Su hermano Luis, los médicos Ferrari del Se! y Guida, pensaban lo mismo. «El desprecio, el odio, deben canalizarse por un ámbito común...», agregaban.
Martorano es abogado y Ministro de Guerra. Endurece la mandíbula cuando alguien en tribunal menciona el término Ñuls. Y, a pesar de los esfuerzos, no puede detener el impulso, casi ancentral, de llevar su mano a la baja espalda, donde el cinturón podría sostener la vaina y un filoso facón criollo.
«Mi viejo era albañil, era hincho de Central porque en ese tiempo era normal, algo natural, ser hincho de Central. Yo fui a la cancha de pendejo. Pinté la tribuna para entrar gratis, me colé en los trenes para verlo de visitante, me cagaba a piñas por Central. Paralelamente militaba en la Juventud Peronista. Ypor expresarme políticamente pasé un año detenido en Rosario y en Coronda en 1976».
Martorano silba un tango que habla de Gramajo. «Cómo me gustaba verlo jugar, que delirio producía en la hinchado». Sus ojos enrojecen: «En la década del 60 y pri-. cipios de los 70 hablar de Central y Peronismo era lo mismo. Yo agregaba una tercera pata: el tango. Es decir el Tango, Central y Perón... esa trilogía marcó mi vi - da».
Martorano recuerda el inicio de la Ocal: «No era un grupito de más de 10 personas. Se juntaban para hablar de Ñuls. Los apasionaba destacar el deterioro de Ñuls y disfrutaban de sus derrotas. Yo fui uno de los centralistas que iba a ver a Ñuls jugar en el descenso. Y me divertía mucho. Si no hubiera sido por ese decreto no subían más a primera...
La Ocal es un cauce común a gente amiga, canallas pero existía un desprecio muy grande a la tilinguería. A los culitos empolvados de la ciudad».
Como para todo ocalista el 19 de diciembre representa el momento de un quiebre en su vida. «Me acuerdo como si fuese hoy verlo a Angel Coerezza levantar su mano derecha con el puño blanco resplandeciente poro marcar el final del partido. No era que Central había ganado sino que Ñuls había perdido. Para tener dimensión de la alegría siempre pienso que hubiera pasado si los ganadores hubiesen sido ellos. Yo de Buenos Aires volví borracho, alegre, llorando... »
Un médico evagelizador
Julio César Colabianchi es Lama de la Ocal desde 1997. Milita en la Organización desde hace muchos años y es, por lo tanto, un tipo peligroso. Si bien es un prestigioso médico, padre de tres varones y esposo de un aguerrida canalla, está lejos de ser una persona inofensiva.
«Tuve que intervenir cómo médico en el caso de doping de un jugador de Colón que se estaba estudiando en Afa. Si se corroboraba el doping, Ñuls se beneficiaba con el descuento de puntos para Colón en una pelea por jugar la Libertadores. Yo presenté un estudio que a Colón le permitió zafar y por supuesto Ñuls no clasificó. El caso en la Ocal», dijo Colabianchi.
«Mi labor evangelizadora es innata. No salgo de viaje por el mundo sin antes ponerla camiseta de Central dentro de la valija», afirmó el médico.
Entre los recuerdos sólo destacan los que puede narrar públicamente. El secreto médico impide avanzar sobre costados más profundos. «Una vez me encontré con Eduardo López, presidente de Ñuls. Estábamos en el Sanatorio de la Mujer. El vestía un traje azul, una camisa blanca. Se me acercó y me dijo que envidiaba la hinchada de Central: 'Si nosotros perdemos 4 a en Brasil como ustedes contra Mineiro, en la revancha vamos el Piojo Yudica y yo no sé si voy. No sabés lo que haría yo con una hinchada como la de Central». Yo lo miré y vi en el una proyección del deseo que se repite en muchos leprosos: quieren ser como nosotros.
El médico atiende a pacientes con necesidad de embarazos. Una vez logrado el metido, Colabianchi sale de su consultor y grita: «Felicitaciones ¡otro canallita mundo!».
-Pero doctor, mi marido es de Boca.. *Si, su marido es de Boca, pero su hijo va a ser de Central. Y no me discuta que médico soy yo.
«Supedité gran parte de mi trabajo a Central. Yno lo puedo evitar. Además mi esposa me fogonea en todo. Alicia (Visconti) es depura extirpe canalla y me lleva por el fuego canalla desde que éramos novios. Desde chico odié a Ñuis. Ahora no me importan demasiado. Mi trabajo en evangelizar canallas por el mundo y estoy abocado a eso».
Bajo perfil
Rubén Fernández, arquitecto. Se sospecha que es de la Oca¡, aunque lo desmiente cada vez que se lo preguntan. Amigo de Fontanarrosa y de José Vázquez. Tiene vínculos con Rodolfo Páez (alias Fito) por lo que se sospecha que él hizo los trámites para asociar a Martín Páez a Rosario Central. «Pitu el encargado de darle la camiseta de Central sos vos», le habría dicho Páez.
«La Ocal... me suena ¿qué es eso?», dijo Fernández una vez desde La Habana junto a los popes de la organización ante las cámaras de TyC.
Su sobrenombre es «Pitufo» y esconde en su casa, la camiseta que utilizó Guillermo Trama en el clásico que Central le ganó 3 a 0 a Ñuls por la semifinal del Nacional.
Pero también dicen que tiene dentro de una caja de seguridad el botín que utilizó Gamboa en la final entre Ñuls y San Pablo por la Copa Libertadores.
Está vinculado con los hermanos Guevara; Camilo y Ernestico, ambos hijos del Comandante Ernesto Guevara de la Serna (alias Che). Sin embargo él niega todo. «Es mentira lo que dicen. No fue por mí que ambos se hicieran fanáticos de Central», dice Fernández.
Camilo se sacó fotos con la remera de Central en la puerta de la disco «María». Hay otros retratos donde se distinguen los rostros del este arquitecto, el de Juan Carlos Baglietto y el hijo del Che, gritando un gol en la platea del Gigante de Arroyito (sector P) en un partido frente a River.
Los informes detallan que Camilo quedó sorprendido al ver una bandera canalla con el rostro de su padre en ella. «Esto es cosa seria, Pitu, esto es cosa seria», le habría dicho.
Muchos se han vinculado con Central por la cultura canalla y no por el futtbol. Allí agazapado, merodeando los márgenes se encuentra Fernández. Un efectivo evangelizador. Sin duda un despiadado y cínico miliciano ocalista.
Reportaje al Gran Lama, un secuestro clandestino
«El odio es como el amor, desgarrador
Quién corno es el Gran Lama? ¿Dónde vive? ¿Qué come? ¿Qué hace? ¿Es un ser humano?
La duda, la ansiedad y el desconsuelo de no saber verdad provocan un cosquilleo incómodo.
Sin embargo tal sensación es absolutamente manejeble comparada con otras más profundas.
Si quieres saber la verdad, la conocerás muy pronto», dijo Eduardo Ferrari del Sel por teléfono. <El Gran ama acepta dar una entrevista», agregó cortante. El pediatra, junto al colorado Vázquez, me citaron un bar a la medianoche de un lunes. «Se llama Luciana Jane, está a veinte metros de la plaza de Las Flores Sur», dijeron.
La soledad, el desamparo, el temor a ser intimidado-o asaltado no quebraron esa sensación luminosa de ter ante las puertas del conocimiento.
Señor, usted, venga por favor', me dijo un linyera del barrio. Estoy esperando a unos amigos, ahora no puede respondí. <Usted se lo pierde. El Gran Lama se va a cansar de esperarlo», agregó el tipo y yo, absorto por mecanismo de abordaje, me le fui al humo.
«No, disculpe, esperaba a Ferrari ya Vázquez», dije excitado.
»Vamos, pibe, vamos», me abrazó para conducirme tre los pasillos de una precaria villa.
Sospeché que el tipo podía ser uno de los integran-de la Ocal, disfrazado. Conocía a Martorano, Colainchi, al Pitufo y ninguno de ellos se parecía a este señor. En un momento sospeché de Fontanarrosa, pero me pareció que no daba el perfil. Igual me dejé llevar. Entramos a un rancho y ahí una mujer me ofreció un mate. Como no, dije para no ser descortés.
En la infusión, después me explicaron, me habían puesto un sedante para caballos. Eso me provocó el desplomo inmediato sobre el piso del rancho y dormir doce horas sin parar. Apenas pasado el mediodía siguiente fue Ferrari del Se¡ quien muy suelto de cuerpo ingresó a una habitación fresca, absolutamente desconocía para mí, y me pregunta cómo estaba.
El lugar era extraño, por el sonido de los pájaros parecía el campo. Ni siquiera lo agreste de Las Flores se asemejaba a ese entorno que yo intuía desde el encierro. Me dieron un analgésico, un té carioca (de esos que importa Vázquez profusamente) y una venda negra para que me coloque. Podés hablar con él, podés si querés tocarlo, pero no podés verlo, esa es la única condición. Si no te gusta, tomate otro mate y nos vemos en Rosario,,, me disparó Ferrari.
*¿Puedo grabar el audio de la charla?
*No hay problemas. La voz del Gran Lama ya es conocida.
El murmullo rebotaba entre paredes que parecían amplias. Cubierto los ojos con las vendas de la Ocal imaginaba techos altos. Una brisa suave intentó contagiar su frescor. El sonido de unas campanas me dieron la pista de que estábamos cerca de alguna iglesia. De golpe la voz que esperaba aparece.
»Cómo va muchacho por fin nos vemos.
*Si, usted me ve pero yo no...
•Deme la mano y toque mi rostro. Imagine cómo soy. Usted sabe que el tacto es más preciso que la vista. Solo hay que saber trabajarlo.
Desconcertado, como pude prendí el grabador e inicié una serie de preguntas sencillas. No estaba nervioso, pero sí shockeado. Me sentía secuestrado en un lugar desconocido bajo una presión similar sufrida si hubiese querido entrevistar al constructor de bombas de la agrupación vasca Herri Batasuna.
*¿Me puede decir su nombre y a qué se dedica?
'Soy el Gran Lama de la Ocal, ese es el único nombre que voy a darte. Me dedico a la tarea noble y militante de dirigir el odio. Porque no se puede odiar a cualquiera. El odio es igual que el amor, desgarrador. Hay que elegir bien a quien odiar. Por qué vamos a odiar a alguien que no vale la pena?
*¿Ustedes odian a Ñuls, quieren exterminarlo del planeta?
*Ñuls era la personificación demoníaca, pero después muchacho, me di cuenta que era un desgaste inútil. Que no valía la pena. Ellos representaban a lo peor de nuestra sociedad al rico venido a menos, al mediopelo, a esos aristócratas que en homenaje a Inglaterra y Alemania crearon esa bandera roja y negra. Ahora cuando Ñuls pierde es un buen masaje en los pies, uno goza.
Es un placer enorme. Pero el odio hacia ellos ya es inútil. Hoy no sentimos odio, pero sí desprecio.
Va a llegar el día en que cuando Ñuls pierda no nos moleste, ni agrade, ni nada. Es más, llegara el día en que un canalla esté viendo Huracán y Ñuls y no pasará nada. Serán tan pequeños, tan insignificantes que esa pequeñez tan marcada despertará simpatía.
Qué lindo cuadrito tiene Ñuls», podríamos decir. Ese sería el máximo ideal de la Ocal. Pero para entender esto hay que estar en un nivel de entendimiento superior. Saber lo que es verdaderamente el misterio de la razón. Algo que usted ahora no está preparado.
*¿Esa preparación, ese entendimiento, cuando se adquiere?
'No es sencillo. Lleva su tiempo. Siempre recuerdo que una vez en la casa de Juan Carlos Guida el inicio de una anécdota fantástica, que marca la línea. Teníamos que insistir con nuevas sensaciones. Experimentarlas, compartirlas, enfrentarlas. «Me voy al club», dijo Guida. Él se había hecho socio de Ñuls. «Voy a la pileta. Te ruego que te fijes cómo entro al club. Ya no me piden ni el carnet, una maravilla.
Lo acompañé y él logró meterse en el club sin mostrar su carnet. Camina unos pasos, se da vuelta y me mira. Yo sé que no le debe haber gustado hacer eso. Pero tarde o temprano uno debe entrar a ahí y que no provoque nada. La pequeñez no debe molestar. Una hormiga no molesta. Y es tan sencillo matarla. Así es Ñuls.
*¿El misterio de la Ocal podrá ser develado?
'Muy difícil. La profundidad de pensamiento es curiosa. El 10 de enero de 1972 en el restaurante Polo Norte, el filósofo Jorge me dijo: «venga presidente, venga, tengo que hablar con usted. Mire ¡agente festejando. (Hacía 22 días que Aldo Poy le había hecho el gol de palomita a Ñuls) Necesitamos un descenso, esta alegría necesita un descenso».
Una maravilla.
Te das cuenta. Hay que estar en el misterio para entender algunas cosas. Y sé que ustedes no están preparados aún.
*¿Hasta dónde llegan los alcances de la Ocal?
'No sabemos aun. Por ejemplo hoy tenemos 114 soldados, entre los que se destacan, el voraz George A., al servicio del Ministro de Guerra de la Ocal en actuar según sus mandatos.
Pertenecen a un club de barrio incorporado por ÑuIs. Van a las asambleas y actúan según las órdenes del Ministro de Guerra, eso es hermoso.
Han marcado el camino de Ñuls según nuestras indicaciones. Creemos que ese es el camino.
Sufrir por amor
El Gran Lama dio que ya no va más a la cancha.
«Estamos ocupados en cosas importantes.
Y muchas de estas cosas no pasan por allí.
Ustedes saben que nuestra misión excede el fútbol. Somos tan inmensos 1 que no podemos detenernos sólo allí. Además me hacía mucho daño ir a la 1 cancha. Los lamas de la Ocal me recomendaban que preserve mi integridad. Y eso hice.
Hay que entender cómo es el sufrimiento.
El amor tiene mucho de sufrimiento. Si a lo que amas se le ocasiona un daño el dolor es inmenso. No se puede escribir lo profundo con respecto a
Central.
Mejor así». lo
Tres momentos: la base canalla
Los Ocalistas destacan un antes y un después en la vida canalla. Y ese mojón en la historia recae sobre el 19 de diciembre de 1971. Mario Martorano siente escalofrío cuando piensa que ese partido lo podían haber perdido. «Se me pone la piel de gallina», dijo peinándose los bigotes. Ferrari del Ser agrega: 'pensemos que hubiese pasado si además de eso, Kempes hubiese jugado con ellos y el Gigante de Arroyíto sería de ellos. A partir de ahí todo sería distinto. Estarías muertos o en otra vida», pensaron.
«Disculpe Lama, si eso hubiese pasado, hubiera triunfado en Argentina el movimiento guerrillero», espetó Vázquez, quién miró filos al resto de la milicia ocalista y continuó teorizando. 'Cuando se estaba discutiendo el Estadio, había grupos decididos a todo. Una época de mucha efervecencia. No me hubiese extrañado que en medio de una situación inestable hubiese nacido la agrupación guerrillera Federico Flynn. No se hubiera permitido que remodelen la cancha de Ñuls. Acá se hubiera armado un lío tremendo. En 1974 cuando Perón echó a los Montoneros de la Plaza de Mayo, en Rosario discutíamos qué estadio remodelar. Nadie lo hubiese permitido», dijo.
El prócer y el clásico
El 19 de diciembre de .1971 Aldo Pedro Poy fue nombrado «Prócer» (titulo máximo que otorga la Ocal). Desde ese día se recuerda año tras año ese gol memorable. Con el crecimiento de Central se hace necesario cambiar la filosofía de la OCAL, y el GRAN LAMA dicta su inolvidable y sabia
Carta Encíclica «ODIUM INUTILIS»... donde aconseja a todos los Oca listas no malgastar el odio en quienes no lo merecen. Dice en uno de sus párrafos: .alguna vez dijimos que el odio es tan importante como el amor... No lo menospreciemos, no lo brindemos a quienes no se hacen acreedores de él...
La Ocal se transforma en la Organización Canalla para América Latina ya que desde aquel gol de Poy en 71 ya no existe más el mal llamado clásico ro-san no.
La Ocal afirma que desde ese día se transforma en un partido «lugareño».•
Las reuniones de los Lamas
Después del 19 de diciembre de 1971, la historia de estos hombres se modificó. A partir de 1987 los registros sobre los encuentros comienzan a quedar plasmados en fotografías. Vázquez tomaba fotos de algunos eventos con el fin de publicitarios.
Eran reuniones de amigos donde se veneraba la palomita de Aldo no por la victoria de Central sino por la dolorosa derrota de Ñuls.
Sólo llevaban la pelota para que alguien le tire el centro a Aldo y rememore ese momento.
Sin embargo este festejo tiene un quiebre histórico. El 19 de diciembre de 1991, el escritor y dibujante Roberto Fontanarrosa distribuyó entre las mesas de bar El Cairo, una fina paloma de porcelana. Los parroquianos fueron testigos de cómo Aldo Poy hizo su ingreso al bar en medio de una ovación para sentarse en la entonces ya mítica mesa de los galanes.
En derredor de la figura de Fontanarrosa los medios porteños comenzaron a bucear sobre esta clandestina organización.
Las reuniones comenzaron a hacerse abiertas y la multitud fue increscendo. Nadie quería perderse ir a la fiesta de la Ocal. «Sentíamos que en cualquier momento la reunión podía desbórdarse», confiesa hoy Vázquez.
«Estaban los dirigentes, la barra, la oposición política, los plateístas puteadores de la platea de calle Cordiviola, y a pesar de eso nunca hubo problemas. Siempre fue una fiesta para recordar la memorable derrota de Ñuls...
Hay archivos de la Ocal a los que son imposible de acceder. Según dicen 'serán secretos por siempre».
A diferencia de la CIA, que los abre cada 20 años y los de la Side, que sólo se conocen por decreto, en la Oca¡ hay textos e información que jamás se conocerá.
El ocalista es ante todo un evangelizador.
Se propone evangelizar, convertir al ocalismo a la mayor cantidad de seres de este planeta. El viaje a Cuba se erige como ejemplo. «Atendiendo al clima tropical, la conducta sexual generosa de las cubanas y la virilidad del macho de ese país, en nuestro proceso evangelizador tendremos una importante legión ocalista, después de nuestro viaje en 1997», confiesa Vázquez.
El halcón de la Ocal
Juan Carlos Guida es uno de los cofundadores de la Ocal. Antes del - 19 de diciembre de 1971 detentó el poder del Gran Lama. «Ustedes son palomas y yo un halcón, eso es incompatible. Hay que destrozarla lepra y todas sus secuelas», ofrecía detrás del blanco guardapolvo médico.
«Me acusaba de ser blando. Él me decía que había que ira los extremos. Y él en un momento quiso ser el Gran Lama. Yo lo entendía. Pero por supuesto que preservé el lugar para alguien no tan extremista', recordó el líder de la Ocal.
Recuerdo que el día anterior al clásico del 19 de diciembre de 1971, Guida me abordé violentamente y me dijo: «Estás muerto. Éste es tu último día. Si mañana perdemos dejarás de ser el Gran Lama». Estaba furioso. Quería mi cadáver. Él creía que nuestra posición era débil y que había que implementar medidas extremas. Al día siguiente de la victoria en la cancha de River nos encontramos en la calle y él se arrodillé delante de una multitud y gritó: «Perdón señor, soy un gusano, merezco el castigo que creas conveniente». Yo lo miré y entendí vi él su arrepentimiento. Y lo perdoné.
Después de muchas semanas en una de nuestras reuniones me confesó algo tremendo.
-Sabe señor, si Central hubiese perdido el partido contra Ñuls aquel 19 de diciembre yo me hubiese quitado la vida.
Lo miré a los ojos y vi detrás de ellos, la verdad. Irremediable, dolorosa pero también libertadora. Solo me quedó abrazarlo fuerte. El halcón me habia confesado algo fuerte y yo me rendí ante eso.
Muchos años después, cuando Central salió campeón en la cancha de Temperley en 1987, en la tribuna canalla faltaban algunas caras conocidas. Entre ellas la de Juan Carlos Guida. El halcón de la Ocal quiso darse un gusto caro. Tomó la mano de su hijo y lo llevó a la platea de Ñuls para ver a los locales contra Deportivo Italiano. Fue testigo de cómo allí se vivía el momento. Lo vio a Solari y a sus jugadores salir subcampeones y los simpatizantes leprosos constituirse en los pechos fríos del fútbol.
El halcón sonrió. Ya no importaba si Central era el campeón.
Fuente: Extraído del Libro “ Callanada Historia de la Pasión “. Homo Sapiens Ediciones. Año Diciembre 2000