jueves, 8 de octubre de 2020

UNA TERCERA DE LUJO

 



Por Andrés Bossio 


Un acontecimiento sin precedentes fue para la parcialidad auriazul de 1964 el desempeño de su equipo de tercera división, que obtuvo el título de campeón tras un torneo de extraordinario relieve técnico y compitiendo con elencos de singular jerarquía. Decimos que fue todo un acontecimiento porque inclusive la prensa deportiva debió dedicarle en más de una ocasión un lugar preferencial a los encuentros de tercera, que suscitaban mucho mayor interés que los de reserva y primera. Era tal la expectativa que cada presentación de la tercera auriazul había logrado entonces despertar que buena cantidad de aficionados se convocaban muy temprano para presenciar el encuentro de esa división, retirándose del estadio una vez finalizado el partido, aunque inmediatamente jugara la primera. 

La mano experta del técnico don José María Casullo, la presencia siempre cálida de Rodolfo Aspiazú y la calidad de aquellos jugadores que integraron el plantel compusieron, junto al aliento multitudinario y bullicioso de la hinchada canalla, el marco adecuado para un hito siempre recordado en la historia de la institución. El equipo que salió por lo general al campo de juego estaba integrado por estos jugadores: Carnevali; Pascutini y Jorge Alberto González; Ainsa, Muñiz y Raimondo; Sello, Pignani, Poy, Palma y Giribet. Como resultará fácil advertir de la mera lectura de esos nombres, la casi totalidad de los mismos alcanzó excelente nivel de rendimiento en el fútbol profesional. Pero por si eso fuera poco, en distintas ocasiones: integraron también aquel brillante equipo jugadores como Poncini, Declercq, Hipólito, José Eduardo Pereyra, Arabia, Robila, Camerlo y Rubén Alfredo González. Pignani fue el goleador absoluto del elenco con 21 tantos, Sello y Palma conquistaron 10; Poy, Giribet y Muñiz anotaron 6, Arabia 2 y Robila 1. Aquel cuadrazo perdió tres partidos (todos en la primera rueda), empató siete y ganó los veinte restantes, conquistó 60 goles y soportó 27. 

Fuente: Extraído de la Colección de Rosario Central. Autor. Andrés Bossio