lunes, 10 de agosto de 2020

El tiempo de los campeones

 



Los umbrales de la fama 


Por Rafael Ielpi 


Es recién después de los 60 cuando tanto Rosario Central como Newell's Old Boys, -los dos clubes más populares de la ciudad y protagonistas de una rivalidad que se remonta casi a la época fundacional de ambos- inscriben sus nombres entre los campeones del fútbol profesional de la AFA, iniciado en la década del 30. 

Central comenzaría la década del 60 con una frustración: la derrota por 5 a 2 ante su rival de siempre, después de estar en ventaja por 2 a 0, una dulce compensación después de haber estado al borde del descenso el año anterior. Una serie de rumores infundados pretendió echar sombras sobre aquel resultado final, hasta derivar en una moraleja seguramente injusta: la separación del arquero Bertoldi y su reemplazo por Edgardo Andrada, quien por una década sería titular absoluto. 

La revancha (4 a 1 en la segunda rueda) alcanzaría para lavar el honor "canalla", aunque otras derrotas impensadas, como el 11. a 3 asestado por Racing en Avellaneda, convertirían al equipo en el más goleado del campeonato. En esa década de años grises Central trataría, sin embargo, de mantener fidelidad a un estilo al que muchos otorgan patente de rosarino: el cuidado de la pelota, la circulación a ras de piso. Aquel 1960, sin embargo, iba a tener una compensación siempre grata cuando se trata de "gozar" al adversario: Ñuls conoció la hiel del descenso... 

De esos años anteriores a 1970 es la aparición de algunos "canallas" notables (varios de ellos mencionados ya en "Vida cotidiana, 1930-1960") como César Menotti, alto y delgado delantero que "le pegaba con un fierro", según la gráfica definición de la hinchada; o "El Gitano" Miguel Juárez, un exquisito que, paradójicamente, iba a dirigir uno de los mejores equipos "leprosos". Del mismo período serían otros recordables como Pagan¡, Enrique Fernández, Casares, Biaggioli y Bautista, mientras comenzaba a distinguirse una camada juvenil de apellidos después notorios como los de Carnevali, Pscuttini, Raimondo, Ricardo Palma, Poy, Storti, Malleo, Bulla, Manfredi. 

En 1966, llega a Central un uruguayo resistido al principio incluso por periodismo: Jorge González, quien pese a ese mal comienzo se transformó, durante doce temporadas, en uno de los jugadores más regulares y respetados, y en quien más veces vistiera la casaca auriazul, con 487 partidos oficiales. 

Ya en 1968, las aspiraciones centralistas parecen ser cada vez más creíbles. Junto a la aparición en primera división de dos ídolos como Aldo Pedro Poy y Roberto Gramajo, el equipo termina tercero en el Campeonato Metropolitano y cuarto en el Nacional, aunque a un punto escaso de los punteros Vélez, River y Racing. Mucho de ese mérito quedará para siempre asociado al nombre de Miguel Ubaldo Ignomiriello, el técnico que entre 1967 y 1969 organizó de una manera profesional el fútbol de Rosario Central. 

Más breve sería el paso como DT de Enrique Omar Sívori, uno de los grandes jugadores del fútbol argentino, sin suerte como entrenador, un año después. Su reemplazante, Angel Tulio Zof, que no había sido un jugador de los quilates del anterior, entraría sin embargo en la historia "canalla" de los campeonatos, tanto como en la incondicional reverencia de la hinchada. Lo mismo ocurriría, poco después con otro ex jugador de los finales de los 60, verdadero caudillo y conductor dentro de la cancha y excelente respetado técnico desde 1973 a la actualidad: Carlos Timoteo Griguol. 


Fuente: de la Colección “Vida Cotidiana de 1960-2000 del Autor Rafael Ielpi del fascículo N•4