lunes, 1 de junio de 2020

El Arroyito Béisbol Club



Por Leonor Añielka Saltiveri 




Esta es la historia de un club muy especial del barrio de Arroyito. 

Un grupo de jóvenes de los equipos de béisbol del club Rosario Central, soñaron con que sería bueno tener un club propio para poder jugar todos. Eran allí muchos jugadores y pocas las oportunidades de participar en los equipos de primera o segunda división. 

Iban a las prácticas pero quedaban en el banco, esperando. 

El sueño no era tan fácil de realizar. Había que conseguir dinero para comprar los implementos que el club les facilitaba, bates, guantes, pelotas, caretas de protección. 

Tenían requisitos básicos que cumplir: una buena Comisión Directiva que llevara adelante los proyectos, una sede, una cancha y otras formalidades. 

Los muchachos hablaron con sus padres, con los vecinos del barrio, el director de la escuela José Manuel de Estrada, porque unos cuantos chicos eran de la comisión de ex alumnos. 

Finalmente, con el apoyo económico necesario, el P de marzo de 1959 se creó el Arroyito Béisbol Club, el famoso A.B.C., con la cantidad de socios requeridos para cumplir sus objetivos. ¡Cuántas expectativas nacieron ese día! Las reuniones de la Comisión Directiva se hacían en la escuela Estrada, la sede era la casa de uno de los jugadores. Las madres, abuelas, hermanas, novias y amigas colaboraron en la confección de la indumentaria. Todos los simpatizantes tuvieron que estudiar el reglamento del juego. 

A quienes empezábamos a vivenciar este deporte nos costó bastante comprenderlo. Nos gustaba alentarlos y gritar, contentos, ante la obtención de cada base y cuando conectaban con el bate un hit que el equipo adversario no lograba atrapar. También protestábamos cuando creíamos que habían cobrado mal una jugada. 

Practicaban en el parque Alem y los partidos locales los jugaban en el estadio Municipal. Competían con los equipos de Central, Ñuls, Gimnasia y otros. La comisión del club trabajaba para conseguir prestado un predio conveniente. Obtuvieron, por fin, el permiso para utilizar el campo que la cervecería Quilmes tenía en Granadero Baigorría.  

Esto fue todo un logro, ahora tenían su cancha y hasta obtuvieron sus campeonatos la primera y segunda división. 
 

Contrataban un colectivo del barrio para llevar a los jugadores, familiares, amigos, sillones plegables y banderas. Era todo un acontecimiento dominguero. Cuantos más iban, menos les salía el pasaje a cada uno.  

La historia del Arroyito es gloriosa como lo son los años de la primera juventud. 

Fue pasando el tiempo y llegaron las bodas de casi todos. Las reuniones seguían efectuándose como siempre. Se festejaban los triunfos, los fines de año y los aniversarios del A.B.C. 

Mientras tanto iban llegando los herederos. Cada vez, que nacía un varón los abuelos pronosticaban: "Uno más para formar el nuevo equipo del Arroyito Béisbol!! Eso lo decían por decir, pero con el correr del tiempo se hizo realidad. Cuando la Asociación Rosarina de Béisbol armó un equipo infantil para competir en la ciudad de Córdoba en mayo de 1974, convocó a los hijos de los jugadores que tuvieran entre 9 y 12 años. En el Arroyito había cinco con esas edades; practicaron en el club Provincial unos meses y luego participaron junto a seleccionados del resto del país. Viajaron muy entusiasmados, se divirtieron y fue, para ellos, una experiencia única. En las siguientes competencias que se realizaron en Capital Federal y Bahía Blanca obtuvieron buenas posiciones. 

En Rosario cada club empezó a formar su equipo de infantiles y a entrenarlos con dedicación. 

Así, como en los cuentos, el Arroyito Béisbol pudo contar con su equipo de infantiles dirigido por sus propios padres que se alternaban para hacerlo, y luego siguieron participando en las categorías juveniles y mayores. También intervinieron en torneos nacionales e internacionales como los Juegos Cruz del Sur. Esa amistad lograda continúa en ellos como fue la de sus padres. 

En el año 1984 el Club cumplió sus bodas de plata y las festejó con una reunión inolvidable. Veinticinco tortas blancas, cada una sobre cada mesa, con una vela encendida a la hora del brindis, formaron parte de ese espectáculo emocionante. 

Asistieron representantes de la Asociación Rosarina de Béisbol y del resto en de los clubes de la ciudad. 

Un día, no sé de que año, los chicos del barrio dejaron de jugar el béisbol. nar Como ahora nuestros nietos integran dos equipos de fútbol infantil, hace tiempo que comparto béisbol cuando veo por circuito cable alguna película que proyecta ese de deporte. 

 

Hay muchos de esos primeros jugadores que partieron de este mundo, pero seguramente desde ese lugar mágico donde están continúan jugando en sus respectivos puestos, con el mismo jugadas entusiasmo y comentando sus mejores jugadas después de cada partido, como lo hacían acá. 

Ahora el Arroyito Béisbol Club, sigue una inscripto, pero en los corazones de quienes, con alegría, lo recordamos. esa, Sea éste un humilde homenaje a ese ejemplo de emprender con pasión y coraje un sueño de juventud. Un fuerte ¡Hurra! Por el querido Arroyito Béisbol Club. 



Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, su Historia y Región. Fascículo Nº 106 de Diciembre de 2012