viernes, 14 de febrero de 2020

La obra invicta.



Si bien el anteproyecto ganador de Bustillo, Guido,Bigatti y Fioravanti satisfacía en general a los integrantes del jurado,se le hicieron una serie de observaciones y sugerencias de cambios. 

Es así que, a principios de diciembre de 1940, la responsabilidad final que pesaba sobre la subcomisión en una serie de aspectos, motivó que se introdujeran modificaciones al proyecto final. Detalles estructurales y ornamentales, materiales a utilizar, estatuaria, leyendas, iluminación y costos merecieron numerosas correcciones. Estas fueron comunicadas a las autoridades, que las aceptaron en su mayoría, quedando algunas para una consideración posterior. 

Pasaron dos años más antes de que estuvieran terminados los planos definitivos y completos, con cálculos de resistencia, presupuestos y las últimas modificaciones que requería la subcomisión. El 16 de diciembre de 1942 se formalizó el contrato con las firmas de Miguel J. Culaciati, José Fioravanti, Ángel Guido, Alfredo Bigatti, E. J. Pareto, Juan J. Colombo Berra, Emilio F. Solari, Federico G. Covernton y J. A. Tavernier. 

El arquitecto Alejandro Bustillo, uno de los adjudicatarios y co-autor del proyecto junto con Guido, se había desvinculado apenas comenzaron los cambios del proyecto original. 

El 24 de mayo de 1943, la Municipalidad de Rosario entregó a la Junta Nacional Ejecutiva los terrenos que constituían la Plaza Belgrano, destinados a la construcción del monumento. A su vez la Junta entregó el predio a Ángel Guido y sus colaboradores, que dos días después dieron comienzo a la obras. Guido destinó un gran esfuerzo en el seguimiento de los trabajos, además de proponer nuevas variantes a su diseño. Instaló un estudio dentro mismo del edificio, donde pasaba largas horas examinando los detalles de la construcción. En su obsesión, ideó un nuevo plan de ordenamiento del predio circundante, llegando incluso a proponer el traslado de la Catedral, que obstruía su boceto de ampliación del Parque Nacional a la Bandera. 

El 15 de septiembre de 1947, finalizada ya la primera etapa de la construcción, se firmó un nuevo contrato con Ángel Guido, mediante el cual se le otorgaba la dirección técnica y artística de la etapa final. Pero los problemas no cesaron. La falta de fondos para proseguir y finalizar las obras motivó que el 3 de julio de 1950 la Junta Nacional Ejecutiva renunciara en pleno. Dado que sus miembros integraban al mismo tiempo la Comisión Nacional del Parque a la Bandera, ambas comisiones quedaron acéfalas. Una nueva comisión, designada por decreto del 23 de mayo de 1951, logró superar las dificultades, haciendo posible la finalización de las obras. 



La fecha original para la inauguración fue prevista para el 20 de junio de 1956, pero se pospuso hasta el año siguiente por “inconvenientes insalvables”, según adujeron las autoridades, lo que puede ser interpretado como una estrategia del gobierno de facto de Pedro Eugenio Aramburu para despegar al Monumento del gobierno de Juan Domingo Perón. Finalmente, luego de más de 80 años de avatares políticos, económicos y disputas estéticas, el Monumento Nacional a la Bandera fue inauguradoel 20 de junio de 1957. 


«Se trata de una superficie cubierta de más de diez mil metros cuadrados, que supera una cuadra en su largo; un manto de mármol travertino cubre totalmente por dentro y por fuera esta colosal obra, conceptuada en la posibilidad de ser la mayor del mundo en el orden histórico. Este mármol de revestimiento es argentino, procedente de la Pre Cordillera de los Andes en la Provincia de San Juan, siendo su calidad similar al travertino de las canteras italianas.    


El monumento nos presenta en su conjunto veinticinco temas escultóricos, de los cuales diecinueve se hallan en torno a la torre y su interior y seis en el Propileo y la Galería de las Banderas. Existen cinco grandes estatuas de bronce, diez grandes estatuas y dos cruces de piedra, cuatro amplios bajorrelieves de mármol, dos bajorrelieves de bronce y dos de mármol de tamaño menor; además, en mármol, escudos argentinos, de las provincias y del Rosario –total 19–, así como cuatro soles incaicos. 


A esta importante presentación de escultura debe agregarse la broncería artística, hallándose constituida la exterior por la gran urna de la Llama de la Argentinidad en la que descansan los restos del Soldado 

Desconocido muerto por la Patria; ocho urnas decorativas reflectoras –cuatro grandes y cuatro medianas– que rodean el Propileo y las columnas farolas que en número de treinta y cuatro circundan el mismo y la Galería. Veintidós mástiles farolas, de bronce, once por lado, se levantan sobre los parapetos laterales de la gran escalinata y dos mástiles en los encabezamientos de los parapetos del atrio que conduce a la cripta de Belgrano.» 


Carlos de Sanctis: El Monumento de “la Patria a su Bandera” en El Rosario, Instituto Belgraniano de Rosario, 1957. 




Fuente: Ciudad de Rosario Museo de la Ciudad Editorial Municipal de Rosario 

Ciudad de Rosario / Agustina Prieto ... [et.al.]. - 1a ed. - Rosario : Municipal de Rosario, 2010. 

228 p. ; 23x18 cm. 

Municipalidad de Rosario Secretaría de Cultura y Educación Editorial Municipal de Rosario 

© Museo de la Ciudad 

Bv. Oroño 2300 Rosario, Santa Fe, Argentina 

info@museodelaciudad.org.ar 

www.museodelaciudad.org.ar 

© Editorial Municipal de Rosario 

Aristóbulo del Valle y Callao 

Rosario, Santa Fe, Argentina 

emr@rosario.gov.ar 

www.rosario.gob.ar/emr 

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 

ISBN 978-987-9267-73-8 

CUIT 30-99900315-6 

Impreso en la Argentina