viernes, 28 de febrero de 2020

Los olivos de Plaza Imperia



Por Silvio Vaccarezza 




El cultivo de los olivos es uno de los pilares de la cultura material de Italia, tal es así que la península puede vanagloriarse de un rico patrimonio de aceitunas y aceites autóctonos. No hay montañas donde no se cultiven los olivares mediterráneos, por ejemplo: en Sicilia desde el valle de Belice, hasta las pendientes del Etna y en Liguria, desde las terrazas de los Apeninos que descienden hasta el mar. 

Tenemos variedades de especies, como la "Nocellara Etnea" hasta la "Olea Europea" y tomando ésta última, puedo comentar que existen dos olivos originales de esa familia, que se elevan significativamente al costado de nuestro Monumento Nacional a la Bandera. 

El aceite de oliva extra-virgen de la Liguria ha conquistad todos los mercados, críticos y públicos en general y Costa d' Oneglia (Italia) es uno de los centros de más importanci en la producción de aceites del país. 

Domingo Francisco Mario Gaitán Belgrano y Peri, el padre de nuestro general Manuel Belgrano, era nativo de esa tierra y propietario de olivares muy considerado, que al trasladarse a España, importaba las olivas y el aceite refinado para venderlos. 

Luego de cambiarse el nombre de Peri por Pérez, para poder viajar a América, se radicó en Buenos Aires, donde la vida de él es muy conocida. 

Para rendirle un homenaje, vino una delegación de Costa d'Oneglia, encabezada por la señora María Dolía Belgrano, trayendo cuatro olivos, de la especie botánica "Olea Europea", ei diciembre de 1994, mediante el Permiso Fitosanitario Italiano N° A 36, dos para Rosario y dos para Curuzú Cuatiá. 

El recuerdo que tienen aquellos niños que participaron de ese histórico momento, quedó para siempre en sus memorias y el resultado se ve ahora reflejado en dos olivos que han crecido orgullosamente en tierra rosarina y los dos restantes, fueron llevados, vía aérea, por la misma delegación a Curuzú Cuatiá, donde también se han desarrollado firmemente en tierra correntina. 



Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, su Historia y Región “. Fascículo N.º 116 de Marzo 2013

jueves, 27 de febrero de 2020

1957- El Monumento Nacional a la Bandera





Por Miguel Ángel De Marco (h)



El 20 de junio de ese año se inauguró el Monumento Nacional a la Bandera, proyecto de Angel Guido, Alejandro Bustillo, José Fioravanti y Alfredo Bigatti, con la presencia de las principales autoridades nacionales encabezadas por el entonces presidente de la República, Arambuni, y el vicepresidente, vicealmirante Isaac F. Rojas. La imponente obra fue adjudicado en 1940 al arquitecto Angel Guido, quién también tuvo a su cargo la dirección artística del propileo, y de la Galería de Honor de las Banderas de América.

Con la llegada del doctor Arturo Frondizi a la presidencia de la República en 1958, llegó al gobierno de la provincia el doctor Carlos Sylvestre Begnis, quien designó a Luis Cándido Carballo en la intendencia. Su llegada al ejecutivo municipal puso fin a 16 años de inacción y paralización en los progresos de la ciudad, limitada por el centralismo porteño y santafesino. La gestión innovadora y realizada puso en marcha un plan de modernización de las obras y los servicios públicos, y para ello se recurrió al capital privado.

Rosario contaba ahora con 593.810 habitantes, y uno de los problemas más afligentes fue el número de familias indigentes, que llegaban a 50.000.

Carballo también promovió la construcción de avenidas como la Rondeau y Circunvalación, el Observatorio astronómico y del Planetario. Para contribuir al esparcimiento de los rosarinos se adquirió el barco Ciudad del Rosario. En 1960 se crea la Orquesta Sinfónica Provincial, y en 1961, el Ballet Estable Municipal.

El cable coaxil inaugurado para los servicios telefónicos en 1960, permitió la retransmisión de programas del canal estatal desde Buenos Aires. A la estación repetidora de esa estación, se sumaron los dos canales rosarinos, en 1964, Canal 5, yen 1965, el 3.

Por la sanción de la Constitución Provincial de 1962, el intendente de Rosario volvió a ser elegido directamente de sus habitantes, llegando así al poder Rodolfo Bercovichi.

Por entonces se produjo la ubicación definitiva de la ciudad universitaria en el terreno comprendido por avenida Belgrano y Pellegrini, Esmeralda, y 27 de febrero.

Poco tiempo después, presionado por la armada, el presidente José María Guido decretó la proscripción del peronismo, cuando sólo faltaban unos meses para las elecciones generales de julio de 1963. En Rosario los comicios favorecieron al radicalismo del pueblo, el mismo que llevó a la más alta magistratura a don Arturo Illía.

En 1967 se inaugura el Observatorio Astronómico Municipal en el Parque Urquiza, y un año después el museo El Paraná y sus Islas, de Raúl Domínguez, y el Museo Municipal de Arte Decorativo "Firma y Odilo Estevez".




Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario su Historia”. Fascículo N.º 57 de Octubre 2007.-





miércoles, 26 de febrero de 2020

"La inauguración del- Monumento a la Bandera"




Por Lorena Ratner 







Ya en 1872, el ingeniero D. Nicolás Grondona dirigió una carta al presidente del Consejo Ejecutor. En ella manifestaba que: "en varios vecinos de esta ciudad ha surgido la idea de levantar dos monumentos conmemorativos en los puntos donde se enarboló y saludó por primera vez el glorioso pabellón argentino". El propósito era levantar una Pirámide en la Isla del Espinillo y otro monumento más importante en el sitio respectivo de las barrancas, todo según planos que se adjuntaban y sin carácter oficial, pues se deseaba realizar ambas obras por suscripción popular. El sitio que Grondona indicaba para la construcción del monumento era el comprendido entre las calles 25 de Diciembre, Santa Fe y el río. 

El primer monumento a la bandera construido en la isla del Espinillo, era simple, y de forma egipcia. La pirámide tenia una altura de unas nueve varas por dos varas de base y terminaba en su extremo superior en 12 pulgadas. El sitio fue elegido por ser el lugar donde se enarboló por primera vez la Bandera Nacional Argentina, el día 27 de febrero de 1812. Según Carrasco, este monumento fue derrumbado por una creciente del río, posiblemente la de 1878 que fue grande. 

Para la creación del actual Monumento a la Bandera, lo primero que se hizo fue constituir una comisión que se encargaría de los trabajos relativos a su construcción. Se solicitaron fondos a los gobiernos provinciales y municipales y recién en 1898, por la iniciativa de algunos concejales, se sanciona una ley que autoriza a la Municipalidad de Rosario a erigir un monumento conmemorativo. El 16 de abril de ese año el intendente municipal Luis Lamas designó una comisión de vecinos para que corriese con todo lo relativo al proyectado monumento. 

El fervor patriótico impulsa a los rosarinos a reforzar su identidad a través de la bandera como símbolo nacional. El 9 de julio de 1898, un público numeroso acompañó una carroza alegórica que transportaba a la bandera traída desde Jujuy hasta la Plaza Belgrano, plaza que recibió esta denominación por haberse colocado allí, la piedra fundamental del Monumento a la Bandera. Para la ocasión se acuñó una medalla conmemorativa. 

La plaza en ese entonces, contaba con juegos de agua y fuentecillas de bronce. Por la noche era espectacularmente iluminada por sus 34 faroles, de elegantes columnas distribuidas en brazos de 1, 2 y hasta 5 picos de gas cada una. Sobre la calle Santa Fe, se observa que, la gran casa de la familia Comas está siendo modificada. Hacia el fondo, se alcanza a ver un almacén de artículos navales. 

Varios años más tarde, se frustra el proyecto de la artista Lola Mora, y en 1928 un concurso de proyectos para el Monumento a la Bandera, queda desierto por no cubrir las expectativas... Recién en 1939 se realiza otro concurso, en el cual se presentan doce anteproyectos, quedando en primer lugar el de los arquitectos Alejandro Bustillo y Angel Guido. 

En esta vista aérea de la ciudad, de la década del 40, se muestra el solar que ocupaba la gran casa familiar de Comas ya demolida. Sobre la calle Córdoba se observa el edificio levantado por el ingeniero Candia. Para este entonces, la parte superior del edificio del Correo se encontraba aún en construcción. 

El 24 de mayo de 1943 se iniciaron las obras de construcción del Monumento, a cargo del arquitecto Angel Guido. En los primeros años se efectuaron los cimientos de la fuente y la torre principal. Catorce años duró la construcción que sufrió varias interrupciones por motivos presupuestarios. El edifico de Candia y la cúpula del Palacio Vasallo eran los edificios de altos más significativos por calle Córdoba a esa altura. El 20 de junio de 1957 finalmente fue inaugurado el Monumento, para la ocasión hubo visitas de personalidades destacadas, y diversos actos que comenzaron varios días antes. El 15 de junio a las 11 de la mañana llegaron a la Estación Rosario Central del Ferrocarril Mitre, dos escuadrones de granaderos con bandera y fanfarria. Aguardaron su arribo autoridades de la guarnición militar Rosario, quienes dieron la bienvenida. Tras descargar los pertrechos, los animales y poner en condiciones todo el equipo, emprendieron el desfile hasta llegar al cuartel del Escuadrón de Seguridad de Caballería, donde se alojaron. 

La confección de la bandera estuvo a cargo de la "Comisión de Damas Rosarinas". Algunas de ellas descendientes de personalidades relacionadas con la historia de la ciudad y la creación del Monumento. La bandera se izó el día de la inauguración, en el mástil mayor, que se encuentra por Avenida Belgrano. 

El público que concurrió a las ceremonias de inauguración del Monumento ocupaba todos los espacios posibles a su alrededor. Según el diario "La Acción" de la época, superaba el medio millón de personas entre hombres, mujeres, niños y ancianos. 

No sólo acudieron los vecinos de la ciudad, sino que se dio cita allí gran cantidad de personas, provenientes de localidades cercanas y de distintas provincias. A medida que la gente se bajaba de los ómnibus y los tranvías, grupos de estudiantes les obsequiaban escarapelas. 

La avenida Belgrano, desde la bajada Sargento Cabral hasta la avenida Pellegrini, las calles laterales, plazoletas, y otros amplios sectores del Parque Nacional de la Bandera se encontraban completamente ocupados por el público. Nunca antes semejante conglomerado de gente se había reunido para festejar un evento. 

Por otro lado, una gran multitud aguardaba el arribo del Presidente Provisional General Aramburu. Alrededor de las 16.45 aterrizó en el aeródromo de Fisherton el Avión de la Marina de Guerra que condujo a nuestra ciudad al Vicepresidente Provisional de la Nación, Isaac Rojas. Aproximadamente unos 20 minutos después, en el mismo aeródromo descendió el aparato que conducía al presidente provisional de la república. 

El día de la inauguración desfiló el Regimiento de Granaderos a Caballo "General San Martín". También desfilaron unidades militares de todo el país y de otras nacionalidades, como por ejemplo, los cadetes del Colegio Militar del Perú, quienes abrieron el desfile. Cada una de las cuales llevaba sus banderas y uniformes típicos. 

Palomas pintadas de azul y blanco fueron soltadas como parte de los festejos de la inauguración del Monumento a la Bandera, costumbre que se siguió practicando por varios años más para los días 20 de junio. 

La última imagen nos muestra cómo, por la década del 70, Rosario va tomando su configuración actual; una ciudad con muchos edificios en altura que compiten con el Monumento. 




EL 24 DE MAYO DE 1943 SE INICIARON LAS OBRAS DE CONSTRUCCIÓN DEL MONUMENTO, A CARGO DEL ARQUITECTO ÁNGEL GUiDO. EN LOS PRIMEROS AÑOS SE EFECTUARON LOS CIMIENTOS DE LA FUENTE Y LA TORRE PRINCIPAL. CATORCE AÑOS DURÓ LA CONSTRUCCiÓN QUE SUFRIÓ VARIAS INTERRUPCIONES POR MOTIVOS PRESUPUESTARIOS. 

Actualmente, esta obra arquitectónica se completa con el Paseo Cívico, que en esta foto de 1978 todavía no estaba construido. El paseo incorpora las estatuas que la escultora Lola Mora realizara para otro proyecto de monumento. 

El conjunto de imágenes de este artículo forman parte de una muestra realizada por el Archivo de Fotografía de la Escuela Superior de Museología, al conmemorarse los 50 años de la creación de nuestro Monumento.• 

* Lic. en Antropología. Escuela Superior de Museología. Secretaría de Cultura y Educación. Municipalidad de Rosario. 






Bibliografía 

Diario 'La Acción". Rosario. 21 de junio de 1957. 

Imágenes pertenecientes al Archivo de Fotografía de la Escuela Superior de Museología. Mongsfeld, Oscar E. 'Monumento y Parque Nacional a la Bandera". En Revista Historia de Rosario No 7/8. Rosario. 1964. 




Fuente:Extraído de la Revista “ Rosario, su Historia y Región” Fascículo N.º 97 de Junio 2011 


martes, 25 de febrero de 2020

INAUGURACIÓN DEL MONUMENTO A LA BANDERA




La historia del Monumento, a Lo largo de más de medio siglo, está impregnada de marchas y contramarchas; de esfuerzos para cristalizar el homenaje al Creador de la Bandera y de situaciones conflictivas para contar con los fondos necesarios-para ejecutar los trabajos. Se inaugura el 20 de junio de 1957, cincuenta y nueve años después de haber sido colocada la piedra fundamental de la obra. 

El 26 de mayo de 1936, durante la intendencia de Miguel J. Culaciati, se constituye una comisión encargada de concretar 'una larga aspiración de varias generaciones de argentinos", según expresa un decreto del presidente de la Nación, Agustín P. Justo, cuyo gobierno reconoce oficialmente a la comisión el 18 de junio de ese año. 

Se designa una junta ejecutiva en el seno de ese cuerpo, para cumplir la tarea de "honrar al símbolo de la nacionalidad en un monumento que debe ser el más grandioso y artístico de los existentes en el país", buscando así dar cumplimiento al decreto del Poder Ejecutivo Nacional del 16 de mayo de 1927. 

En septiembre de 1943, el gobierno central designa presidente de la Junta Ejecutiva Nacional al general Alberto Guglielmone e inmediatamente se inicia la obra. 

Recién en 1944 el gobierno nacional dispone la expropiación de los terrenos destinados al futuro Parque Nacional a la Bandera, pero los trabajos sufren interrupciones. Los diarios de circulación nacional de la época publican editoriales sobre "la interminable construcción del Monumento". 


En 1954, el concejal peronista Tulio Cardarelli presenta un proyecto para que sean depositados en el futuro monumento los restos del general Manuel Belgrano. La obra se reactiva y se anuncia —varias veces— su inauguración para 1956. Sin embargo, el Monumento debe esperar un año más. 

El 20 de junio de 1957 se produce la postergada inauguración del proyecto de los arquitectos Angel Guido y Alejandro Bustillo y de los escultores José Fioravanti y Alfredo Bigatti. Rosario se prepara para una semana de festejos y el gobierno declara feriado a partir del mediodía del 19 de junio. Toda la actividad de la ciudad está vinculada con el acontecimiento. Incluso el gobierno de la provincia, a cargo del interventor federal Clodomiro E. Carranza, se instala en Rosario desde el martes 18 al viernes 21. 

El 17 de junio se trasladan desde el convento de San Carlos, en San Lorenzo, hasta el propileo del Monumento los restos del soldado argentino muerto por la libertad de la Patria. 

El 19 llegan a Rosario el presidente Pedro Eugenio Aramburu y el vicepresidente Isaac Rojas. También arriban contingentes militares de las tres fuerzas armadas y delegaciones de cadetes de países latinoamericanos, que participan de un brillante desfile castrense. 

El jueves 20 de junio la ciudad amanece envuelta en espesa niebla y las nubes cubren el cielo. Sin embargo, al mediodía el sol asoma sobre el Paraná para asociarse a la celebración. Las máximas autoridades nacionales, provinciales y locales e inmensa cantidad de público se suman a la inauguración del Monumento, símbolo de la ciudad a partir de entonces. 




Fuente: Extraído de la Revista del diario “ La Capital del 125 aniversarios” del año 1992

lunes, 24 de febrero de 2020

José Fioravanti y el friso







“La creacion de la Bandera" 




Por Miguel Carrillo Bascary (*) 




Cuando en 1943 se inició la construcción del Monumento Nacional a la Bandera, se partió del anteproyecto "Invicta" que resultara ganador del concurso efectuado tres años antes. Hoy podemos decir que esta iniciativa fue inspirada fundamentalmente por Angel Guido, con los aportes de Alejandro Bustillo y de dos plásticos que debieron proponer los motivos escultóricos que ornamentarían la obra; tal era la exigencia de la convocatoria. Al firmarse el contrato para la construcción Bustillo se apartó, pero José Fioravanti y Alfredo Bigatti siguieron colaborando con Guido. Ambos lograron sintetizar en rasgos comunes sus diferentes talentos y repartieron equitativamente la ejecución de las esculturas que engalanan el Monumento, vitalizando así las líneas arquitectónicas y transmitiendo el mensaje histórico dirigido a los visitantes. 

Es un bajorrelieve elaborado en el mismo mármol travertino que recubre al Monumento lo que le permite identificarse con su textura, cromatismo y luminosidad. Para apreciar con mayor precisión sus detalles debe admirarse en las últimas horas de la tarde, cuando la incidencia del sol permite destacar sus volúmenes internos. El friso es de grandes proporciones; ocho metros la largo por dos de alto y presenta abrasiones de hasta veinte centímetros respecto a su perímetro. Está confeccionado en doce grandes placas, formando tres hileras. Las figuras se proponen desde cierta rigidez formal quebrada por el dinamismo que exulta Belgrano, en su centro. 

Analizaremos desde la crítica histórica los elementos que observamos allí, sin olvidar que el arte suele tomarse licencias que no por ello debemos convalidar. 

La figura protagónica se identifica con el entonces coronel Manuel Belgrano, a quien vemos a caballo, evidencia de su alto cargo. Sostiene la Enseña patria con su mano derecha; con ello satisface los requisitos del antiguo ceremonial de banderas y las costumbres ecuestres ancestrales, llevalr las riendas con la izquierda. Su rostro es algo más juvenil que los 42 años de edad que tenía en 1812. El uniforme es similar a los usados en la época, donde cada militar lo encargaba a su gusto; en este caso es una levita militar con sobrios alamares y granes charreteras. 

La Bandera se objetiviza en manos del Prócer. Obsérvese que no tiene ningún rasgo que evidencie su diseño. Este detalle aparentemente inocente indica la fina sensibilidad del artista quien, conocedor de las diferentes teorías que aluden a la conformación del paño, prefirió no seguir ninguna, dejando que cada observador mantenga sus convicciones para que su eventual discenso no despierte críticas. La enseña centraliza la visión del observador, al quedar enmarcada por los dos equinos. La actitud de Belgrano es clara. Se manifiesta como jefe militar, al frente de su tropa; con su brazo hace un gesto amplio, indicando que presenta la Bandera al pueblo reupido en el lugar. En esos rosarinos está representada toda la Nación. 


Contrasta la importancia de esta significación con el escaso espacio que le asigna el artista, en relación a los elementos militares. La representación de la civilidad es muy escueta pero suficiente: un sacerdote (Julián Navarro, por entonces párroco del Rosario); una pareja de paisanos y un niño clara expresión de las futuras generaciones de argentinos. 

Vemos también una de las licencias toleradas al arte: la Bandera expuesta está en un asta; cuando del relato que hace Belgrano resulta que la misma fue izada en un mástil erigido en la plaza de armas de la batería "Libertad". 

El tercer eleméito en cuanto a su volumen es el oficial montado que sigue a Belgrano. Podemos identificarlo con el Teniente Coronel Gregorio Perdriel, su segundo al mando. Semioculto hay otro jinete, el trompa de órdenes del regimiento hace sobar su cornetín anunciando la presentación de la Bandera y reclamando atención a la tropa. 

Sobre la izquierda de observa una masa de militares a pie. Un oficial subalterno, espada en mano y una formación de efectivos pertenecientes al "Reg. de Infantería Nro. 5", (Ex "Patricios") que por entonces comandaba Belgrano. Algo más atrás se advierten los rasgos negroides de los "Pardos. y Morenos" que también componían la dotación. Sobre el fondo se almea un escuadrón de la "Caballería de la Patria", con sus clásicas gorras cuarteleras, pañuelo al cuello y lanzas. 

Completa el cuadro una persona con atavíos gauchescos que para nuestra apreciación es un baqueano (insustituible en el desplazamiento de toda unidad militar de la época) con toda posibilidad miembro de la Milicia del Pago de los Arroyos, cuerpo auxiliar del contingente patriota. Otros miembros de esta unidad se observan en segundo plano. 

Veamos ahora el ambiente geográfico que contiene toda la escena. Hacia el fondo hay barcos que aluden a la condición de primitivo puerto de Rosario. Aquel 27 de febrero estaban surtos varios bajeles, que transportaban a otro cuerpo de tropas, los "Granaderos de Fernando VII", llamados también "de Terrada". Dando algo de sombra al pueblo presente se observa un árbol, lo que permite situar adecuadamente el paraje del primer izamiento: la "barranca de las Ceibas". 

Queda así expuesta la alegoría de aquel glorioso día, cuando los rayos solares castigaban la tierra y la guarnición podía mostrar con legítimo orgullo la finalización de los trabajos para instalar la batería "Independencia", mientras que era ya inminente la terminación de la "Libertad". El uso de estos nombres evidencia el liderazgo de Belgrano y su voluntad de romper las cadenas del coloniaje; aún a despecho de la posición del Gobierno. En tanto, el pueblo de Rosario se reunía expectante, respondiendo a la convocatoria belgraniana, sin saber que sería protagonista de uno de los días más gloriosos de nuestra historia nacional: el nacimiento de aquella Bandera celeste y blanca que hoy nos identifica ante el mundo. 

* Presidente del Inst. Belgraniano de Rosario (belgranianorosario@gmail.com) 




LA FIGURA PROTAGÓNICA SE IDENTIFICA CON EL ENTONCES CORONEL MANUEL BELGRANO, A QUIEN VEMOS A CABALLO, EVIDENCIA DE SU ALTO CARGO. SOSTIENE LA ENSEÑA PATRIA CON SU MANO DERECHA. 




José Fioravantí (1896-1977). 




Nació y murió en Buenos Aires. Autodidacta. Al comprometerse con la obra del Monumento estaba en la plenitud de su carrera. Había obtenido importantísimos premios en nuestro país y en el exterior. Entre 1925 y 1935 trabajó y expuso en Europa. La permanente búsqueda del artista le permitió evolucionar hasta la monumentalidad, destacándose por el manejo de la luz solar sobre las superficies descubiertas. 

Entre sus principales obras destacan: los "Lobos Marinos" (Mar del Plata); así como los monumentos a Bolívar, Sáenz Peña y Avellaneda (Buenos Aires). Pero su cenit lo encontró en el Monumento a la Bandera, en el que participó con tres bronces de fuste: "Belgrano"; la "Patria de la Fraternidad' y "Los Andes"; las esculturas en travertino: "Río Paraná"; "Norte", "Oeste" y siete escudos provinciales (Buenos Aires; Catamarca; Corrientes, Entre Ríos; Santiago; San Luis y Tucumán). 

Así como los frisos: "Creación de la Bandera"; "Las Damas Mendocinas bordan la Bandera çle los Andes" y "La Gloria" 




Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, su Historia y Región” Fascículo Nº105 de Marzo 201



domingo, 23 de febrero de 2020

El Monumento Nacional a la Bandera



Por Miguel Ángel De Marco 




El 20 de junio de 1957, el presidente Aramburu inauguró el Monumento Nacional a la Bandera, dando cima a un viejo anhelo de los rosarinos que se remontaba a 1872, cuando se levantó una pirámide en la isla, en el sitio en que estuvo emplazada la batería Independencia. 

No obstante que en 1898 se había puesto la piedra fundamental de un nuevo monumento, esta vez ubicado en el lugar en que antiguos vecinos afirmaban que el general Belgrano había hecho tremolar por primera vez la enseña patria, y después, en 1909, se había contratado a la célebre Lola Mora con el finde inaugurar la obra en el año del Centenario, 1910, sucesivas postergaciones hicieron que los grupos escultóricos fuesen ubicados en distintos paseos de la ciudad, hasta el presente, en que se encuentran todos juntos en el denominado Patio de la Madera. 


El 29 de marzo, retomando la iniciativa, constituyóse una comisión con el auspicio del intendente doctor Miguel Culaciatti. Poco después, el organismo fue nacionalizado, y se dictó una ley autorizando gastos por un millón de pesos. Al mismo tiempo se inició una gran colecta popular que abarcó todo el país y continuó hasta 1943. 

El concurso de anteproyectos dio el premio al arquitecto Angel Guido, quien concibió la obra de majestuosas características que encarna el homenaje de la patria a su emblema máximo. El monumento fue pensado sobre la base de una vasta simbología que patentiza valores patrióticos y expresiones telúricas. Posee un propileo donde arde la llama votiva bajo la cual descansan los restos del Soldado desconocido de la Independencia, una Galería de Honor de las Banderas de América, una alta torre y un Patio Cívico, que ha sido escenario de grandes actos evocativos de la memoria del creador de la enseña y de homenaje a figuras y pabellones del Continente. En el aniversario de cada país es honrada la respectiva bandera ante la urna de cristal que contiene el símbolo con la transcripción del himno y la exposición de la flor nacional. Ese día también flamea en el puesto de privilegio entre los mástiles, junto a la bandera argentina. 




Fuente: Extraído del Libro “ Rosario desde sus orígenes hasta nuestros días. 2º Ed Síntesis histórica 2 º Edición. Liberia Apis. Año 1994

sábado, 22 de febrero de 2020

El Monumento a la Bandera




Por. Alberto Campazas 




Producto de un largo esfuerzo de los vecinos de Rosario, el 20 de junio de 1957, con la presencia del Presidente Provisional de la República, se inaugura el Monumento Nacional a la Bandera, cuya piedra fundamental había sido colocada por el Intendente don Luis Lamas en 1898, contratándose la obra con Lola Mora en 1910, contrato posteriormente rescindido. Las esculturas que con tal propósito efectuará esta artista fueron posteriormente colocadas en distintos lugares públicos. El 23 de enero de 1939, el Congreso de la Nación aprueba la Ley 12575 para su construcción, adjudicándose la obra al anteproyecto que el lema "Invicta" presenta el arquitecto Angel Guido, acompañado por José Fioravanti y Alfredo Bigatti. El 16 de diciembre de 1942, se firma el contrato y el 15 de setiembre de 1947 se encomienda al arq. Guido la dirección técnica de la obra. El Monumento se erige sobre una superficie de 10.000 metros cuadrados con piedra de Los Andes y lleva una torre que corta el horizontal del río Paraná y en su subsuelo la Galería de Honor de las Banderas de América. 

Al frente de la torre una proa gigantesca simboliza el avance de la nacionalidad. De pie sobre el imaginario bauprés de la nave de la argentinidad, por símbolos se representa "La patria abanderada" empuñando una tacuara que sirve de asta a la bandera, cuyos pliegues caen sobre su cuerpo y es obra del escultor Alfredo Bigatti. Detrás, esculpida, se lee la frase de Belgrano: "Cuan execrable es el ultrajar la dignidad de los pueblos violando su constitución", y también por la obra de Fioravanti, "La patria de la fraternidad y el amor". Los episodios históricos están representados por cuatro grandes bajo relieves que representan: "Creación de la bandera en Rosario" que plasmó Fioravanti, esculpida en roca de Los Andes; "Juramento de la bandera junto al río Pasaje en Jujuy", obra de Bigatti que representa el juramento de la bandera, de¡ 25 de Mayo de 1812 en Jujuy, previo a las grandes victorias de Tucumán y Salta; en las obras se destaca la figura de Beigrano rodeada de damas y caballeros, paisanos y aborígenes que escuchan sus arengas; en "Damas mendocinas bordando la bandera del ejército libertador", Fioravanti representa el momento en que las damas de Mendoza trabajan en el bordado de la bandera; y por último "San Martín jura la bandera del Ejército Libertador en Mendoza" que esculpiera Bigatti, donde se ve al General San Martín haciendo flamear su bandera, mientras arenga a las tropas. 

En bajos relieves se representa la bendición de la primera bandera argentina por el cura párroco de la Capilla del Rosario, Dr. Julián Navarro, y al General Beigrano en el momento que entrega a Cosme Maciel la bandera ya bendecida. Ambas obras corresponden al escultor rosarino Eduardo Barnes. 

En otros aspectos del Monumento se aprecian obras de Bigatti sobre "La Pampa", el "Océano Atlántico", el "Sur" y el "Este", como de Fioravanti: "Los Andes", "Río Paraná", "Norte" y "Oeste". Luego "Cripta de Beigrano", augusta y solemne, enclavada en la barranca lugar propicio para la meditación y el recogimiento, en el que la figura de Beigrano cobra vida en el bronce cincelado de Fioravanti. 

La escalinata cívica y propileo es de una extraordinaria monumentalidad, rematada con 22 faroles-mástiles que le flanquean, y donde al flanquearse los pórticos se ingresa a una nave de más de 50 metros de longitud donde puede verse cuatro estrofas del Himno en bajo relieves de piedra. En el centro de esta composición arquitectónica se encuentra la urna votiva del fuego sagrado de la patria que contiene cenizas de los granaderos de San Martín, muertos en San Lorenzo. 

En el subsuelo del propileo se encuentra la Galería de Honor de las banderas de América que completa el sentido profundo de unidad internacional sudamericana. 

El mástil mayor, el más elevado de la República aparece discretamente alejado del Monumento. En él se izará la bandera bordada por las damas rosarinas en seda y oro. Este espíritu americano se completa con 4 hermosas esculturas que simbolizan "América India", "América Colonial", "América Republicana" y "América del futuro". 

Este monumento inserto en la ciudad cuna de la bandera, es considerado una de las construcciones de mayor originalidad y de más profundo civismo en el mundo entero, y estas características transforman a la monumental masa arquitectónica en el templo máximo de la nacionalidad. No en vano en el centro de la obra se encuentra la urna votiva del fuego sagrado de la Patria. Esculpido en piedra se encuentra el mandato de Belgrano en su proclama del 27 de febrero de 1812: "Juremos vencer a los enemigos interiores y exteriores y/a América del Sur será el templo de la independencia y de la libertad". 




Fuente: Extraído del Libro “ Rosario Historia y Desarrollo”. Edicciones Pago de los Arroyos. 2º Edición 1996 





jueves, 20 de febrero de 2020

La "Barranca de las Ceibas"




El paraje rosarino donde por primera vez se enarboló la Bandera Argentina 




Fundamentación elaborada por Miguel A. De Marco (h) para designar con el nombre "Barranca de las Ceibas" al espacio público ubicado en calle 1 d Mayo N.844, contiguo a las instalaciones del Concejo Municipal, y a cuarenta metros del Monumento Nacional a la Bandera. Ordenanza presentada por iniciativa de los concejales Paredes y Elmir y aprobada el 16 de junio de 2005 con el número 7.859. 




En el año 1898, en los comienzos de la activa gestión del intendente Luis Lamas, se había puesto la piedra basa¡ de un monumento recordatorio de la creación de la Bandera por Manuel Belgrano, en la denominada Tarrancas de las Ceibas", ubicada entre Juan Manuel de Rosas, avenida Belgrano, Rioja y Santa Fe, en atención a una serie de informes efectuados en distintas épocas que coincidieron en señalar que ese fue efectivamente el lugar de la primera jura. 




Apartir de 1870, con el desmonte de las barrancas, la construcción de bajadas y pavimentación de las calles mencionadas se modificó por completo la fisonomía del lugar. Diversos testimonios recogidos por los historiadores Eudoro y Gabriel Carrasco, Calixto Lassaga y otros, a fines de siglo XIX, coincidieron en afirmar que fue en las Barrancas de las Ceibas, tal como se conocía popularmente al predio que hoy ocupa el Monumento a la Bandera y zona aledaña, se enarboló por primera vez la enseña patria. 

Se sostiene que un par de las viejas Ceibas permanecieron de pie hasta 1870 en que se produjo el mencionado desmonte. 

En parte de ella se construyó la elegante Plaza Belgrano, ornamentada con una glorieta bellísima. 

La propuesta presentada en 1872 por el ingeniero Nicolás Grondona, puede considerarse el primer antecedente oficialmente documentado del Monumento a la Bandera porque propuso la construcción de monolitos recordatorios, uno en el Bajo y otro en una isla frente a la ciudad. 

En 1904 se constituyó una Comisión Nacional Pro Monumento, y seis años más tarde se firmó un contrato con la genial artista tucumana Lola Mora para que realizara sus esculturas. Las obras quedaron en los depósitos de la Aduana y luego se desperdigaron por la ciudad hasta que recientemente encontraron justo sitio en el Pasaje Juramento. 


Fue precisamente durante la presidencia de Justo, mencionada anteriormente, en la que el Poder Central resolvió destinar los recursos necesarios para concretar, de una vez por todas, la postergada obra. En enero de 1939, el Congreso sancionó la ley 12575, autorizándose la inversión de "hasta un millón de pesos como contribución de la Nación al levantamiento del Monumento a la Bandera a levantarse en Rosario", independientemente de los donativos y suscripciones populares que la comisión recibió de todo el país. 

El 22 de septiembre de 1940, la obra fue adjudicada a los artistas que presentaron el proyecto con el lema de "Invicta": escultor José Fioravanti y los arquitectos Angel Guido y Alejandro Bustillo. 

El 24 de mayo de 1943, el arquitecto Angel Guido tomó posesión de la Plaza General Belgrano para iniciar los trabajos en virtud del contrato firmado con la Municipalidad el 16 de diciembre del año anterior. 

Concluida la primer etapa de la Torre Central y la Explanada, en 1947 se le encargó la construcción del Propileo y la Galería de las Banderas. 

Durante catorce años, hasta su inauguración, la obra fue interrumpida en distintas oportunidades porque los gastos crecían y los gobiernos no enviaban los recursos previstos, al punto que en 1950 renunció la Comisión Nacional. Recién en 1954, el gobierno del presidente Juan Domingo Perón destinó una suma importante que pareció darle un impulso final al proyecto. 

La inauguración del Monumento a la Bandera, el 20 de junio de 1957, marcó un cambio significativo en las celebraciones de la jornada dedicada al pabellón argentino. 

Es importante señalar que no existe en la nomenclatura rosarina calle o plaza que recuerde la primitiva denominación de la zona en la que los rosarinos protagonizaron la gesta del 27 de Febrero de 1812. 

(Fue en virtud de esta afirmación que el Concejo Municipal resolvió designar con el nombre de Plaza de las Ceibas al espacio público más próximo al Monumento a la Bandera, que aún no contaba con denominación) 

Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, su Historia”. Fascículo N.º 38 de Enero de 2006

miércoles, 19 de febrero de 2020

EL MONUMENTO A LA BANDERA



El 20 de Junio de 1957 se inauguró el Monumento Nacional a la Bandera, sobre un proyecto encabezado por el arquitecto Ángel Guido, casi sesenta años después de haber sido colocada su piedra fundamental. 

Su hija Beatriz Guido recuerda la empresa en esa ciudad que «para mí es sólo un tablero de arquitecto, compasas. carbones y un brizo de luz poderoso sobre su cabeza inclinada. Junto a él otras frentes, otras manos, estudiantes, obreros, constructores, dibujantes, todos en improvisado estudio en un garaje de la calle Colón al mil trescientos... 

Una tarde de verano, tibia, con perfume de azahares, la voz del Ingeniero Laporte y desde Buenos Aires Fioravanti, anuncian el triunfo( ... ) Nunca la casa se llenó tanto de flores anónimas, de desconocidos, de telegramas y de gritos de apoyo. La ciudad entera intuyó en ese instante que había que levantar una montaña, desviar un río, cambiar el curso de las aguas, y que el camino iba a ser largo y penoso Quizá en ese día el pueblo de Rosario comprendió que había que apoyar a un hombre, a ese hombre que durante veinte años iba a dedicarle todas sus horas(...) 

Amó cada piedra, acarició el polvo, levantó los cimientos,. buscó cada obrero de su ciudad; y cuenta Ernesto Sábato que un día, al llegar a Rosario toma un taxi y pido ser,dejado en la calle Colón... 

¡Ah! -le interrumpen- va a lo del arquitecto Guido, el loco del. Monumento... 

Mire, allí están apenas sus cimientos, así lo quieren dejar, pero él se saldrá con la, suya porque es rosarino» 

Beatriz Guido Libro de Oro de Rosario, 1969. 

Fuente: Extraído del Libro “Historia de Rosario” de Juan Alvarez. 

martes, 18 de febrero de 2020

EL ACTUAL MONUMENTO NACIONAL A LA BANDERA



Por Héctor Bastianelli 




Cuando el 20 de junio de 1957— en medio del regocijo de todo el país, fue inaugurado oficialmente el Monumento Nacional a la Bandera, actuando como presidente de la Comisión Nacional el coronel Marcelino J. de Loredo, poníase feliz término al largo y accidentado proceso que demandó más de noventa y cinco años para concretarse. Porque si consideramos que desde la primera referencia a la bandera que se da con la creación del escudo de Rosario en 1862, por iniciativa de don Eudoro Carrasco: Una barranca coronada por una batería, de la que se elevará un brazo colosal que sostenga la bandera azul y blanca desplegada en conmemoración de haber sido por primera vez enarbolada y saludada la Bandera Nacional en esta ciudad bajo el amparo del poderoso brazo del ilustre general don Manuel Belgrano", hasta la consagración con el primer premio y consagración de la obra -22 de setiembre de 1940- en el concurso nacional de anteproyectos al lema "Invicta", presentado por los arquitectos Angel Guido y Alejandro Bustillo, se desenvuelve un compendio cronológico de fracasos, paralizaciones por falta de fondos, contramarchas, frustraciones, colectas populares entre 1936 y 1943 y el pintoresquismo amalgamado con la alegría y fe inclaudicable de sus realizadores. 

Todas estas cosas los argentinos deberíamos empezar a conocerlas desde la escuela primaria puesto que nos asombra el desconocimiento que exhiben no sólo los jóvenes estudiantes sino los adultos que deben aleccionarlos. Y en rigor no esjusto reconocimiento a tantos rosarinos que sacrificaron sus vidas para que la Patria levantara el Monumento a su Bandera, la que amamos, la de todos los hombres que habitan el suelo argentino. 

Aprendamos a defender con pasión el hecho más trascendente de la historia argentina. En nuestra barranca, a la vera del "río color de león", el general Belgrano creó la Bandera -como reza en letras de piedra en la cripta del Monumento siendo las 6,30 horas de la tarde del 27 de febrero de 1812.



SU ARQUITECTURA 

Cuando enfrentamos la plasticidad gigantesca del Monumento Nacional a la Bandera -totalmente construido en mármol travertino, sin patinar, de San Luis- nos sorprende el increíble equilibrio de las masas arquitectónicas del pétreo conjunto. En rigor es el primer ensayo de lo que en Latinoamérica podría llamarse "renacimiento de 1ra arquitectura monumental". Los griegos en su famosa Acrópolis de Atenas y los góticos en la época medieval con sus catedrales ojivales, usaron la arquitectura como monumento. Hoy frente a la escala enorme de valores traída por los rascacielos y los edificios de propiedad horizontal, el monumento exclusivamente escultural está decadente. No era posible en un ámbito rodeado de grandes edificios, ni la estatua aislada ni la manida ecuestre, expresiones magnificas desde el "Colleoni" del Verrochio y el "Gattamelata" de Donatello, desubicadas en tiempo y espacio. El monumento exigía grandeza capaz de competir y de triunfar sobre los aledaños edificios. Esta es la razón por la cual el Monumento Nacional a la Bandera fue concebido en escala grandiosa, ya que el tema de suyo tenía la ancha dimensión espiritual paralela también a la ancha dimensión estructural y plástica lograda. 


SUS PARTES 

El Monumento está dividido en tres grandes partes y el mástil de treinta metros de alto en donde ondea majestuosa la Bandera de ocho metros de largo por cuatro de ancho, con su sol de un metro veinte centímetros de diámetro bordado por mujeres rosarinas. Las partes a describir son la Torre Central, el Propileo Triunfal de la Patria y Galería de Honor de las Banderas de América y la Escalinata Civica Monumental que une ambos cuerpos arquitectónicos. 

Veinticinco temas escultóricos, diecinueve en torno de la torre y seis en el Propileo y Galería de las Banderas, forman parte del Monumento. Además encontramos cinco grandes estatuas de bronce, dos grandes estatuas y dos cruces de piedra, cuatro amplios bajorrelieves de mármol, dos bajorrelieves de bronce y dos de mármol en tamaño menor, sumándose y realizados en mármol, escudos argentinos de las provincias (diecinueve en total), así como cuatro soles incaicos. 




VALORES SIMBOLICOS 

Cuando reparamos en la magnifica simbología del conjunto, no dudamos, entonces, que debieron haberse conjugado múltiples propósitos estéticos, patrióticos, espirituales, históricos, técnicos y también económicos. En principio la originalidad de la concepción en gran escala consistió en tomar toda la plaza Belgrano - dos manzanas de longitud-, aunque las bases del concurso exigían la superficie extrema, donde hoy se levanta la Proa y la Torre. 

La simbología del Monumento - según expresiones del arquitecto Guido- está inspirada en los valores filosóficos conforme a Scheller. Valores, por orden jerárquico, espirituales, telúricos, históricos y económicos. Espirituales: la Patria y la Fe Cristiana, representadas en la Patria Abanderada y la Patria de la Fraternidad y el Amor; y la Cruz Cristiana a manera de mástil de la Patria. Telúricos: La Pampa y Los Andes, el Océano Atlántico y el río Paraná. Valores históricos: Creación de la Bandera por el General Belgrano, en Rosario, jura de la Bandera en Jujuy por el General Belgrano, el 25 de Mayo de 1812, las damas mendocinas bordando la Bandera de los Andes y jura de la misma por el ejército de San Martín, el 5 de enero de 1817. Valores económicos: los cuatro puntos cardinales de la Patria con sus riquezas naturales. 

Mencionaremos la Cripta de Belgrano cuya figura es obra del escultor José Fioravanti, enfrentada a una cruz de piedra instalada en un nicho adecuado y donde al pie, según fue pensado por los autores, en un futuro serian depositados los restos mortales del insigne Belgrano. 

La Escalinata Cívica, Propileo y Galería de Honor de las Américas, fueron introducidas después. La primera y el segundo, en 1947, siendo presidente de la Comisión Nacional el general Alberto Guglielmone, con grandes contratiempos puesto que no todos los miembros del organismo estaban de acuerdo. En 1956 se aprobó el proyecto de Galería de Honor de las Banderas, que resume el permanente homenaje a todos los pueblos americanos. 




LA TORRE CENTRAL 


La Torre Central es la parte más importante del Monumento. Y su diseño terminado en punta hacia las aguas de la fuente -manifiesta el doctor De Sanctis- sugiere una nave imaginaria que avanza en el mar de la eternidad hacia sus mejores y grandes destinos: esta nave se abre paso impetuosamente y su elevada y cortante proa separa enormes olas a derecha e izquierda sobre las cuales descansan dos colosos dioses del agua, el Océano Atlántico y el río Paraná. Esta nave que marcha victoriosa es la Patria, guiada por la Patria Abanderada (el arquitecto Guido tituló a esa escultura la "Samotracia Argentina", y en ella el artista Alfredo Bigatti ha logrado la expresión dinámica de la nave en macha), y la Patria de la Fraternidad y el Amor, de pie en la hornacina del altar de este Templo de la Argentinidad, en la parte pos-tenor de la Torre. La obra pertenece al artista José Fioravanti. 

Bajo la escultura de la Patria Abanderada, sobre la proa, se ve una rosa de los vientos que orienta el derrotero -dice Guido- de la nave señalada por la paz, el trabajo y la salvaguardia de nuestro patrimonio; más abajo, una inscripción en relieve, que, sentencia y dice: "La Patria a su Bandera". Mirando el Monumento desde el río apreciamos, a la izquierda de la Torre, "La Pampa", escultura en bronce de Alfredo Bigatti ya la derecha "Los Andes", realizada en el mismo metal por José Fioravanti. 

Las importantes esculturas el "Océano Atlántico" y "El Río Paraná", fueron realizadas por Bigatti y Fioravanti, respectivamente. 

Hacia la mitad de la Torre, cuatro figuras orientadas según los puntos cardinales representan los valores geográficos. Son los "cuatro horizontes de la Patria -afirma Guido-; el Este, figura vigoroso conteniendo el sol naciente; el Norte, con todas sus riquezas naturales, el Oeste representación de los Andes del mineral y la vida, y finalmente el Sur, con el epicentro cósmico de la Cruz del Sur. Las figuras Norte y Oeste fueron modeladas por Fioravanti, y las del Sur y Este por Bigatti". 

Cuatro amplios bajorrelieves en mármol representan los episodios más importantes de la Bandera ocurridos en Rosario, Jujuy y Mendoza. 




LA CRIPTA DE BELGRANO 

Vos bajorrelieves sobre las puertas que llevan a la Cripta de Belgrano simbolizan "El Ideal" y "La Gloria". Enmarcado en significativos juegos de luces celeste y blanca, encontramos la figura de Belgrano realizada por Fioravanti. Es el Belgrano civil que, con un libro en sus manos, medita sobre el destino de la Nación. La efigie del héroe junto con la Cruz de Cristo "forman un recinto recoleto que es sagrado". Ahí visitante puede leer "En este sitio sagrado para los argentinos-entonces barrancas del Paraná- el general Belgrano izó, por primera vez, la bandera de la Patria, siendo las 6.30 de la tarde del día 27 de febrero de 1812". 

Al salir de la cripta por la puerta de "La Gloria", nos encontramos con el distico del poeta Carlos Guido y Spario, que dice "La Bandera que alzóse en el Rosario del argentino es gloria o sudario". 





EL PROPILEO Y LA GALERIA DE LAS BANDERAS 

El Propileo Triunfal es una grandiosa construcción reminiscente del templo dedicado a Atenea en la Acrópolis de Atenas. En sus muros encontramos esculpidas las vibrantes palabras del Himno Nacional, que llaman a cumplir con el "sagrado deber de conservarla inestimable herencia de un pasado que nos honra". 

También en el Propileo se encuentran cuatro estatuas estupendas ejecutadas por el arquitecto Angel Guido en hornacinas de esquinas terminales. Representan las etapas de la historia americana, que son las mismas de la evolución argentina. América India, América Colonial, América Republicana y América del Futuro. La primera es una robusta mujer indígena. La segunda es de prestancia apolínea, empuñando en una mano la espada y en la otra una carabela. América Republicana es representada por una figura femenina que, puñal en mano, descabeza una serpiente que envuelve sus piernas y simboliza la tiranía: con la mano izquierda sostiene el libro de las "Constituciones Americanas, sintetizando una triunfal visión de la libertad sobre la opresión. La cuarta estatua, América del Futuro, es una matrona que sostiene un niño con una mano yen la ancha palma de la otra la paloma de la paz. Conceptualmente es premonitoria del mensaje americano que aspira a llevar al mundo el ejemplo de amor y justicia que emana del Monumento en su conjunto. Justo en el centro de ese sector del Monumento se halla "La llama de la Argentinidad", que fue encendida el 20 de junio de 1957. En la base de la urna votiva se encuentran las cenizas del soldado desconocido de la independencia "dignamente representadas con los restos de granaderos muertos en el combate de San Lorenzo". 

Debajo del Propileo, con entrada por Santa Fe, se encuentra la Galería de Honor de las Banderas de América, pareciendo al visitante una extendida nave. En ella se exhiben las banderas de las repúblicas americanas y la Argentina presidiendo el conjunto. Dos bajorrelieves del escultor Eduardo Barnes representando la bendición de la primera Bandera por el cura párroco, doctor Julián Navarro, y el momento en que la misma es izada por don Cosme Maciel, completan el admirable conjunto donde cada país está representado por su bandera, escudo, himno y flor nacional. 

Fue recientemente inaugurada la "Sala de Honor de las Banderas Antárticas Argentinas", que testimonia el accionar en pro de la reafirmación de nuestra soberanía nacional en las desoladas regiones australes. 

El recinto es un homenaje a lo pueblos americanos apretando e abrazo fraterno a las enseñas de lo pueblos libres del continente. Por ello se proyectaron dos heráldicas, una dedicada a San Martín y otra Bolívar, hermanándolas en este verdadero templo, puesto que contribuye estética y espiritualmente a la necesaria confraternidad y esperanzada unidad americana sin fronteras rígidas, sin límites coercitivos, sin restricciones fisicas y espirituales. 




LA ESCALINATA CIVICA 

Sorprende la gigantesca Escalinata Cívica que se nos ocurre teatro griego modernizado o rampa azteca, dentro del atrio en cuyo altar se encuentra la estatua de "La Patria de la Fraternidad y del amor", que asciende hasta el Propileo Triunfal simbolizando el "esfuerzo heroico para llegar a la Gloria". Alegoría que bien sugiere la idea de ascenso lento pero seguro, bordeado de parapetos que impiden desviarse de la línea recta, norma de los próceres argentinos. Veintidós farolas-mástiles flanquean la subida. Y el flamear de las enseñas al ascender la escalinata, es una fiesta para los espíritus pues todas las banderas brindan un espectáculo para el asombro. 




EL MASTIL MAYOR 

Señalamos para completar la descripción del conjunto arquitectónico un detalle fundamental, aunque pareciera no integrado originariamente al mismo: el Mástil Mayor, que acusa verticalidad frente al Monumento. Razones técnicas y militares jugaron para ubicarlo en el cruce de dos ejes: Avenida y Monumento. Ahí flamea la Bandera bordada por manos de mujeres rosarinas. En ese sitio el país y Rosario la ven desplegar sus colores, gallardamente bella, pura e invicta. 




INAUGURACION DEL MONUMENTO

Por motivos, el 20 de junio de 1957 permanecerá indeleble en el corazón de los rosarinos. Ese día el presidente provisional de la República teniente general Pedro Eugenio Aramburu, inauguró oficialmente el Monumento Nacional a la Bandera. Alas 13.01 arribó con su comitiva al Parque de la Bandera, vestido de civil, acompañado de altas autoridades. Junto al mástil levantado frente al Monumento, fue bendecida la enseña bordada por las damas de Rosario para la ceremonia central de la jornada. Rodeado por granaderos el primer mandatario escuchó la invocación del cardenal Antonio Caggiano, que luego bendijo la enseña que estaba en manos de la presidenta de la comisión, señora Clelia Pinasco de Martinez Díaz, Seguidamente la Bandera fue colocada en el cable del mástil y el teniente general Aramburu puso en marcha el mecanismo para llevarla al tope. En esos momentos las bandas militares ejecutaron el Himno Nacional. Cuando la enseña llegó a lo alto, fueron soltadas miles de palomas y se arrojaban paracaídas con la leyenda Viva la Patría". Miles de pañuelos batían el aire mientras, desde la torre, escolares de todo el país lanzaban flores y papeles azules y blancos. 

Luego de celebrada una misa de campaña, el presidente de la Comisión Nacional del Monumento, coronel Marcelino T. de Loredo, "entregó al país el Altar de la Patria". Agradeció en vibrante discurso el presidente provisional Aramburu. Luego juntamente con autoridades y comitiva oficial se dirigieron a la cripta en donde el cardenal Caggiano procedió a la solemne bendición del Monumento. Desde ahí y por la Escalinata de Honor, Aramburu y acompañantes se encaminaron al Propileo. A ambos lados formaban alumnos secundarios y de las escuelas de artes y oficios, que vitorearon a las autoridades. En la parte alta se encontraban los abanderados escolares. Una vez junto ala urna votiva que alumbraba la urna cineraria del Soldado Argentino muerto por la libertad de la Patria, el teniente general Aramburu con el hisopo encendido que le entregara el coronel de Loredo encendió la llama perenne del fuego sagrado. Eran las 14.20. El toque de clarín llamaba a silencio. 

Acababa de escribirse una jornada gloriosa en la historia de la Patria 




PRESENCIA DEL FUTURO 


Muchos años hablan pasado desde los augurales gestos de Eudoro Carrasco y Nicolás Grondona, pero la suma del genio y fe inquebrantable de generaciones de esclarecidos hijos de Rosario hizo posible se plasmara el Monumento Nacional a la Bandera, en donde está la mayor gloria de Belgrano y el mayor orgullo de los argentinos. 

Todos los años -como en aquella jornada inaugural- el Monumento repite el milagro de convocar el futuro en la presencia de miles de guardapolvos blancos, abanderados escolares de los puntos más distantes del país y jóvenes soldados argentinos que juran defender la Bandera "hasta perder la vida", revitalizando el profundo sentido y vigencia espiritual del mandato que nos enseña que la sacrificada historia del Monumento resume el alma de la Patria, su voluntad, su entendimiento y nuestra memoria. 

Su luz siempre nos congregará en el devenir de los tiempos. 




BIBLIOGRAFIA 

Historia de Belgrano, Bartolomé Mitre, Ed. Anaconda, Buenos Aires, 1950. 

Biografía de Beigrano, Bernardo González Arrili, 2a. edición, Ed. Kapelusz, Buenos Aires, 1948. 

Belgrano, creador de nuestra bandera, Joaquín V. González, articulo publicado por "La Tribuna", Rosario el 19 de junio de 1957. 

Historia de Rosario, Juan Alvarez, la. reimpresión, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 1981. 

El Monumento a la Bandera Argentina - Gestación y primeros pasos para erigirlo, Wladimir Mikielievich, números 23 y 24,Revista de Historia de Rosario, enero-diciembre de 1972. 

Rosario, desde lo más remoto de su historia, Augusto Fernández Díaz, talleres gráficos Pomponio, Rosario, 1941. 

Monumento y Parque Nacional a la Bandera, Oscar Mongsfeld, Revista de Historia de Rosario, números 7 y 8, julio.-diciembre de 1964. 

Belgrano, la Bandera Argentina y el Monumento, Félix Chaparro, diario "La Capital", 19 de junio de 1957. 

La Primera Bandera, sus colores y su destino, Oscar Luis Ensinck, diario "La Capital" 20 de junio de 1960. 

Diversos antecedentes sobre el origen del Monumento, Néstor R. Lemus, diario "La Capital" 19 de junio de 1958. 

Suplementos de "La Capital", 1979 y 1980, con artículos de Francisco Cignoli, Wladimir C. Mikielievich, Horacio J. Lencina, Andrés lvern y Carlos D. Giannone. 

Monumento a la Bandera, por Héctor Nicolás Zinni, artículo publicado en el semanario "Rosario", número 38, del 27 de junio d9 1981, 




HECTOR A. SEBASTIANELLI 

En la ciudad de Rosario -donde ha nacido- ejerció la docencia durante muchos años y desarrolla una intensa labor periodística. Colabora en "La Capital", "Clarín", "La Voz del Interior", y en revistas especializadas en historia. 

Es autor de cuentos que ha reunido en dos libros, "La venta de la casona", en 1986 y "La rebelión de la basura", en 1988. Ha merecido significativas distinciones por parte de la Municipalidad de Rosario, de la Dirección de Cultura de La Plata, del Instituto Literario y Cultural Hispanoamericano de Westminster, EEUU, de la Revista Histonium de México, de la Editorial Atlántida de Buenos Aires, entre otras, y una distinción especial por parte del gobierno de la provincia de Santa Fe, por su permanente contribución a la cultura. 




Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, Historia de aquí a la vuelta”. Fascículo N.º 1 de año 1991