miércoles, 2 de octubre de 2019

EL SALADILLO



Un gran río te ciñe de rojizas barrancas,

por donde grandes buques hallan tus puertas francas.

Pero si aquél es sobrio, grave, fiero, orgulloso,

otro pequeño y fino te sirve de reposo.

Y, como si quisieran que añoren tu frescura,

se encapricha y se seca, si le da la locura.

Así, pequeño y todo, se da el lujo de darte

bosquecillos de sauce; esto para alegrarte.

En festivas mañanas, bellos adolescentes

vuelan sobre canoas livianas, imprudentes,

y sus camisas blancas contrastan con el verde

césped de las orillas que en el agua se pierde.

Bajo el golpe del remo, corta el agua la quilla

y tiemblan las canoas suspensas en la orilla.

Empleados, estudiantes de pesada semana

remando alegremente se pasan la mañana.

Pintoresco, repleto, va llegando el tranvía

donde vienen familias a pasar el día.

Bajo los verdes sauces tienden blancos manteles

y sacan de sus cestas botellas y papeles.

Toman mate, se acuestan para dormir la siesta,

que duermen si el vecino pic-nic no los molesta.

¡Algazara de obreros, empleados, costureras

juveniles, alegres, bulliciosas, parleras!

Cuando la noche llega los tranvías no alcanzan

para tantos, y a saltos, a su encuentro se lanzan.

Tímidas, las mujeres, se quedan rezagadas

y esperando su turno conversan agrupadas.

Requiebros maliciosos las suelta el muchachote

que va en la plataforma, y ellas le ponen mote.

Lloran los chiquilines, somnolientos, cansados,

y los padres los cargan, contentos, resignados.

Y la masa flotante, planchada, dominguera,

no se acuerda que el lunes de trabajo la espera.

ALFONSINA STORNI 

Seis cantos a Rosario, editado por la Biblioteca Argentina, dirección de José Guillermo Bertotto, Rosario, 1949.

Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario Historias de aquí a la vuelta”. Fascículo N.º 15. Autoras: Sandra A. Bembo- Nelly I Sander de Foster- Marisa Rocha. Junio 1991