lunes, 6 de mayo de 2019

Los años del peronismo



La segunda guerra mundial —1939/1945 provocó cambios en de panorama argen- tino, dividiendo profundamente a la sociedad entre los partidarios de un bando y del otro. La prensa escrita,los documentales, las películas y los folletos de propaganda acercaban la contienda a la población.

En Rosario, surgieron diversos grupos nacionalistas que multiplicaban su presencia, haciendo pública su adhesión al «Eje», fuera en actos políticos, o en espacios de recreación, como en las salas donde se proyectaban•• colas alusivas. La discusión sobre la Guerra Civil Española, primero, y la segunda guerra mundial después, estaba presente en las charlas de café, en la biblioteca barrial, en los bo-letines parroquiales y en la vida familiar.

Además, algunos hijos de extranjeros decidieron partir a Europa, en calidad de de voluntarios, para luchar en la tierra, de sus padres.

Los efectos de la guerra se hicieron sentir en la vida cotidiana de los rosarinos a través del racionamiento de la nafta, la escasez de automóviles, repuestos y neumáticos, y a prohibición de iluminar carteles o vidrieras para economizar combustible Asimismo, se realizaron ejercicios de oscurecimiento para la defensa antiaérea, en caso de ser necesaria.

En agosto de 1944, cuando se produjo la liberación de Paris, una multitud —calculada por La Capital en unas 50.000 personas—intentó realizar una concentración no autorizada, que terminó en incidentes entre la Guardia de Caballería y los manifestantes. Estos últimos lanzaban consignas tales como «sables no, votos si» y entonaron el Himno Patrio junto con «La Marsellesa»,'. El cambio de la situación bélica desató una verdadera algarabía popular que fue ruidosamente canalizada por bis simpatizantes de los «Aliados». Algunas confiteras Y restaurantes se sumaron a los festejos, con ocurrió con el Savoy, cuya petit-orquesta animó desenfrenadamente el baile. Actos similares se repitieron-cuando se se produjeron la rendiciones de Alemanía y Japón. La población movilizada veía en estos hechos un preludio de la caída del gobierno militar que asumiera dos años antes.

El 4 de junio de 1943 el Ejército Argentino había depuesto al presidente, interrumpiendo por segunda vez el orden constitucional. En este contexto, la designación del coronel Perón al frente de la Secretaría de Trabajo sentó bis bases de un nueva movimiento político que empezó a ocuparse de un actor social poco tenido en cuenta hasta ese entonces: el movimiento obrero. A partir de su acceso a la presidencia de la Nación, esta tendencia se afirmaría notablemente. Como hemos visto, el proceso de industrialización por sustitución de importaciones estimuló las migraciones internas y ello, a su vez, provocó la expansión de la clase trabaja dora en las ciudades receptoras de población como Rosario.

La innovación más significativa giró en tonto a la generalización de las leyes sociales preexistentes y el control sobre su cumplimiento, mientras las negociaciones colectivas de trabajo y la progresiva suba de salarios favorecieron la adhesión de los sectores populares.

Ya desde 1945, Rosario experimentó el vuelco que,en otros lugares del país, habían provocado las nuevas orientaciones del gobierno.

Los obreros se movilizaron el 18 Octubre de-ese-año —no el 17— reclamando la libertad del Coronel «Fue día más largo del siglo» recordaría luego un testigo.

Por esa vía, ingresaron a la política partidista grupos de jóvenes trabajadores y otros que provenía de asociaciones nacionalistas preexistentes, así como antiguos dirigentes o partidarios del más variado espectro ideológico: nacionalistas, radicales, demoprogresistas, sindicalistas, católicos engrosaron confusamente sus filas . La propia Iglesia local, en la voz del obispo Caggiano, dio la bienvenida al peronismo con el que guardó una estrecha realción hasta la crisis que lo enfrentó a la Iglesia entre 1954 y 1955.

Sin embargo, muchos otros ciudadanos de pertenencias ideológicas similares pasaron a la oposición. Éstos habían expresarlo su descontento unos días antes, cuando invadieron las calles del centro celebrando La renuncia de Perón al-grito de «prensa libre» y «elecciones libres sin militar». Lo más representativo riel periodismo local se alineó en este bando. En particular, el periódico La Capital acompañó a estos sectores reclamando la vuelta a la constitucionalidad, a la vez que aplaudió la desperonización que parecía iniciar el gobierno. De todos modos, el impacto del peronismo en la ciudad fue grande, y ello haría afirmar a Perón, todavía en 1970, que «Rosario... ha sido siempre la capital del peronismo. Tengo muy-' buenas recuerdos de Rosario».

Por otro lado, la memoria de quienes se asimilaron tempranamente al peronismo suele arrancar del contraste entre «el antes» y «el después» en las condiciones de vida de las clases populares: «Yo entré a los ferrocarriles un mes antes de que pasaran a ser nacionales—nos cantaba un testigo---. Yo entré como aprendiz en carpintería...Yo entré puedo hablar antes del 40, cómo vivíamos...

Nosotros vivíamos del ferrocarril… vivíamos miserablemente. yo fui repartidor de carnicero también... en aquella época nosotros empezábamos a trabajar a los diez u once años...

En el ferrocarril cobraban todos los meses, eran a los únicos que les fiaban... El bancario ya era clase media, viste... (En ¡os otros trabajos) le echaban por cualquier cosa... No había horarios, de entrada si, de salida no... Por ejemplo, el personal de servicio... tenían dos francos por mes... las huelgas eran sangrientas antes de Perón... (Los muchachos) a los escuadrones los combatían con las bolitas.. (también) les cruzaban los alambres y caían los milicos de las caballos como locos. Las huelgas eran muy feroces y eran por cinco centavos... después cambió todo...» (sic)

El recuerdo de la pobreza y de la falta de control sobre las condiciones de trabajo contrasta con «el después» que encarnaría el peronismo. A partir del triunfo de Perón en las elecciones de 1946 se incorporaron el aguinaldo. las vacaciones pagas. las licencias por enfermedad y creció el turismo gracias al crédito disponible. Las obras sociales brindaron a sus afiliados la posibilidad de descan- sar en sus hoteles o en aquellos con los que tenían convenios.

El Estado Benefactor contribuyó a elevar el nivel de vida y a garantizar el campo de la seguridad social. Asímismo , la acción del Ministerio de Trabajo y la actividad desplegada por la Fundación Eva Perón o por la Unión de Estudiantes Secundarios en la ciudad, hizo sentir la presencia del Estado regulando las relaciones de trabajo y desplegando una política inclusiva que se expresó en la ampliación de la ciudadanía social, admitida por la mayoría cielos testimonios recogidos en la ciudad.

No obstante, el peronismo también diseñé estrategias que le permitirían homogeneizar la sociedad y lograr una amplia adhesión a su política. Por cierto, con este fin, se desarrollaron prácticas autoritarias corrió la exigencia de afiliación al partirlo para poder ti—abajar en determinados lugares, la exhibición del escudo o.ei luto por la muerte de1a.cs posa del presidente --obligatorio en los cuadernos o las solapas de los escolares—.y las presiones cien tro de las propias. Fuerzas Armadas, luego del gol pe fallido. De 1951. Estas prácticas, cumplidas con notable celo a medida que se descendía en los niveles de conducción partidaria, burocrática o de gobierno, se unieron a otros factores que generaron, en definitiva un efecto opuesto al buscado: la resistencia de sectores de la población cuya oposición crecía en tanto avanzaba el segundo período presidencial.

Rosario tampoco constituyó una excepción frente a los múltiples .intentos por peronizar la sociedad. Manifestaciones de esta índole se expresaron mediante la imposición de los nombres del general y su esposa en calles, campeonatos deportivos, avenidas, hospitales, barrios, escuelas... Se pueden citar el barrio «Presidente Perón», situado en la zona comprendida entre las calles Buenos Aites, San Martín, Esteban de Luca y Bonpland; la Avenida Circunvalación «General Perón»; la Escuela «Eva Perón", ubicada en Uriburu y Rodríguez; los talleres «Presidentes Perón» en la Estación Pérez, que Pertenecían al Ferrocarril «General Mitre»; el viejo Hospital de Caridad que, al ser provincializado, se transformó en hospital «Eva Perón»; la Estación de Ómnibus «Coronel Perón», hoy «Mariano Moreno«. El mismo plan de obras pensarlo para Rosario se llamó «Plan Perón»

Tampoco faltaron los bustos o fotografías de Eva Perón en distintos puntos de la ciudad como hostpitales y plazas públicas.

Al ingresar a la filial local de la Cruz Roja se encontraba el visitante con una imagen de la esposa del presidente permanente adornada con flores; en la entrada del Hospital Perón, se observaba un busto mandado a construir por los empleados.

ciertos actos lugares públicos. entonaba en los cines, antes de comenzar las proyecciones en los cines, o al cierre de algunos eventos, como inauguración de la actual Universidad Tecnológica Nacional por entonces Facultad Regional Rosario,
filial de la Universidad obrera Nacional.

El peronismo centró su interés, en otros actores sociales hasta entonces relegados - amén de, los obreros— como las mujeres, a quieres otorgó el voto en 1947, los niños y también los ancianos. El actual Parque Urquiza se llamaba por entonces Porque de «Los Derechos de la Ancianidad», utilizando el antiguo predio de la Estación Rosario, Este. Al desimantelar el Ferrocarril Oeste Santafesino, se había instalarlo una Escuela de Educación Física con estadio y jardines públicos a los que se proyectaba incorporarles un teatro griego, aprovechando las ventajas que brindaba el lugar.

En Rosario, la Fundación Eva Perón, financiada con Fondos públicos y algunos aportes privarlos, organizaba torneos deportivos, creaba escuelas, hogares para ancianos y húerfanos, repartía profusamente pelotas, juguetes, muñecas, maquinas de coser y también alimentos.

Por su parte. la «Unión de Estudiantiles Secundarios» —U.E.S.---, que contó en nuestra ciudad con sus ramas masculina y femenina organizadas realizaba campamentos y torneos deportivos. Sus participantes recuerdan como rasgo característico la disciplina qu3e se imponía en las actividades de U.E.S. tanto como el amor al deporte que ella estimulaba.

Sus torneos de natación, basquetball, atletismo y fútbol generalmente estaban presididos por carteles que decían «Gracías mi General», pensados como ideas-fuerza tendientes a reforzar los lazos (le lealtad entre esos jóvenes y el presidente de la Nación. Los que resultaban ganadores podían recibir corno premio moto netas, relojes de oro y billeteras, entre otras cosas. Una vez finalizarlo el ciclo lectivo, el Estado preveía para estos adolescentes, a través de planes de turismo. la posibilidad, de disfrutar sus instalaciones hoteleras en Bariloche, Chapadmalal o Embalse Río Tercero.

Paralelamente,en los años 40 y 50, amplías franjas de la sociedad accedieron en forma progresiva a determinados niveles de bienestar los hogares de la época incorporaron elementos de confort característicos como heladeras, licuadoras, ventiladores, cocinas, que antes gran patrimonio de unas pocas familias. La radio presidía la vida hogareña.

La posibilidad de comprarla en cuotas la convertiría en un bien accesible para muchos. Las novelas .y radioteatros se seguían y esperaban con sumo interés. Era la época de oro del radioteatro. Las compañías de Rosario incorporaron la costumbre de presentarse en distintas salas de la ciudad e, incluso, hicieron giras fuera de ella, las 106 cuales se prolongaron hasta finales de la década del 60.

Ciertas revistas gozaban de la estima de las rosarinas de entonces como Para ti, Antena, Radiolandia, Atlántida, El alma que canta —de enorme popularidad traía las letras de las canciones—Mundo Argentino. En el caso de esta última, su tono oficialista hizo que algunos sectores del público independiente no se interesara demasiado en su lectura.

Otras como cuéntame -un poco más tarde—contenían fundamentalmente novelas romáticas. que continuaban semana tras semana. Leoplán—el magazine popular argentino— ofrecía artículos, notas de interés general, cuentos y traía también novelas completas de diferentes géneros.

Los editoriales Toro Molino ofrecían seres de más famosas novelas, a precios populares, en ediciones rústicas en cuadernadas en tapa dura, que cosntaban el doble que las mencionadas anteriormente.

La editorial Molino tenía la llamada Biblioteca de Oro y dentro de ella había una set le especial titulada ramosas Novelas con un epígrafe que rezaba «Publicación quincenal de novelas ilustradas».

Una buena proporción de revistas. de la época estaban destinadas a las mujeres. Por ejemplo, ya a fines de los años 30, el Boletín Arroyito de la parroquia «Nuestra Señora del Perpetuo Soccorro» incluía temas vastos y de lo más diversos.. Sus páginas contemplaban «Indicaciones útiles para la ama de casa» o «A las madres» un amplio espectro de preocupaciones que iban desde la fetidez del aliento, la limpieza de la madera blanca y el teñido de las ropas hasta el comportamiento de la mujer en sociedad.

Contenía también elementos de mecánica popular, consejos de belleza y artículos de moda, notas de interés general y de política internacional, avisos publicitarios, chistes, poesías, calificación moral de películas estrenadas, chismes sobre el mundo de los artísticas, frases célebres.

El conjuntos los artículos parecía dirigido especialmente a las, mujeres, ex- presando el ideal de la esposa y madre de familia ejemplar. Ideal que reeditaría el peronismo en el discurso de Evita.

En otras publicaciones que frecuentaban los rosarinos también abundaban avisos de academias ó escuelas que enseñaban idiomas, cursos de dibujo, mecanografiá. radio, electricidad, cine sonoro, mecánica, corle y confección, prometiendo un futuro con mejores oportunidades laborales.

Algunos de ellos se podían realizar a distancia eran «por correspondencia» y otorgaban certificados acreditados, según se anunciaba.

El saldo de los nueve años de gobierno peronistas dejó una sociedad transformada. Se incorporaron nuevos patrones de consumo y se elevó progresivamente el estándar de vida de los sectores populares, formándose otros hábitos, gustos y costumbres en el conjunto de la población.

La estatización de los ferrocarriles no sólo cambió la vida de los trabajadores, sino que modificó la distribución y el aprovechamiento del espacio urbano. Se planificó una red de caminos que mejorarían la comunicación dentro y fuera de ella, incluyendo el diseño de la Avenida de Circunvalación.

Como hemos visto, los terrenos liberados por el redimensionamiento ferroviario sirvieron de base a parques y paseos, a la vez que se reconvirtieron terminales como la actual «Mariano Moreno», derivada del ferrocarril a los autobuses de larga distancia. Se cambiaron las nomenclaturas de calles, espacios verdes, edificios y escuelas. La ciudad emergió impregnada de símbolos, nombres y valores peronistas, en un complejo cruce entre la propaganda oficial, preocupada por homogeneizar a la ciudadanía, y -Manuel Musto, uno de los grandes nombres de la plástica rosarina, no sólo vivió en Saladillo y convirtió muchos de los paisajes cotidianos del barrio en obras que perduran en museos y colecciones privadas. Antes de su muerte doné también a la ciudad su casa, bienes, cuadros y hasta una cuenta bancaria.

La vivienda, sobre calle Sánchez de Bustamante 129, para ser detinada a la creación de una escuela de artes plásticas "para niños, obreros y artesanos", respondiendo al pensamiento progresista y a la sensibilidad del artista comprometido que era Musto. El dinero, por su lado, para el otorgamiento de un premio bienal a las artes plásticas y a la literatura rosarina. Premio que aún existe -aunque su otorgamiento haya sido Irregular en los últimos años- y que se llama, justicieramente, "Premio Municipal Manuel Musto".

El municipio, sin embargo, demoré casi cinco años en crear la escuela soñada por el pintor. Comenzó a funcionar en 1945, con precariedad y la llegada de José Colombo, en 1958, coincidiría con el crecimiento de la escuela. Durante su largo periodo como director -ejerció el cargo. hasta 1970- se construyó prácticamente la mayor parte de las mejoras que ostenta el establecimiento.

El primer director fue el escultor José Gerblno, quien comenzó con un curso de alfarería y le sucedieron los pintores Juan de tos Angeles Naranjo y Eugenio Fornells, que antecedieron a Colombo, quien con la cooperación de su esposa y de sus hijos José y Teresita (actualmente profesores de la Musto) desarrollara una recordada labor. El pntor Ambrosio Gatti, por su parte, dirigió la escuela hasta 1984, cuando con el advenimiento de la democracia fue designado otro plástico rosarino, Osvaldo Boglione, quien continúa en dicha función.

En 1984 -cuenta Boglione- tratando de respetar las premisas de Musto, que era un hijo de inmigrantes, con ideas afines al anarquismo de principios de siglo y al socialismo incipiente. Era una persona muy humanista, solidaria y su deseo era que los habitantes humildes de la barriada, sobre todo los obreros y artesanos, la gente del frigorífico, viniesen a la escuela después del trabajo a cultivar el arte; Si ello no fuera posible, dejó expresamente consignado en su testamento que se creara una escuela primaria, ya que los niños eran también su preocupación y sus amigos..."

La etapa democrática significó para la Musto un crecimiento verificable en los hechos y en las estadísticas. Roglione lo sintetiza. "Cuando llegamos, concurrían pocas personas, unas 80 en total, y se tomaba la escuela como un lugar de encuentro más que de aprendizaje. Retomamos entonces las Ideas de Musto y convertimos a ésto en un gran taller. Incorporamos uno de escultura, otro de grabado, uno de fotografía., los talleres de expresión creadora para niños y adolescentes y mantuvimos el de juguetería de paño, poniendo en marcha uno de artesanía y orfebrería. Incorporamos a la tercera edad y muchas de esas personas, que concurrieron durante tres años (primero como una especie de terapia y luego con un profundo interés y vocación) formaron luego su propio taller, una especie de filial Informal de la escuela, dedicado a la escultura".

El municipio tiene a su cargo el mantenimiento total de la escuela y, con una módica contribución del alumnado a través de la cooperadora, provee todo el material necesario para el aprendizaje, desde los ácidos y tintas hasta herramientas e Incluso un horno de cerámica y equipos de soldadura. La inscripción pasó en 1988/89 a cerca de 350 alumnos y actualmente raza los 500. Se proyectó asimismo la incorporación de la formación docente en la enseñanza y un sistema de becas que permite a los egresados desempeñarse como docentes auxiliares en los distintos talleres de la escuela.

La misma historia de la ciudad trató de leerse en clave peronista. Como. ejemplo basta la sugestiva significación que se dio al retoño del «Pino de San Lorenzo», plantado por Perón en la localidad vecina tan ligada a nuestra Propia historia. En su 

Rosario Bibliográfico, Mario Gómez afirmaba: «ese pino ha de ser Histórico----siéndolo ya—.por dos razones: por su origen y por haber sido plantado por el General Perón», resignificando. de este modo los valores universales de patria y patriotismo a la luz de imaginario peronistas.
 
Fuente: Extraído del Libro de Historia de Rosario de Juan Álvarez