lunes, 15 de abril de 2019

Una ciudad moderna ante la crisis



La ciudad en el plano. Una característica particular de estos años fue la disociación definitiva del espacio urbano, entre el centro y los barrios, v entre el espacio público y las áreas residenciales. 

La "ciudad Moderna" bosquejada en años anteriores, acentuó aún más sus características: el "centro" aún manteniendo su viejo trazado, aumentó su área de influencia el monopolio de ciertas actividades, a partir fundamentalmente del aumento del valor de la tierra en la zona y la intensificación de las cualidades funcionales en torno de los servicios y las actividades de gobierno. 

El contraste entre centro y de agudizó porque esta última se formulaba sólo a partir de sus funciones exclusivamente residenciales e industriales. Por lo tanto la distribución de edificios y funciones comenzó a mostrar una jerarquía establecida por la amplitud de las vías o por la centralidad de los lugares De esta forma de la articulación entre los espacios colectivos y los residenciales se establecían gradaciones que se resolvían en privilegios para las viviendas colocadas en torno a las cintas centrales y "periferización" para aquellas no tocadas por el sistema de ejes o trazados colectivos. 

Algunos suburbios que en décadas anteriores habían estado caracterizados por radicación de cárceles, cementerios., hospicios, hospitales orientados a la atención de enfermedades infecto-contagiosas, también por estos años comenzaban a adquirir otra significación. Sin erradicar estas instituciones de su espacio, los loteos en estas áreas se configuraban alrededor cite ellos, muchas veces estimulados por la baratura de las tierras estigmatizadas por este tipo especial de servicio ciudadano. 

Acompañando este proceso, el espacio público se entendía para los barrios y los suburbios simplemente desde la incorporación a la superficie del plano de la ciudad de los nuevos loteos de las áreas periféricas. Las calle!. iban a ser consideradas simplemente como líneas de ingreso. sin tampoco tener en cuenta una idea de ciudad previa. Aunque la construcción de los primeros caninos pavimentados provocó intensas transformaciones en la estructura interna de la ciudad, la pavimentación se realizó en general sobre la red existente, en su mayor parte paralela a las vías férreas y por lo tanto sin efectuar ninguna transformación de relevancia en el diseño y comprensión urbana. 

De este modo se iban a dispersar espacialmente de manera homogénea las actividades comunitarias reducidas a servicios que se distribuían según razones numéricas de distancia "eficiente" (la escuela, el dispensario, la comisaría, ya no representaban núcleos de actividad comunitaria como en los pueblos de las expansiones urbanas del siglo anterior). . 

Por estos años la idea de una comunidad integrada estaba en discusión y esa tendencia se tendencia se evidenciaba y construcciones de edificios públicos Los mismos se edificaban segun criterios de funcionalidad estrictamente sectorial y la decisión de las zonas para su localización futura introducía nuevos problemas deforma y organización de la ciudad como comunidad, pasando a ser "oficinas" cerradas a la vida urbana, con escasa significación, fuera de su importancia burocrática, para buena parte de la ciudadanía. 

Estas transformaciones coinciden, en el plano de las ideas a nivel internacional, con una crisis de los instrumentos tradicionales del urbanismo. Plan proyecto entendido como moderno -los planes de embellecimiento o de ensanche-, ya no ea suficiente para abordar los nuevos problemas urbanos. Se nace necesario definir un nuevo campo disciplinario para el urbanismo: la "ciencia urbana" deberá adquirir nuevas dimensiones operativas y de análisis. El urbanismo comenzaría a ser considerado como una técnica de la praxis política, desprovisto de "veleidades formales superfluas" y se separó de la arquitectura, la cual pasaría-a ser una consecuencia una resultante del plan. Expresión dé esta modificación del rol del urbanismo en el plano local, fue la visita de Werner lIega en el año 1931, quien apoyó el plan de racionalización ferroviaria propuesto por Alberto Farengo, pero atacó duramente las soluciones academicistas de la propuesta urbana de Angel Guido, a favor de un estricto racionalismo. 

Un modelo de ciudad. Durante esta década la preocupación del legislativo municipal también abordaba temas relativos al diseño urbano de la ciudad. El clima planificador alcanza al Concejo Deliberante, quien en función de la ordenanza N° 58 de 1929, encargó la confección de un Plan Regulador. Después de una ardua discusión en tomo de la convocatoria a concurso y en especial la instancia referida a los costos que implicaría la aplicación de un plan de urbanización, se acepto un proyecto firmado por el rosarino Angel Guido. 

El llamado de allí en mas Plan Cuido desato numerosas polémicas desde el momento en que se dio a conocer en 1935. Imbuido del espíritu del urbanismo francés, imaginaba y proyectaba a Rosario como una ciudad moderna por excelencia, priorizando una idea de belleza y organización urbana, y dejando dejado problemas de supervivencia cotidiana, ya que el provecto no hacia referencia ninguna a problemas básicos de estructura como los servicios. 

El proyecto tomaba en consideración prospectos anteriores y aún contemporáneos; combinando las distintas formulaciones en un único y monumental plan; basado en un esquema de análisis diagnóstico y propuesta, devenido de los presupuestos clásico positivistas de la arquitectura, tomados de las lineas académicas de la escuela francesa Algunas de las ideas básicas de esta monumentalidad quedaban reflejadas en el eje de comunicación este-oeste, que uniría la zona ya designada para el Monumento de la Bandera con una terminal única de pasajero En el trayecto un Centro Cívico y un gran área recreativa se cortarían transversalmente con una gran avenida que correría norte a sur. 

Esa ciudad soñada por Guido y sus socios contaría además con subterráneos encargados de descomprimir las arterias urbanas y de trasladar eficientemente a miles de personas, un aeropuerto regional en la zona oeste, y una aeroisla en la vecina Isla del Espinillo. Desde luego el proyecto contemplaba balnearios y hasta un impresionante parque de exposiciones al estilo de las capitales europeas. 

La ciudad aparecía rodeada por una avenida de circunvalación, y más allá de sus márgenes se delineaba un entorno de 25 km pensado corno una incipiente área metropolitana, comunicada a partir de una red caminera y el trazado ferroviario, y con dos grandes parques regionales a orillas de los arroyos Saladillo y Ludueña. 

El Plan Guido incluía otro tema significación dentro del período:la vivienda, en especial la vivienda popular, en una clave diferente ala diagramada durante la década del veinte. Partiendo de una realidad que eran las condiciones materiales de vida de los trabajadores, introdujo la concepción que los barrios obreros debían estar extramuros de la ciudad moderna, y ordenada en barrios de iguales, rodeados de jardines y de verde. 

Es en este último punto donde el plan se exhibía novedoso, ya que concebía a la ciudad desde una concepción "esencialmente" moderna, previendo un nuevo espacio y. unas nuevas proporciones, totalmente diferentes de los parámetros elaborados para una ciudad formada en el desorden que la caracterizó durante el período posterior a 1870. 

En primer lugar el espacio” publico” se consideraba como un espacio libre, directamente relacionado con grandes paseos, fondos de viviendas, aire y luminosidad, si casi ningún elemento que lo identificara como un espacio de intercambio, identidad y socialmente construido. Pero esta característica no redundaba en la configuración de una zona de articulación colectiva (sólo puede aparecer así si se consideraba la vida colectiva como una progresiva adición de desempeños individuales y separados unos de otros). Además, únicamente una esta cualidad colectiva: el centro de este modo la posibilidad de una reciprocidad de contacto entre residencia y centro,empujando el espacio de la vivienda hacia los márgenes, y transformándolo de forma evidente en periferia para las clases populares, y en apartada y autosegregada zona para los sectores más acomodados. De esta forma el urbanismo demostrado por los autores del proyecto respondía más .particulares intereses económicos y culturales que a un transformador proyecto público de reforma de la planta urbana. 

Funcionalmente el Plan pretendía ejercer un control sobre las actividades portuarias e industriales. Dibujaba dos grandes áreas industriales, una al norte y otra al sur de ciudad, pero ambas estaban escasamente articuladas con el ferrocarril v el puerto. En esencia este último, más que un problema propio del clan, era una dificultad devenida de la superposición de intereses y jurisdicciones. Por un lado la Municipalidad y por otro las empresas privadas de transporte y. operaciones que se vinculaban directamente con él gobierno nacional, hacían imposible una diagramación adaptada a la realidad del Plan. Se preveía además dejar libre el área central del puerto, para dedicarla a fines recreativo y trasladarlas tareas mas allá del Bv. 27 de Febrero. La inestabilidad política municipal característica de la década, conjuntamente con la escasa capacidad de inversión tanto del municipio como de los inversores privados, hizo que la ambiciosa propuesta quedara rápidamente marginada en su aplicación, aunque buena parte de las ideas que introdujo serían retorna las por-los sucesivos planes que en las décadas siguientes se irían preparando. 


Fuente: Historia de Rosario Juan Alvarez