miércoles, 17 de abril de 2019

Estado municipal, servicios y crecimiento urbano.




El Plan Guido aparecía como modelo para modernizar la ciudad pero distaba mucho de ser un proyecto práctico para instrumentar cambios en la esfera de la racionalización los servicios públicos y la infraestructura urbana de la ciudad. En este sentido la ausencia de un diseño institucional para el crecimiento de la ciudad evidenció las limitaciones de los distintos entes privados y estatales para responder a las necesidades de la población en términos de los servicios públicos. 

En muchos casos la consideración de. este espacio público que se transformaba, simplemente como un espacio de "negocios", agudizó las dificultades inherentes al desorden en el desarrollo de la traza de la ciudad. 

Los servicios habían, comenzado a organizarse e instalarse en la ciudad en la década de 1380 y fueron pensados desde la concesión local y la explotación privada.Luego promediar el siglo XX. vivieron el ingreso a escena del Estado Nacional: un cambio que no sólo apuntó a la forma de propiedad sino que significó la pérdida del poder concedente del municipio, aunque también implicó el acceso masivo a los servicios. 

Durante décadas la luz y el gas fueron administradas por la Sociedad Eléctrica Rosario (SER) del grupo belga Sofina que recibió el servicio de manos de la Municipalidad. Su primera usina comenzó a funcionar en Catamarca y San Martín, pero en 1912 el sistema dio un gran salto con la usina Sorrento, que sirvió para expandir la distribución. La autonomía,en la producción de esta usina le permitiría a la-SER, durante los veinte y los treinta, abastecer no sólo a la ciudad sino a grandes industrias y talleres las localidades circundantes. El frigorífico Swift, los talleres ferroviarios de Pérez, cerámica Alberdi, la planta de Celulosa, eran algunos de los grandes clientes de la empresa miembro del holding Societé Financiere de Transport et d'Entreprises Industriales (SOFINA). Pero a estos debía sumársele el principal cliente dentro de la ciudad: la Municipalidad, quien a partir del alumbrado público y el transporte público pasajeros se convertía en su consumidor predilecto dentro de la traza urbana. 

La realidad del servicio de aguas y desagües era menos dinámica que la energía eléctrica. La infraestructura necesaria para la prolongación de estas prestaciones era mucho más costosa y más complejo su diseño e implementación subterráneo. En 1924 Rosario tenía 356 mil habitantes producción media diaria de 100 mil metros cúbicos de agua potable para consumo, que diez años después se elevaría a 140 mil. Cuando el servido pasó a manos del Estado, a mitad de siglo el 87,5% de la población de la ciudad se abastecia de agua potable.

Durante todo ese tiempo el sistema de desagües había vivido altas y bajas, pero buena parte de los esfuerzos en la instalación se efectuaron en el área central de la ciudad que era privilegiada por estos años, y después de 1930 la urbe quedó abandonada al esfuerzo municipal por paliar demandas puntuales. 

En este sentido a lo largo de la década del treinta se profundizó la acción del ejecutivo municipal, tendiente a ampliar las áreas de influencia de servicios como agua corriente, cloacas y energía eléctrica a zonas ubicadas en las secciones IV, V y VI de la ciudad. Esta acción no exenta de intenacionalidad política buscó, especialmente durante las gestiones interventoras, relacionarse con distintos segmentos de población en términos de una intepretación de la ciudadanía más afín con lo gestionario y la acción directa, que con la dimensión política del concepto. 

Pero la acción de gobierno municipal no se encontraba simplemente circunscripto a esta esfera de gestión, sino que el espacio de poder del municipio en materia de servidos públicos lo hacían susceptible de accionar como un estado administrador y cliente en un contexto local y regional. Esta característica, agravada en la década del treinta por el propio crecimiento urbano, la coyuntura de la crisis y las alternativas para superarla, coadyuvó a que el espacio municipal durante este período fuera un teatro propicio de acción política no circunscripta únicamente al ejecutivo, sino al legislativo municipal ya procesos inorgánicos de trabajo político barrial. Tal cualidad inherente al poder concedente del municipio, quedó coartada a partir de las sucesivas fases de nacionalización de servicios producidas fundamentalmente en la década posterior. 


Para 1942, un 90 % de la traza urbana contaba con el servicio de energía eléctrica, otra buena parte se encontraba incorporada a la red de distribución del servicio de aguas corrientes, y solo el 45% de la ciudad contando la zona comprendida entre Av. Francia y Bv. 27 de febrero dentro de este porcentaje, accedía al servicio de cloacas. 


El negocio de la energía, aparecía en virtud de este crecimiento, como uno de los más lucrativos de la década. La ampliación del número de consumidores, contando entre ellos, no sólo de público en general, sino especialmente a las industrias y a la propia Municipalidad de Rosario con el alumbrado público, agravado por el monopolio ejercido por la compañía Sociedad de Electricidad de Rosario desde 1910, suscitaron un profundo debate dentro del Concejo Municipal.



La SER era una sociedad anónima extranjera, constituida en Bruselas en mayo de 1.910. Los objetivos centrales de la empresa eran la explotación y construcción en América del Sud, especialmente en Argentina Rosario, de estaciones centrales y. redes de distribución de la energía eléctrica para la producción y abastecimiento de dicha corriente; explotación de tranvías y otros medios de transporte; establecimientos de producción y de redes de distribución des para alumbrado y utilización industrial; explotación de concesiones de agua, etc. - 

En realidad tales objetivos no se apartaban de los dispuestos por el hoidirig empresario del cual dependía: la SOFINA. Fundada en 1898, con un capital accionario provisto por dos fuertes entidades financieras alemanas y belgas, fue en la década del veinte donde comenzó a expandirse, incorporando ala Compañía Hispanoamericana de EIectricidad (CHADE) con sede principal en España, pero con una incidencia en Buenos Aires mas que importante .. ampliando su presencia en América a trises de la Societé Internacioiale d'Energie Hidro Electriqtie (SIDRO) con una influencia en Canadá y España muy importante. En Estados Unidos tenía participación en los intereses de la General Electric Co., estratégica para el control de la fabricación de material eléctrico, relación que se extendía a los socios de la General Electric en Europa Después de distintas ramifica-clones en Italia, Inglaterra y Francia, en 1929 se constituye tina nueva entidad,Societé Financiére de Transports et d'Entreprises Endustrielles, -que-absorbía la vieja Sofina. De- características transnacionales, la participación en el capital de fundación tenía 11 orígenes (Unión Económica ( Belga a-Luxenburguesa, Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Países Bajos, España, Suiza, Italia, Hungría, Checoslovaquia). 

En Argentina controlaban la Compañia Hipano Argentina de Electricidad (qué nucleaba la Cía. Argentina de Electricidad, la Cía. de Electricidad de la Provincia .de. Buenos Aires Ltda., Cía. de Gas de La Plata, Cía. Explotador usinas de gas de Berna y la Cía. Americana del inmuebles y Créditos); la SER (quien a su vez controlaba la Cía. Gral. de Luz Fuerza -Ptoluz-Rosario), y la Cía. General de Transportes de Buenos Aires (que-agrupaba a. la Anglo Argentine Tranways Co., la Cía. de.Tranvías Ltda. y la CATITA).


Bajo el impulso de la febril actividad industrial, las áreas periféricas de la ciudad siguieron creciendo, albergando a cada vez más pobladores buscaban vivienda cerca de los talleres y fábricas. Si el tendido eléctrico era una prestación que se iba a extender en estos nuevos espacios ciudadanos, merced a la relativa facilidad de la expansión en las líneas eléctricas para consumo familiar;el agua corriente y las cloacas no iban a tener a ester sostenida por un mejoramiento del sistema de distribución sino por una ampliación lineal. sobre el trazado original, en el caso del servicio cloacal, no sufriría ningún tipo de transformación. Quedando estos barrios marginados del beneficio durante muchos años. 



Fuente: Historia de Rosario Juan Alvarez