martes, 26 de febrero de 2019

Las flechas y la lanza en el escudo de Santa Fe ¿Qué simbolizan?




Por Julio Chiappini y Julio E. Chiappini




1. LA HERÁLDICA SANTAPESINA



Fundada Santa Fe en 1573 por Juan de Garay, careció de un escudo que simbolizara su dominio territorial. Sí enseguida se adoptó el escudo español bien que con las llagas de Cristo no en el mismo orden. Y en 1651 el Cabildo estableció un sello sin leyenda alguna. Lo mismo el que lo sustituyó dos años luego.

Pasó el tiempo, bien que en las personas pasa y queda, y por decreto del 6 de julio de 1816 el gobernador Mariano Vera instituyó el antecedente directo del actual escudo. Era un óvalo con dos flechas cruzadas y abatidas y una lanza que las traspasaba desde abajo. Y después contingencias pues también en eso fuimos volubles; y escudos municipales, banderas de aquí, de allá y de acullá y de más símbolos que constituyen la heráldica provincial. De la que con prosopopeya, hipálage, metagoge y arrogancia llamamos "la provincia invencible".

Las 19 estrellas en el escudo se corresponden con la cantidad de departamentos, divisiones políticas. Y el lazo que une las flechas y la lanza representa la cinta federal. El marco de gajos de laurel luce sus cabos unidos por la cinta argentina. Con los colores que los Borbones adjudicaron a las Indias. Que, dicho sea de paso, no fueron colonias: ni antes ni después de los virreinatos.



2. EL ESCUDO ACTUAL

Es el estatuido por la ley 2537, de 1937. Gobernador: Manuel María de Iriondo. Vicegobernador: el médico rosarino Rafael Araya. La fórmula representaba a la UCR Santa Fe. Que venció a la dupla Enrique M. Mosca y Víctor J. Vilela: UCR Comité Nacional.

Lo cierto es que las dos flechas alicaídas con la lanza que como que las vence ha despertado polémicas. Pueden observarse en la ilustración que acompañamos. Que insinúa, según se mire, una cruz de San Andrés.


Las polémicas que decíamos derivan de que se considera que las flechas vencidas son un desaire a los pueblos aborígenes (ab: sin). Y de allí las ya consabidas quejas de algunos historiadores y de sociedades indigenistas.

La ley 2537 fue reglamentada por el decreto 13.212 dictado por el gobernador Juan Hugo Caesar.


3. TEORÍAS



a) Se simboliza la derrota del indio a manos de los españoles y criollos.

Esta versión es quizás la más difundida. Y echa leña al fuego. Pues tras el descubrimiento de América (en realidad Colón encontró América), se habló de "la conquista". Lo cual deparó reproches. Entonces se pasó a "descubrimiento, pacificación y población". Lo cual también convocó censuras. Y luego otras frases. Algunas de las cuales incluyeron la evangelización.

Es que, se achaca, las poblaciones originarias fueron masacradas. Los aztecas en 1500 eran un millón y en 1600 cien mil. Morían por las armas, la gripe, la sífilis y demás flagelos. Tenochtitlán, que en el siglo XV tenía mejor urbanización que París, fue devastada. Fue arrasada su arquitectura fulminada por pagana y... esas cosas.

Y resentimientos quedaron; pues ni siquiera en nuestros díaslos mejicanos han olvidado.

También nosotros, en los últimos años, cuestionamos a Roca por las matanzas cuando la conquista del desierto. Como si fuera un mérito conquistar un desierto. Se habla incluso de genocidio a cargo de Roca. Y las consiguientes discusiones. Por desdicha no en búsqueda de la verdad sino para tener razón. Cuando lo ideal acaso sea lo que hacen los mandarines chinos: si discuten es para darle la razón al otro.

Ramón J. Lassaga, en "Tradiciones y recuerdos históricos" (1895), sostiene el criterio que apuntamos: las armas significan "la barbarie del salvaje vencida por la lanza del caballero cristiano". Cuando la conquista... depredadora.

b) Las armas simbolizan la derrota del indio que hostigaba.

Esta otra teoría distingue: una cosa es alardear respecto a la conquista, y otra alardear respecto a la lucha que se trabó en los siglos XVIII y XIX entre los indios y las poblaciones integradas por españoles, mestizos, morenos, mulatos, tercerones, cuarterones, criollos, paisanos y gauchos. Incluso, contra los primeros inmigrantes que llegaron en esa época.

Es decir: el espacio es el mismo, no la época. Las armas del escudo no serían jactancia por la destrucción propinada por los conquistadores incluso de la América nativa, sino por haber vencido luego en la guerra contra el indio y sus malones. Es que, como cuenta Cervera, "los indios, eternos enemigos de Santa Fe no daban paz ni cuartel. No pasaba año sin que por sus excursiones sufrieran las poblaciones de la capital,. la campaña, y vecindario de los pueblos, muerte, destrucción y saqueos". Lo mismo Hillar Puxeddu: "no fue la lucha de conquistadores españoles e indios como en los siglos XVI y XVII, fue la lucha de criollos y mestizos santafesinos contra un enemigo que estaba decidido a eliminarlos". Lo cual justificaría entonces las flechas vencidas desde el escudo de 1816.


4. NUESTRA OPINIÓN


Es, desde luego, irrelevante. Convenimos en que en la provincia la guerra contra el indio duró unos 300 años y en que fue despiadada por ambas partes. Y en que las flechas de 1816 son prematuras pues la lucha se prolongó casi hasta el fin del siglo.

Con muy buena voluntad también concertamos, o al menos aceptamos o comprendemos, que pueda hablarse de la sarmientina opción "civilización o barbarie". Pese a Jan Kott: "hay que defenderse de los dilemas".


Para colmo de males, un buen lapso de tamaña marcialidad coincidió con la gesta de la emancipación y hasta con guerras con potencias extranjeras y desde ya guerras civiles. Bernardo Alemán invoca incluso "El problema del indio": en "Historia de las instituciones de la provincia de Santa Fe", edición oficial, 1970, p. 39.

Hubo una Santa Fe capital sitiada. Y poblaciones arrasadas: Coronda, el Salado, Melincué, Pavón. Buenos Aires se desentendía de Santa Fe y en las campañas, las villas y caminos las maloqueadas acuciaban. Las fronteras interiores eran vulnerables, eran meras cartografías. Los fuertes y fortines se emplazaban como defensas azarosas. Acosaban los indios pampeanos y los de las selvas del norte. Y para mayor desdicha, Carlos III que en 1767 expulsó a los jesuitas. "Por razones - dijo— que guardo en mi real pecho". Se desmoronaron las reducciones y las misiones.

En 1870 el Código Civil, que catastraba la tierra y auguraba las alambradas, y Martín Fierro, nuestra divina tragedia campera, que entonces perdía la libertad de la pampa. Desde los Estados Unidos al Sur hablamos de "América latina". Pero no: salvo la Argentina, es mayormente América indígena. En la que el indio fue un problema para nosotros. Pero nosotros un problema para los aborígenes. Aun hoy afantasmados, desguarnecidos, desangelados. Vienen por ejemplo del Chaco y piensan en Rosario como un destino mejor. La Constitución nacional vela por la población indígena: art. 75, inc. 17. Es la población autóctona que hasta se ha prorrogado sumamente endogámica. También protegen la ley nacional 23.302 y la santafesina 11.078: Que invalidan ese racismo. Y lo mismo la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial. Es legislación vigente.


En suma, preferiríamos que nuestro escudo provincial sea reformado. Debe tener estabilidad pero no inmutabilidad. Y unas armas que vencen a otras, a las que en rigor fueron los originarios dueños de la tierra, suena a soberano y triunfalista. De modo que bienvenida una actitud moral reparadora del poder legislativo local. Procurar una heráldica que no zahiera a nadie. Ya demasiado crispados y enconados sobrevivimos. Y a duras penas.




5. EXCURSO: UNA PRETENSIÓN FRUSTRADA


Uno de los coautores de este artículo en 2008 demandó a la provincia a fin de que se modifique el escudo que cuestionamos. El proceso tramitó por la ley 10.000 de intereses difusos. Y el actor lo perdió en las dos instancias. No se quiso, no se supo o no se pudo concertar en que no reparar un error es cometer otro.




Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, su Historia y Región”. Fascículo N.º 143 de Agosto 2015