lunes, 26 de noviembre de 2018

INTENTO DE UNIFICACION



Por Nicolás E. De Vita

Con fecha 18/5/1942, el Superior Gobierno de la Nación dictó el Decreto N° 120.069, por el cual se establecía la obligatoriedad de proceder a la unificación de las dos entidades aerodeportivas de la ciudad, es decir, el Aero Club Rosario y el Círculo de Aviación. 

De inmediato ambas entidades procedieron a nombrar sub-comisiones encargadas de llevar a cabo dicha imposición, las que quedaron integradas: Por parte del Aero Club Rosario, por los Sres. Jorge C. Cura, Alberto G. Perret, Dr. Juan C. Alvarez, y Alférez de Fragata (R) Julián E. Olalla; y por parte del Círculo de Aviación, por los Sres. Ing. Ernesto J. Daumas, Raúl Couzier, Diómedes Castellani y Germán Fernández; todos éllos caracterizados y probos caballeros de nuestro medio; quiénes de inmediato se abocaron al estudio de los diferentes tópicos que hacían al tema como así también para posterior redacción de los Estatutos y Reglamento interno a que debía sujetarse la nueva entidad a formar. 

Durante las innumerables entrevistas efectuadas por ambas subcomisiones se barajaron diversas fórmulas de transacción que eran de inmediato giradas a las respectivas Comisiones Directivas, cuyos proyectos, en su mayoría, por una u otra causa eran por éllas observadas por entender que se vulneraban derechos adquiridos. 

El principal obstáculo radicó, desde un principio, en quién debia presidir la nueva Institución. Por parte del Círculo se insistía permanentemente en la persona del Ingeniero Daumas, y por parte del Aero Club, primero en su Presidente D. Luis Razzetti y luego, como fórmula de transacción, en una persona neutral, es decir ajena al club, para lo cual propuso al Dr. Juan J. Trillas, prestigioso magistrado del Foro local; todo con resultado negativo. Ninguna de las dos partes quería perder presidencia. 

Así, el tiempo fue pasando y las obligaciones del recordado Decreto no se cumplían. Es entonces cuando la Asociación Aeronáutica Argentina, en una equivocada y lamentable interpretación, considera que el culpable de la demora para la unificación lo era exclusivamente el Aero Club Rosario; y por lo tanto, con fecha 15/3/1943, tiene al mismo por desafiliado y con ello privado de poder continuar con sus actividades específicas. En cambio, también equivocadamente, se le ratificaba al Círculo su afiliación. 

Considerando las autoridades del ACR. que la medida antedicha, carente de toda realidad y evidentemente más parcial que justa, recurre de inmediato ante la Asociación Aeronáutica Argentina solicitando, por "via de recurso jerárquico", revocatoria a tan injusta y arbitraria medida. 

Mientras tanto, el Dr. Miguel J. Culaciati, entonces Ministro del Interior de la Nación, ex Intendente de Rosario, y prestigioso Abogado de nuestro Foro, ofrece su expontánea mediación para tratar de llegar a un entendimiento feliz que contemplara los intereses de ambas instituciones; mediación que el ACR. acepta pero sujeta a las siguientes condiciones: Que previamente debía agotarse todos los recursos tendientes a lograr una justa igualdad de las dos entidades en pugna, esto es, reafihiar al mismo, o desafiiar al Círculo; no atender propuesta alguna de rea-cercamiento o de fusión antes de obtener lo antes indicado; prohibir a los miembros de la C.D., individualmente, promover o gestionar solución alguna antes de lograr aquélla pretendida igualdad; defender el plan propuesto oficialmente al Círculo con fecha 19/2/1943, es decir, que la presidencia de la nueva entidad tenía y debía ser ocupada por una persona ajena a las dos instituciones; publicar una "solicitada" en el Diario La Capital; y, finalmente, confeccionar un plan económico que contemplara las perspectivas futuras del Aéro Club Rosario. De hecho nada de ello se aceptó, razón por la cual ambas Instituciones resuelven recurrir al arbitraje del Señor Presidente de la Nación, Dr. Ramón S. Castillo, quién finalmente dictaminó: Que la unificación de las dos entidades aerodeportivas de Rosario tenía que ser resuelta a la brevedad, pera en forma definitiva; que ambas instituciones tenían que allanarse a lo resuelto, pues en caso contrario no serían reconocidas como tal por el Estado; que llevada a cabo la fusión, de la que surgiría la única entidad aeronáutica de Rosario, automáticamente cesarían en sus mandatos todos los miembros de las respectivas CC DD, y los Estatutos que entonces regían a los dos aeroclubes, nulos y sin ningún valor y efecto legal alguno. 

Ya no cabian más discusiones ni especulaciones. Pero en ése interín se produce el alzamiento militar del 4/6/1943, y por consiguiente al ser depuestas las autoridades gubernativas quedan anulados muchos Decretos, entre éllos el recordado N° 120069 del 18/5/1942, retrotrayendo todo nuevamente a fojas cero y con ello, por disposición N° 202 que fuera dictada con fecha 28/7/1943 por la Dirección General de Aeronáutica Civil, se tiene por reafiiado al Aero Club Rosario, y por lo tanto en condiciones de reiniciar normalmente sus actividades, especialmente con la instrucción de vuelo que hasta entonces había estado suspendida, para lo cual se tiene por designado como instructor principal al Sr. Alejo Rodríguez que asume sus funciones el 2 de agosto del mismo año. 

Así terminó ese ingrato episodio en la vida de la aeronáutica civil de Rosario. Si bien la forma elegida por el P.E. para realizar la fusión fue a todas luces injusta y arbitraria, en su fondo no dejaba de tener una perspectiva halagueña para las actividades especificas en la ciudad, pués a no dudar que ellas, agrupadas en una sola institución, a la larga había de redundar en beneficio no sólo de sus asociados sino de la comunidad en general. 

Pero siempre quedó flotando el interrogante: ¿Quién fue el culpable de tal fracaso? ¿El Aero Club Rosario? ¿El Círculo de Aviación? Impar 33 

Especialmente, hoy a tantos años de distancia, consideramos que de ninguna manera podría fallarse en contra de una sola, pués las culpas deben ser repartidas por igual. Lo que si, no cabe duda alguna, que lamentablemente el egoísmo primó en todo momento en tan caracterizados hombres que entonces representaban los intereses de ambas instituciones. Les interesó más el rédito que podían cosechar para ellas que lo que, unidos y fortalecidos en una sola Institución, significaba para la ciudad de Rosario. Pero aún son más lamentables las situaciones poco edificantes que se llegaron a crear, y que dieran lugar a los comunicados y aclaraciones publicados en el Diario La Capital en los días 15 y 18 de junio de 1943, respectivamente. 

Fuente: Publicado en el Libro “Acercamiento a la Historia del Aero Club de Rosario”. Ensayo Nicolás E. de Vita. “impreso en Impresiones Modulo S.R.L.”