jueves, 4 de octubre de 2018

AUSPICIOSO COMIENZO. DECLINACION Y EXODO


Por Andrés Bossio

Por las mismas circunstancias de insuficiencia financiera —característica determinante de la época—, el equipo superior auriazul no presentó mayores innovaciones en la temporada de 1944; que empezó muy bien, con una digna participación en el Campeonato Internacional Nocturno de esa temporada de verano, que nucleó nada menos que a River, San Lorenzo, Rácing, Independiente, Huracán, Estudiantes, Nacional y Peñarol de Montevideo, Newell's OId Boys y Rosario Central. El torneo fue dividido en dos zonas, participando la entidad de Arroyito en la sección "B", en la que terminó primero tras derrotar a Estudiantes y Rácing, empatar con N. O. Boys y perder con Independiente. En la definición U torneo los auriazules se vieron superados una vez más por River Plate, en esta ocasión por 2 a O. Con todo, veremos que fue sólo un espejismo esa encomiable actuación centralista ante tan calificados rivales. Lo que siguió fue muy pobre.

Ese año de 1944 el fútbol argentino se vio sacudido por una circunstancia excepcional. La existencia de dos ligas profesionales en Méjico —una de las cuales no tenía reconocimiento oficial de la FIFA— determinó que numerosos jugacores argentinos se fueran hacia aquel país, tentados por las excelentes remuneraciones que se les ofrecían. José Manuel Moreno —por eso y desde aquella experiencia fue bautizado "El Charro"— y Bruno Rodolfi de River; Avallay, y Caffarati de Bánfield, el rosarino Ignacio Díaz y Luis Heredia de San Lorenzo y Rugilo de Vélez fueron sólo unos pocos de los más famosos emigrantes,- entre los que se contaba un jugador auriazul, de gran rendimiento en los certámenes anteriores: Antonio Funes.

El equipo sintió su ausencia aunque paradójicamente, poco después se advertía un hecho positivo derivado de esa ausencia: la irrupción en primera de un chico que alcanzó brillo estelar en campañas sucesivas: Benjamín Santos.

A la deserción voluntaria de Funes se sumó a mitad de la primera rueda otra, aunque obligada: la del "Torito" Aguirre, quien sufrió una seria lesión jugando contra Newell's. A la semana siguiente, entraba Olivares por Funes y Santos se instalaba al costado izquierdo de Rubén Bravo, no abandonando ya nunca más la primera división. La vuelta del "Torito", casi cuatro meses después, determinó otras alteraciones en la línea de ataque pero Santos ya estaba incorporado al reducido lote de figuras destacadísimas de aquel momento centralista.

La actuación del primer equipo fue olvidable. Anduvo a los tumbos durante todo el torneo, produciendo ciclos de pronunciado declive a cuyo término encontramos al equipo en una actuación todavía inferior a la del año anterior.

Fue otra vez noveno —posición que compartió con N. O. Boys y Vélez— pero logrando sólo 27 puntos, 19 menos que el campeón (otra vez Boca) y superando por apenas 3 al último, que fue Bánfield. Como dato rescatable vale la pena señalar que Rubén Bravo se situó en quinto lugar en la tabla de goleadores, con 19 tantos, siendo superado por Agnolín de Atlanta, Martino de San Lorenzo (terceros ambos con 21), Labruna de River (segundo con 25) y Atilio Mellone, de Huracán, máximo artillero, con 26 conquistas.

Un segundo puesto detrás de Newell's en el Campeonato de Honor y un cuarto lugar (a 12 puntos del campeón, Argentino) en el Campeonato Gobernador Molinas, ambos de la Asociación Rosarina, indican a las claras que aquel de 1944 fue un año poco feliz para la familia centralista.

No obstante la mala racha ceportiva Central seguía creciendo. Numerosas obras en su estadio de Avda. Génova y Cordiviola embellecían y hacía más funcional su utilización y no se descuidaba tampoco el estadio Nº 2 de Ovidio Lagos y San Lorenzo y la sede de Mitre 857.




Fuente: Extraído de la Colección de Rosario Central. Autor. Andrés Bossio