lunes, 17 de septiembre de 2018

Don Cornelio Casablanca


Por Jack Benoliel



Trascripción de un fragmento de la disertación pronunciada por Jack Benoliel en el inicio del ciclo de conferencias públicas propiciado por la Junta de Historia de Rosario, en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia



"Son aquellos que saben que sólo la obra de amor que encierra en su materialidad su fervoroso sentimiento humano está destinada a la memoria de los hombres más allá de la historia donde el tiempo se mide en profundidad.


Aquellos hombres que perduran, perduran por haber comprendido que la solidaridad y la fraternidad no es una concesión, es un deber. Y vamos a hablar de un hombre que hizo de su vida un símbolo de fraternidad y solidaridad.

Me emociona saber que está aquí la nieta de Cornelio Casablanca, Susana.

Si alguien acude al diccionario para ver quién fue y qué hizo Cornelio Casablanca, se va a encontrar con esto: Hacendado, nació en 1861 en San Nicolás, provincia de Buenos Aires y murió en Tigre, en 1945. Sus restos están descansando en la ciudad que tanto hizo por ella, en el Cementerio El Salvador.

Desempeñó variados y altos cargos bancarios en distintos puntos del país. Fue presidente de la Sociedad Rural de Rosario; presidente y fundador de la Liga Argentina contra la Tuberculosis; fundador e iniciador de la Facultad de Ciencias Médicas y del Hospital del Centenario de Rosario. En 1911 fue candidato a vicegobernador de la provincia de Santa Fe con Lisandro de la Torre.

¿Cómo surge la idea de crear el hospital escuela de Rosario?

Es el fruto del ideario de Mayo. En 1810 nace la libertad, se pone de pie la dignidad argentina. El pueblo inicia su camino de soberano. Y al cumplirse el centenario de ese primer gajito de la Independencia, Rosario debía celebrarlo. Como lo hizo: El hospital del Centenario y la Escuela de Medicina constituyen la esencia sublime de esa augusta celebración.

El de la idea original fue Lisandro de la Torre, que de regreso de los Estados Unidos había apreciado el aporte que brindaban ciertas escuelas libres de enseñanza y sabedor que en el Hospital Rosario los doctores Clemente Álvarez y Enrique Corbellini dictaban cursos libres en sus respectivos servicios, desde 1907, insinuó a este último la posibilidad de iniciar una escuela libre de enseñanza médica pública. Corbellini planificó esa escuela en 1908 y al comunicarle ambos esa iniciativa a Cornelio Casablanca, invitándolo a que se encargara de la suscripción como perito de finanzas, éste opinó que el momento no era el más oportuno y que no hallaría ambiente para la suscripción tendiente a la creación de una fábrica de doctores y convenía esperar una mejor oportunidad. Esa oportunidad llegó en 1910, al aproximarse la celebración del centésimo aniversario de la patria.

A mediados de abril, el intendente, el doctor Isidro Quiroga, invitó a un grupo de vecinos para intercambiar ideas sobre la forma en que se celebraría un mes más tarde el centenario de la Revolución de Mayo. Don Cornelio Casablanca una vez retirado de la reunión y recordando las exhortaciones que el doctor Eduardo Sempé, director de la Asistencia Pública, hacía en la tertulia del Club Fénix sobre la deplorable insuficiencia hospitalaria de Rosario y el postergado proyecto de de la Torre y Corbellini, dos noches después, el 8 de abril, en rueda de amigos en el referido club lanzó la idea de solemnizar la magna efeméride construyendo un hospital por suscripción pública, exponiendo con crudeza las consecuencias de la carencia hospitalaria y la vergüenza que significaba el diario rechazo de enfermos por falta de camas.

He aquí sus palabras textuales: "El hospital que falta y la escuela conjuntamente, eso si que tendría aceptación general".

Las crónicas recuerdan el siguiente diálogo entre Casablanca y Sempé: "Y si hiciéramos doctor amigo el hospital y la escuela por suscripción pública"... "Usted lo dice en broma -respondió Sempé- pero eso deberíamos hacerlo aunque no lo viéramos nosotros. Deberíamos iniciarlo". Y Casablanca contestó: "Primero, no hablo en broma, segundo, lo haremos y tercero, lo veremos. Ya tengo el nombre del hospital, será el Hospital del Centenario".

Y llega la fecha clave y decisiva, del 6 de mayo de 1910, convocada por Cornelio Casablanca en el Jockey Club. Se integra una comisión de quince miembros y se inicia la suscripción con los presentes. Casablanca leyó un manifiesto, redactado a su pedido por el doctor Francisco B. Correa. "Hemos acogido la idea cuya realización corresponde al pueblo de Rosario, de fundar una gran obra conmemorativa del Centenario de la Revolución de Mayo. La fecha está próxima. El 25 de Mayo, los 6 millones de hombres libres que habitan el suelo argentino festejarán regocijados el advenimiento de la nueva nación. Gloriosa por su pasado pero mucho más gloriosa por su destino".

"Pero es necesario algo más dejar algo que perdure... Carecemos de hospitales para las exigencias de la población y de los existentes ninguno se encuentra dotado de elementos completos. Se sabe además que el Rosario no atiende solamente a los enfermos de la ciudad sino a los de la zona de campañas y aún de otras provincias. No cuenta Rosario con ninguna escuela superior. Y esa ciudad de 200 mil habitantes debe tenerla. Las tres facultades de medicina de la República Argentina no alcanzan para formar profesionales. Todavía tenemos que aceptar que en la campaña existan diplomas extranjeros dudosos y sin revalidar. Seria más fácil recurrir exclusivamente a la munificencia oficial para estas iniciativas pero las energías que destinaríamos en pedir apliquemoslas en hacer. Conviene fomentar la iniciativa privada en Rosario que no dispone lo que disponen las ciudades que son sedes de gobierno.

"Invitamos al pueblo de Rosario y muy especialmente a los hombres de dinero a suscribirse. Los ricos tienen una función social y económica que legitiman las diferencias de la fortuna y en esta ocasión deben demostrar que son dignos del envidiado lugar que ocupan y de las ventajas que gozan por su dinero.

Abrigamos la esperanza un tanto arrogante de juntar la suscripción más grande que se haya hecho en ciudad alguna de la República siel 25 de Mayo ponemos la piedra fundamental del monumento podremos decir bien alto que nadie celebró con más honor el primer centenario de la Revolución argentina".

Esa misma noche de la primera reunión la suscripción alcanzó los 430 mil pesos. Corrieron los corresponsales de La Nación y La Prensa a transmitir la noticia. Pero los diarios no lo creyeron o pidieron confirmación. El diario La Capital abrió una suscripción popular. Lo mismo hicieron la Bolsa de Comercio, el Banco de la Nación y el Banco Español, donde trabajaba Cornelio Casablanca.

Al colocarse la piedra fundamental se habría recogido la cifra de 1.250.000 pesos. Pocas semanas depués mediante subsidios oficiales y de distinta índole se reunían 4.500.000 de pesos, casi 40 millones de pesos de nuestro tiempo.

El doctor Manuel Pigneto, al serle requerida su opinión dijo que el nuevo hospital debía ser policlínico, es decir comprender los servicios de todas las especialidades del servicio yen cirugía al igual que los policlínicos de Roma, Viena y Berlín, de los cuales debe erigirse el modelo en que se inspire, porque estaban considerados los mejores hospitales del mundo. En lo que respecta a la creación del instituto libre de medicina, el doctor Pigneto opina así: "Todo lo que sea a la difusión de la cultura me parece excelente, pero en este caso particular, un instituto libre de enseñanza no es el más apropiado. La escuela de medicina que es más oportuna debe ser lisa y llanamente oficial, constituida en la misma forma, con la misma organización y plan de estudios que las existentes en Buenos Aires, Córdoba y La Plata, y cuyos diplomas tenga el mismo valor académico y legal que los expedidos por los nombradas". Unida a la vida de la Facultad de Medicina está la vida del Círculo Médico, que nace el 14 de septiembre de 1910, para contribuir al progreso de la medicina fomentando el espíritu de solidaridad entre los médicos, estrechando vínculos con las demás asociaciones similares del país, y publicando una revista. El primer director fue el doctor Clemente Alvarez. En un ejemplar de ella de 1911 dice: "El Rosario está empeñado en la formación de un policlínico y una escuela de medicina. Una suscripción pública que ha tenido el valor de un plebiscito no puede dejarnos dudas del deseo general de constituir aquí un centro de enseñanza médica superior centro que exteriorice y estimule la producción científica. Nuestro hospital y escuela, marchan adelante. Ha terminado el plazo para la presentación de planos en el concurso público. Constituyó un éxito. Trece proyectos fueron presentados. Algunos provenientes de Europa. El jurado ha considerado que ninguno llena por completo las condiciones de un primer premio en un torneo de esta naturaleza y resolvió adjudicar dos segundos premios. Los premios fueron acordados a los proyectos 'Ciencia y arte' y 'Paraná', correspondiente a Tomás Varsi y el arquitecto René Barba el primero. Ladrillo tras ladrillo, suspiro tras suspiro la obra avanza. "La primera obra mundial disminuye sus pasos pero no la detiene. La voluntad es arrolladora. Se vencen antagonismos y se encolumna a todos", dice Raimundo Bosch en su obra Historia de la Facultad de Medicina.

El 27 de octubre de 1919 fue promulgada la ley creando la Universidad Nacional del Litoral. La obra titánica ya muestra su presencia casi definitiva. El gobierno nacional nombra delegado organizador a un hombre de valía: El doctor Antonio Agudo Avila.

Y llega el día que se escribiría un capítulo de gloria para la ciudad y la ciencia argentina. Es el 11 de abril de 1920. Los autores del más grande homenaje a la Revolución de Mayo a nivel país, por intermedio de su presidente, Casiano Casas, hacen entrega de las instalaciones a las autoridades nacionales.

Ultima semana de mayo de 1920. Rosario está de fiesta. Se inauguran los cursos de la Facultad de Medicina. Luego del acto el diario La Capital informaba: "La Chicago Argentina, la tierra de promisión de especuladores se convierte en una ciudad universitaria, ciudad docta que junta con orgullo y regocijo a la rueda de Mercurio que ondea en sus blasones la frente alada hecha de azul, de sol y de infinito con la que medita el genio".

En 1927, con motivo de denominarse Cornelio Casablanca a uno de los pabellones del Hospital del Centenario, el diario La Capital publica las siguientes palabras de Casablanca: "Quiero dejar constancia de la razón única que me decidió a ponerme por propia deliberación al frente como propulsor de la idea, con detrimento aparente de mi modestia, fue el convencimiento de que vide que en aquella circunstancia era yo la persona más indicada. Quizás la única para obtener el mayor número de contribuyentes".

En 1930, el diario La Acción le hace una entrevista con motivo de una fugaz visita a Rosario, en la que afirmó: "Rosario ha sido ingrato con este hombre que puso a su servicio lo mejor había de él. Y no nos consuela saber que siempre ha sido así y quien sabe hasta cuando seguirá siendo así. Todavía vale más un puntapié, una trompada que toda una vida puesta al servicio de una idea buena. .




La Universidad rosarina es hija del Centenario de Mayo y la Reforma Universitaria



Por Miguel Angel De Marco(h)


Nunca será redundante recordar que el surgimiento de la universidad en Rosario está íntimamente ligado al proyecto nacional y cosmopolita (no existe contradicción alguna en nuestra ciudad entre estos términos) de una dirigencia que consideró que la mejor manera de honrar el Centenario de la Revolución de Mayo era crear una Universidad al servicio de las necesidades más acuciantes de la sociedad, en solidaridad con los menos beneficiados por el crecimiento económico, y ante un Estado que aún demoraría un par de décadas en intervenir activamente en la dirección y gestión de la salud pública. Rosario, dio un ejemplo a la República: La tan anhelada nación de hombres libres se construiría desde la solidaridad, la educación, y la iniciativa individual puesta al servicio del desarrollo de todos.

Fuente: Extraído la Revista “ Rosario y su Historia” Fascículo N.º 62 de Abril 2008