miércoles, 11 de julio de 2018

LA SEGUNDA GUERRA Y SUS EFECTOS



En 1939 se desata la Segunda Guerra Mundial y los repuestos y neumáticos dejan de ingresar al país. Por esa causa, las unidades maltrechas comienzan a ser desarmadas para ceder sus repuestos a las más enteras. Hacia 1945 sólo el 30 por ciento de los ómnibus circulaban por Rosario. 

El tranvía, única solución para el transporte, vuelve entonces a• ocupar por un tiempo el lugar perdido, entrando en circulación nuevas unidades en 1944 y 1945, identificadas por las siglas 301, 302 y 303. Se trataba de coches grandes con plataformas integradas al salón y amplia visibilidad, chasis aligerado en tres toneladas y frenos neumáticos. 

De los 133.150.000 pasajeros transportados en la ciudad a lo largo de 1945, 109.700.00 viaja-. ron en tranvía y sólo 15.200.000 en ómnibus, en tanto el resto utilizaba otros medios. A pesar de ello, la situación económica de la Mixta era deficitaria y ya no se recuperaría, no llegando nunca a estabilizar su situación ni tampoco a dominar los secretos de una actividad tan compleja. Las irregularidades se fueron multiplicando, y dieron origen a denuncias de todo tipo por adquisición de mercaderías y repuestos sin licitación, manejos arbitrarios de fondos, reparaciones sin planificación adecuada y un pésimo mantenimiento de la flota de tranvías y colectivos. 

Aún con todo este panorama adverso, la empresa (que por empresa de Transporte de Rosario) inaugura en 1954 una nueva estación al final de la calle Mendoza, en Barrio Belgrano, que viene a sumarse a las estaciones ya existentes, Central y Córdoba. En 1959 comienza a circular en Rosario un nievo vehículo propulsado eléctricamente: el Trolebús, cuya eficacia hizo que en pocos años se multiplicara el número de líneas y unidades. 

La llegada a la intendencia de Luis Carballo firmaría la sentencia de muerte para el legendario tranvía. El 10 de octubre de 1960, en una reunión entre el intendente, el gobernador Silvestre Begnis y ministros provinciales, se toma la decisión de eliminar progresivamente el servicio tranviario, reemplazando sus unidades por ómnibus. 

Con la llegada de los primeros Mercedez Benz para las líneas 8, 9, 15, 19, 23 y 27, más el agregado de nuevas líneas de trolebuses, el número de tranvías en circulación comienza a decrecer. Hacia 1962 sólo seis continúan prestando servicios: 1, 2, 4, 6, 10 y 21. Una época, tal vez más romántica, seguramente menos alienada y cruel, estaba traqueteando sus últimas horas en el tranvía.

Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario Historia de aquí a la vuelta”. Fascículo N.º 14, de Julio 1991. Autor: Juan Carlos Muníz.