lunes, 14 de mayo de 2018

PLANES Y PROYECTOS URBANOS PARA ROSARIO



A partir de 1890 y hasta mediados de este siglo, cuando se inicia la decadencia portua­ria local, la historia urbanís­tica de Rosario es, por una par­te, la historia de los conflictos jurisdiccionales por la posesión de las tierras de acceso al puer­to, y la continua demanda de nuevas áreas para colocar en el mercado inmobiliario; por otra, la historia de la dependencia con Buenos Aires, cuyas expe­riencias urbanísticas se reite­ran aquí más que en otras ciu­dades argentinas.

Entre 1898 y 1904 el inten­dente Lamas impulsa activa­mente proyectos para el "embe­llecimiento" urbano: apertura de la Avda. Belgrano hasta San Juan; bajadas de Salta, Cata-marca y Sarmiento; trazado de la Avda. San Martín a partir del Bvar. Rosarino (actual 27 de Fe­brero); apertura de la Avda. Godoy, siguiendo el antiguo cami­no a La Candelaria (Casilda); levantamiento de vías férreas que aún rodeaban al centro de la ciudad y apertura del pasaje Celedonio Escalada en el anti­guo "Paso de las Cadenas". Su obra más importante, el Parque Independencia, se inaugura en 1902.

En 1909 llega a Rosario el arquitecto Bouvard, invitado por el intendente Isidro Quiroga, para proponer "un plan regulador del Rosario", como el que realizara para Buenos Aires. Dos años después, Bouvard eleva una breve memoria descriptiva de su "Proyecto de embellecimiento de la villa del Rosario de Santa Fe", con "un plano de conjunto y vistas de la ciudad adentro de los límites del municipio". El excesivo for-
malismo del "Plan Bouvard"_ que no satisfacía las expecta­tivas de la burguesía rosarina interesada en el embellecimien­to de su ciudad— hizo que instrumentación no llegara si­quiera a debatirse.

En 1929, la Ordenanza Nº 58 dispuso la confección de otro plan regulador, encargado a los ingenieros Farengo y Della Paolera y al arquitecto Ángel Gui­do. Este plan incluía por prime­ra vez en un instrumento urba­nístico local los problemas fun­cionales de la ciudad, en parti­cular bajo tres aspectos: la rees­tructuración ferroviaria, la zonificación de los distintos usos en áreas diferenciadas y el re­diseño de las nuevas expansio­nes.

Además de la unificación del sistema ferroviario, el plan pro­ponía una serie de obras de transformación, algunas de ellas retomadas en planes pos­teriores: la construcción de grandes avenidas que atravie­san la ciudad en ambos sen­tidos, y de un sistema de cir­cunvalación; la definición de un sistema de parques a escala me­tropolitana y urbana, que con­templaba, entre otras obras, el sistema ribereño norte y la Isla del Espinillo; la recuperación de la ribera en la zona de Rodrí­guez, Rivadavia, Wheeuvright y Avda. Belgrano hasta Entre Ríos; la canalización del arroyo Ludueña y habilitación de su cuenca como zona verde (hoy Parque de los Constituyentes), la urbanización extensiva de la cuenca del Saladillo y su habi­litación también como zona ver­de, y la localización de una se­rie de conjuntos monumentales: el Monumento a la Bandera, Es­tación Central y Centro Cívico. Las condiciones del país en ma-teria ferroviaria y de política de transporte tornaron inviable la "estructura central y primor­dial del Plan", que era la reestructuración ferroviaria. Esta sólo seria factible a partir de la nacionalización del puerto y de los ferrocarriles en la década del 40.

En 1942 se crea una Comisión Nacional de estudios y proyec­tos para solucionar el problema ferroviario de Rosario. El secre­tario técnico de la misma, agri­mensor Alberto Montes, que asu­me su cargo luego de la nacio­nalización aludida, se convierte en el ideólogo de un nuevo plan, mas tarde conocido como "Plan Rosario". El mismo prevé la transformación substancial del sistema de las infraestructuras públicas (Avda. de Circunvala­ción, Avda. Costanera, Avda. de la Travesía, Puerto Nuevo) abriendo el camino a una defi­nitiva modernización de la ciu­dad, coincidente con la nueva infraestructura del territorio. Los cambios fundamentales que sostienen el nuevo plan son la nacionalización de los ferroca­rriles, la transformación de la economía regional, la aparición del transporte automotor y la crisis del sistema ferroviario.

La ordenanza 1030, de 1961, incorpora los lineamientos del "Plan Rosario" al trazado ofi­cial del municipio: reconstruc­ción de las instalaciones ferro­viarias; liberación de la barran­ca de todas aquellas instalacio­nes no específicamente portua­rias; habilitación de un sistema longitudinal carretero; sanea­miento de las cuencas del Sala­dillo y el Ludueña. Contemporá­neamente, se dicten ordenan­zas para control de la dis­persión urbana y se crean los distritos industriales. Con la re­volución militar de 1955 se anu­lan esos instrumentos y por una nueva ley nacional se aprueba, en 1958, un nuevo proyecto de reestructuración ferroviaria ba­sada en el plan Farengo de 1935.

El proceso recomienza recién durante el frondicismo, estimu­lado en la esfera municipal por la iniciativa del intendente Carballo (1959-1962), que impulsa una serie de obras de transfor­mación urbana comparables a las promovidas cincuenta años antes por Luis Lamas. Se recu­peran —por alquiler o expropia­ción— gran cantidad de terre­nos ferroviarios que dan lugar a obras como el Parque Rivadavia, la Avda. de la Libertad, la apertura de Uriburu desde Ayacucho hacia el Este, la transfe­rencia de la actual estación ter­minal de ómnibus "Mariano Mo­reno" y la cesión de terrenos para la Ciudad Universitaria. En 1959 se inicia la construc­ción de la Avda. de Circunvala­ción y en 1961 se ejecuta el primer plan integral de desa­files y pavimentación en los ba­rrios del sur del municipio, con la construcción del Emisario Sud. Ese mismo año se firma el contrato de canalización del arroyo Ludueña, todo ello dentro de las previsiones del "Plan Ro­sario".

Durante la gestión Carballo se eliminan definitivamente los tranvías de las calles rosari­nos, reemplazados por trolebuses, se construye el Bvar. Rondeau y se ensancha la Avda. Ovidio Lagos. En 1961, la ley nacional 16.052 institucionali­za los lincamientos generales de la Ordenanza 1030 y pro­mueve la creación de la Prefec­tura de Coordinación, encarga­da del cumplimiento del plan.

A partir de 1963 y durante el gobierno de Tessio se inicia la concreción, por parte de la pro­vincia, de algunas obras del plan tendientes a solucionar problemas endémicos como las inundaciones en Empalme Gra­neros, el congestionamiento del Cruce Alberdi y la estación úni­ca de pasajeros.

El Plan Regulador aprobado por decreto provincial en 1968, y su instrumento operativo, el Código Urbano, han permaneci­do vigentes durante más de 20 años. Su evidente desactualiza­ción promovió, en 1985, la for­mación de la Dirección General del Plan Director y la elabora­ción de un proyecto de ordenan­za para su revisión, ya sancio­nado.
Fuente. Extraído de revista “ Rosario aquí a la vuelta” Fascículo Nº 11. Autoras: Ana M. Rigotti – Isabel m. DE San Vicente. De abril 1991