lunes, 12 de marzo de 2018

¡ MOZO UN CARLITO!


Por Oreste Francisco Cirimele y María Cecilia Civilotti
Fotografías María Andrea Babsia



Rosario, fue la cuna del famoso Carlitos

degustado por propios y extraños. Este

famoso sándwich trascendió las fronteras de

la ciudad para adueñarse del paladar de

otros lugares argentinos. Nacido en el bar

Cachito, su creador cuenta aquí la historia.



Un bar es el escenario adecuado para conversar con Rubén Luis Ramírez (Cachito), este rosarino de 70 años de edad quien cincuenta años atrás creó el tan famoso y rico sándwich caliente. Ramírez nació en la cortada Palermo del barrio Bella Vista. Después su familia se mudó a Necochea y Paseo y luego a Pellegrini y Maipú. Allí, su padre, don Jacinto, abrió un bar al que denominó Cachito, en su honor. Fue su segunda casa, iniciándose en la atención del local en 1941. Quienes recuerdan la esquina sabrán de la atención en la vereda en aquellos días de primavera y verano, cuando sentarse a tomar algo era motivo refrescante para charlas con amigos, encuentros familiares y días de noviazgo. El bar siempre resulta mágico, entre sus mesas se cuentan historias y se respira una atmósfera de bullicio a charlas y tazas de café con el paso acelerado de los mozos y la destreza de manos en la cocina para cumplir con los pedidos.

Ahora, otro escenario similar descubre las palabras de Rubén, el creador del Carlitos, el que se originó, según reconoce, a partir de su propio gusto, de su forma preferida de preparar el sándwich, poniéndole como aderezo ketchup. Cuando le preguntamos el motivo del nombre, la respuesta fue tan simple como la clave de su preparado: "se me ocurrió".

¿Cómo se popularizó el Carlitos? ¿Cómo fue ganando adeptos?
- La gente lo fue conociendo y su fama corrió sola: Si es buen producto te imaginas que no necesitás publicidad. Se da a conocer de boca en boca. A parte al negocio iba mucha gente. En verano nosotros sacamos permiso

por 80 mesas en la vereda y mi papá los sábados y los domingos sacaba 20 mesas más. Teníamos hasta la mitad de cuadra ocupada con mesas por Pellegrini y por Maipú también.

¿Cuántos mozos trabajaban en el lugar?
En verano había 15. En una época poníamos mesas en la vereda de enfrente, y el mozo tenía que cruzar la calle...

¿Tenés algún recuerdo de los orígenes del Carlitos? ¿Por ejemplo la primera carta en que se presentó al cliente?

Eran clientes tradicionales, fijos. No era gente que venía de paso. La clientela era de todo el año, ya conocía qué se comía: Carlitos; cazuelas; picadas; la picada especial. Eso era lo más común. Después con el tiempo se hacían minutas: pastas; entrecot; tenía la rotisería, se vendía lechón. Inclusive el Carlitos se hacía mucho para llevar.

¿Recordás cuánto costó el primer Carlitos?
Ni idea porque ha cambiado todo tan rápido. Yo sé que una vez en el año 73 cuando pusieron los precios máximos de nuevo, no sé si valía $1,50, había cambiado la moneda. Me acuerdo de una anécdota con uno de los habituales clientes, porque al principio se jugaban a las cartas, era como un café de barrio antes de que se hiciera tan popular. Dijo: "Ah! Tuvieron que bajar el Carlitos porque vi que lo cobraban $2 y ahora $1,50". Nosotros le respondimos: "Si, pero vale $1,50 la mitad".

¿Cómo la mitad?

El Carlitos como se conoce es la mitad del pan no el pan entero que hacíamos nosotros. En otros bares, nos empezaron a copiar pero hacían la mitad. En cambio nosotros hacíamos el pan entero y lo partíamos en cuatro.

¿Por qué pensaste que el Carlitos tendría éxito?

Porque me gustó a mí.

¿Te imaginaste la repercusión que el mismo iba a tener?
No, no. Ni remotamente. Después pasaron los años, y una vez, cuando aún era muy joven, fui a Buenos Aires para comprar un televisor a mi papá. Entro al negocié y me pongo a charlar con el vendedor. Le cuento que soy de Rosario y el señor me dice que iba a Rosario a comer Carlitos pero que en Buenos Aires no se conocía, estaba el tostado, nadie conocía el Carlitos en Buenos Aires. Así me fui dando cuenta de cómo se había ganado su propio lugar.

A partir del Carlitos, ¿ideaste otra receta con tanta popularidad?

Sí, al sándwich que le puse el nombre de "Frankfurt" pero que se lo conoció luego como Fantasía.

¿Entonces el "Frankfurt" también debería ser una marca registrada rosarina?

El "Fantasía" lo comenzamos elaborar nosotros. No llegó a ten el éxito del Carlitos pero se vendí muchísimo.

¿Cuál es la mejor bebida par; acompañar un Carlitos?

La cerveza.

¿Qué opinás de las distinta variedades que se fuero¡ incorporando, como por ejemplo el Carlitos especial, de pollo, cm espárragos, etc.?

Son inventos que no son e verdadero Carlitos.

¿Tampoco "el especial"?
Nosotros hacíamos un Carlito especial con mucha más mercadería: más queso y más jamón. Era una pequeña diferencia. Se preparaba si el cliente lo pedía. Eran muy pocos los que pedían ese "especial".

¿Entonces hay un solo Carlitos?
Claro.

¿El verdadero lleva mayonesa?
No...!!! Ahora por lo general le ponen mayonesa cuando debe llevar manteca, entonces sale húmedo. Vos te sentás y pedís un Carlitos y al rato está húmedo. ¿Cuándo abrió sus puertas el bar Cachito?

En el año 41 y lo vendimos en el 74. Los que vinieron lo fundieron en 3 o 4años.

¿Cómo se explica?

Desatención. Nosotros estábamos toda la familia. Nunca el negocio quedaba sin alguien de la familia. Así finalizamos la entrevista regresando de las postales de otro tiempo y otro bar pero con la misma esencia rosarina del encuentro y sintiéndonos orgullosos de ostentar en las páginas de tantas y tantas cartas que aguardan en las mesas anónimas de otras cafeterías el nombre de una creación rosarina, el Carlitos.  
 
"El Carlitos como conoce es la mitad del pan no el pan entero que hacíamos nosotros."

Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, su Historia”. Fascículo N.º 41 de Mayo de 2006