lunes, 30 de octubre de 2017

Cristián Hernández Larguía  DIRECTOR DE COROS  



Todo lo que hay en

Rosario está hecho

por rosarinos

Existe una música impuesta por los medios. El rock nacional no existe. Ojo, no lo digo sólo yo, también lo decía Píazzolla,

Visceral, erudito, humanista, polémico... Los adjetivos siempre resultan escasos para calificarlo y dimensionarlo adecuadamente. Baste entonces con señalar que sólo una persona como él puede juntar a miles de rosarinos y hacerlos cantar para Navidad.

—Usted viene ligado a la cultura rosarina casi desde su cuna...

—Bueno, recuerdo a mucha gente del ámbito de la cultura que caía a Rosario y pasaba por casa. Es que mi padre era director del Museo Castagnino. Yo conocí al pintor japonés Fujita en mi casa.

—¿En qué idioma dialogaban?

—Nos comunicábamos en francés, porque la mujer de él era francesa. Había venido a exponer en la galería Renom. Pero le digo que por casa pasaron nombres como Julio Payró, Jorge Romero Brest, las hermanas Cosettini, y de los pintores de Rosario casi todos, Grela, Vanzo, Uriarte, además de los que venían de Córdoba y Buenos Aires.

—Su padre era exigente con usted?

—No, al contrario. Por empezar nunca me pegó y nos retaba recién cuando la cosa llegaba al colmo. Me acuerdo que tenía un vozarrón muy fuerte, algo que viene de familia. Y cuando decía "icaráspital" había que llamar a los bomberos, porque lo habíamos sacado de las casillas.

—Dónde crecieron?

—Nos criamos en San Luis 448, una casa que hizo él y que hoy es considerada patrimonio cultural, la primera casa moderna que se hizo en Rosario.

—Qué es lo que más caracteriza al rosarino?

—El individualismo. Individualismo puro. Todo lo que hay en Rosario está hecho por rosarinos. Como ser el Museo Castagnino, donación de una señora. El Círculo igual, pertenecía a un señor alemán y lo iban a echar abajo. Y don Ciro Tognazzi, aficionado a la música, que formaba parte de la comisión de El Círculo, sacó la plata y lo compró. Con el Astengo lo mismo. Los hermanos de Héctor Astengo querían vender.Y él les compró la parte a sus hermanos para hacer la Fundación. Todo lo que hay en Rosario es producto del esfuerzo individual. La Orquesta Sinfónica de Rosario fue producto de un señor llamado Angel Calabrese que tenía un negocio de música e hizo un movimiento para que se creara la orquesta. Cuando la provincia se decidió a crearla los santafesinos se avivaron y la instalaron en la ciudad de Santa Fe, los músicos rosarinos tenían que viajar porque los santafesinos no tenían músicos.

—Seguimos sujetos a Buenos Aires...

—Todo el país está sujeto a Buenos Aires. Ahora quizás hay más industrias y un turismo que antes no existía. Pero aquí todavía nos falta mejorar bastante.

—¿Qué opina del rock rosarino?

— un músico popular comparable a Gershwin. El rock es inglés y norteamericano. A ningún alemán se le ocurriría decir que el rock es alemán.

—Se canta mejor o peor en Rosario?

—El canto en Rosario se ha deteriorado porque no se trabaja en educación. Creo que el gobierno de la ciudad debería proponersi hacer algo al respecto. Que los maestros di música fueran verdaderos maestros de música. Los chicos no pueden cantar al unísono.

—El rosarino tiene un registro de voz particular?

—No. Algunos como Carlos López Puccio, de Les Luthiers, que también estuvo en Pro Música, habla del sonido coral de Rosario. Com que los coros de Rosario tienen un timbre característico. Pero yo no puedo comparar poi que no sé cómo suenan los de Buenos Aire o los de Córdoba, conozco algunos pero m vivo en esos lugares.

--Puede mejorar la gente cantando?

—Sí, desde ya. El coro es la mejor escuela republicana de participación artística del hombre común. En un coro somos todos iguales El que tiene la gran voz, el que tiene poco voz, el que tiene una voz desagradable. Cada uno cumple una función. Es una república perfecta. No existe el divismo, somos todo iguales, por o menos en los coros que y dirijo.

—Qué le gustaría que cambiara en Rosario?

—Bueno, en lo musical que volviera a ser lo que era en la década del 50. En esa época los artistas de todo el país venían a Rosario a dar conferencias, conciertos o a debatir e el Castagnino, en Amigos del Arte o el Centro de Estudios Superiores. Acá yo escuché a Stravinsky, Rubinstein tocó en la Biblioteca Argentina, vino Wanda Landowska, una clavecinista que le dio un nuevo impulso a e instrumento. Estaba el Grupo Litoral, en el Museo Castagnino se hizo una muestra del impresionismo francés traída del Louvre. He visto "El campo de cuervos" de Van Gogh de cuerpo presente.

-A qué bar suele ir?

-Voy al bar de Marcelo, al que conozco desde hace 25 años. Está en Alem y 9 de Julio. Frente al bar plantamos un ficus, creció tanto que lo trasplantamos al club Náutico. Hoy tiene una magnitud increíble.

-Está mejor arbolada la ciudad?

-No, existe arborofobia de los gobiernos.

-Pero se han plantado muchos árboles...

-Los plantan, pero no los cuidan. Voy a Montevideo y Colonia, en Uruguay, y es increíble cómo tienen árboles. Crecen derechos, están plantados perfectamente en hileras.

-Y con el río?

-Bueno, le cuento algo, cuando vino Federico García Lorca a Rosario, lo primero que dijo es: "Esta ciudad vive de espaldas al río': De golpe ahora lo descubrimos. Antes nadie iba a la isla. Yo me acuerdo de que iba con Chacho Muller, que se había comprado la ancha que llevaba los pasajeros al hidroavión.

-Cómo eran los vuelos?

-Eran vuelos hacia Buenos Aires y Paraguay. Hasta que hubo un accidente en Buenos Aires y se suspendieron los vuelos. Yo los veía amerizar desde mi casa. Debido a eso Chacho aprovechó para comprar la lancha. Pescábamos bastante.

-¿Se pescaba más que ahora?

-En esa época muchos pescadores profesionales venían de la isla a comprar a la proveeduría de Rioja y 1º de Mayo, se llama La Marina, donde ahora está el restaurante. Los pescadores venían con todos los pescados colgados en un palo. Y en el muelle se pescaban verdaderos pescados, no mojarritas como sucede ahora.

-Cuál es el mayor defecto de los rosarinos?

-La tacañería. Tacaña con la cultura.

-¿Qué lo emociona de la ciudad?

-Las mujeres.

-¿Qué lo enoja?

-La política. Perdón, la política no: los políticos.

-¿Un momento del día?

-Me acuesto muy tarde y me levanto al mediodía. A la mañana dicen que hay brujas... 
 
-¿Tiene un lugar para relajarse?

-El bar. Estar ahí y ver a la gente.

-¿Eso es muy rosarino?

-Rosario lo ha conservado, pero quedan pocos lugares así. Antes la gente se sentaba a tomar café ya arreglar el mundo.

-Le recomendaría a alguien vivir en Rosario?

-Depende de quién. Si es alguien que se va a dedicar a la música, le diría que no.

—Usted tiene un gran reconocimiento internacional y nacional...

-Si, a veces me da vergüenza decirlo, pero antes de ser declarado ciudadano ilustre de Rosario la Municipalidad de Buenos Aires lo había hecho a nivel nacional.

-Soñó una Rosario a futuro?

-No, nunca pienso demasiado hacia adelante. Voy sobre la marcha.

-La ciudad, ¿es generosa con los que emigran?

-Se olvida de los que se van.

-¿Cómo le gustaría que lo recuerden?

-Cuando muera me gustaría evaporarme. Venimos de la nada y vamos a la nada.
 
Fuente: Extraído de la Revista del “diario La Capital 145 ” año 2012