lunes, 18 de septiembre de 2017

EL CACHASCAN EN ROSARIO.

La popularidad de los titanes del ring

LAS CABEZAS DE SERIE DEL TORNEO DE 1941 ERAN EL HOMBRE MONTAÑA Y KAROL NOWINA. CATCHERS DE CASI UNA DOCENA DE NACIONES, A LOS QUE SE AGREGABAN LOS LOCALES ARGENTI­NOS FORMABAN EL PLANTEL DE ATLETAS. EL CRÉDITO ROSARINO FUE EL RUGBIER ANTONINO "TONY" BIASETTON.
Por Eduardo Sánchez*

EL CACHASCAN LLEGA A ROSARIO

Varios años después que se im­pusiera en Buenos Aires en 1934, el catch llegaba a nues­tra ciudad. En 1940, varias "barras" (que no eran bravas, pero si estruendo­sas) con grandes cartelones, matracas, y bocinas, expresa­ban su aliento a sus boxeadores favori­tos. Era la nota des­tacada y colorida de los espectáculos rosarinos de boxeo, que luego se extra­polaría al catch.
Por aquella época, la empresa Lento que manejaba el Teatro Odeón, or­ganizó para la témpora 1941, un campeonato de match, aprovechando el entusiasmo que había producido ese deporte en Buenos Aires.
Los luchadores que se Rosario, eran los campeones mundiales que actuaban en el Luna Park, entre ellos: Karol Nowina; Abie Kaplan; Jua­nita Olaguibel; Richard Schikat; Fran­cesco Marconi; Tomás Hanley; Henry Piers; Bobby Bruns; y Vanka Zelezniak, más conocido como el "Hombre Montaña", que era la verdadera sensa­ción del campeonato. Nombres poco conocidos en la actualidad, pero que en aquel tiempo causaban furor. Se habían pactado una serie de cinco presentaciones, que luego se hicieron siete, a realizarse todos los sábados en funciones nocturnas.
Decían los comen­tarios periodísticos que en Rosario ha­bía gran número de personas que les gustaba el catch, pero para verlo tenían que trasla­darse expresamen­te al Luna Park de Buenos Aires.
Como la mayoría de los aficionados no tenían posibilidades económicas de viajar, solo seguían la emoción de las luchas por las crónicas radiales o pe­riodísticas. La ciudad merecía disfru­tar el cachascan en vivo y en directo, y ese espectáculo.
EL LUGAR
No disponía Rosario un local cerrado para ese tipo de activi­dad, eran todos a cielo abierto, y se consideró que el más adecuado se­ría el llamado Estadio N° 2 de Rosario Central, con una capacidad para más de 5000 espectadores, y ubicado en un lugar estratégico: Ovidio Lagos y San Lorenzo, con líneas de ómnibus y tranvías que permitían el fácil acceso, y con tribunas cómodas. En el local se realizaban partidos de básquetbol, kermeses y otras actividades.
LOS LUCHADORES
Las características de los perso­najes ya comenzaban a definir­se por las crónicas periodísticas previas. Los comentarios de semanas anteriores ya predisponían: por un lado los recios y rudos, que provocaban jo­cosidad en los mayores y terror de los chicos; luchadores que conseguían an­tipatía por actitudes antideportivas, y por otro los catchers caballerescos que respetaban las reglas del cachascan. La lucha eterna entre los buenos que eran ovacionados, y los enemigos públicos que recibían silbatinas y abucheos.
Las cabezas de serie del torneo eran el Hombre Montaña y Karol Nowina. Catchers de casi una docena de nacio­nes, a los que se agregaban los loca­les argentinos formaban el plantel de atletas.
Karol Nowina, campeón mundial polaco y presentado como un romántico, con una vida llena deaventuras y despertando pasiones en el sexo femenino. Fotografiado a menudo acompañado de bellas damas.
Vanka Zelezniak, el "Hombre Mon­taña", fornido ex leñador de la Rusia Soviética. Fuerte, especta­cular, rudo, que apelaba a recur­sos ilícitos que no eran bien recibidos por el público. Todos iban a "verlo per­der", pero era la mayor atracción y el más publicitado de todos. Abie Kaplan, campeón judío, luchador irascible, pintoresco, y muy recio que no siempre se valía de recursos legales para triunfar. El público rosarino lo había apodado "el llorón". Juanito Olaguibel, campeón de Espa­ña, impetuoso, fuerte y con recursos técnicos. Ex boxeador, discípulo y protegido del campeón español de bo­xeo Paulino Uzcudum. Richard Schikat, campeón alemán de extraordinaria fuerza, con 30 años de lucha en los rings del mundo. No co­metía fules, pero si lo buscaban... lo encontraban.
Francesco Marconi, campeón italia­no, ex soldado que hizo la campaña de Abisinia. De escuela pulida, llena de hábiles tomas. 
Tomas Hanley, campeón del Canadá, con 147 kilos que apostaba al juego violento y golpes prohibidos, de recur­sos ásperos, lleno de maldad. Era el antipático oficial, aunque buen lucha­dor. Los aficionados rosarinos lo lla­maban "el gordo", pero seguramente cualquier espectador la pasaría mal si lo agarraba aquel gordito en el ring... Henry Piers, conocido como el "Hom­bre Tijera" por ser especialista en ese tipo de toma, y campeón de Holanda. 
Bobby Bruns, campeón nor­teamericano de 1937 y 1939. Kola Kwariani, campeón de la rusia blanca, que se alimentaba de espinaca al estilo "Popeye". Charles Ulzemer, ' de la escuela clási­ca francesa, ágil, de estilo elegante y caballeresco. Ramón Cernadas, campeón porteño. Alfredo Saavedra ex campeón ama­tour argentino de levantamiento de pesas.
Antonino "Tony" Biasetton, un juga­dor de rugby local y extraordinario atleta de tan solo 19 años. Un forzudo descomunal que representaba a Rosa­rio en aquel torneo. Para compensar la falta de ex­periencia en el cachascan, y debido a sus cualidades fuera de lo común, Tony debió viajar a Buenos Ai­res un par de semanas antes de comenzar las lu­chas, para ser entrenado personalmente bajo la su­pervisión directa de Ka­rol Nowina. El polaco no ocultaba sus esperanzas respecto al porvenir de Biasetton.
LAS LUCHAS

Con gran expectativa comenzó el petit campeonato pasados mediados de enero de 1941, con cuatro luchas formidables: Cernadas vs. Hanley - Piers vs. Kwariani - Bruns vs. Kaplan - Schikat vs. Olaguivel. Para calentar el ambiente y como pre­liminar, aficionados rosarinos del C Macabí realizaron una presentación lucha greco romana. La primera presentación fue todo un éxito.
El sábado siguiente debutaba la sensación, y mayor atracción del torneo: Hombre Montaña, a quien el público esperaba con ansiedad, ya que solo conocido a través de los noticieros los cines, o de las crónicas porte Vanka dejó fuera de combate a Mar ni, después de arrojarlo tres veces fuera del ring, y fue silbado por el público por sus acciones antideportivas. En la tercera jornada se anunciaba quien más prestigio tenía entre el público femenino: el polaco al que se agregaba la grata de Antonino Biasetton (aunque siempre anunciado como Beassetton) el crédito local, quien en la primer lucha de su exitosa y prolongada deportiva, le tocó enfrentar al porteño Coleman.
Beaseton ganó por puesta de espaldas a los cinco minutos de lucha, y demostró tener aptitudes que lo mostraban como una figura promisoria de este vigoroso deporte.
Durante los días de semana Antonino continuaba con el entrenamiento en el Luna bajo la direcciones. Nowina.
El Estadio Nº 2 de Rosario Central, rugía con el aliento del público cada vez se presentaba Tony setton.
Dada la falta de un e cubierto y ante la lleí del otoño con bajas peraturas, la temporada reinició a fines de 1941.
Antonino Beasetton (como se lo anunciaba), pocos meses después ya como Antonino Roca, de hablaremos en el próximo escrito, realizó una carrera en el chascan, que en mi opinión, ningún luchador argentino de ninguna época pudo superar.
*http://arroyitoderosarioblogspot.com.ar
Fuente: extraído de la Revista “Rosario y su historia y región” Fascículo N• 137 de Febrero de 2015.