martes, 22 de agosto de 2017

ERA UN IDOLO MURIÓ MAGALDI

Por Héctor Nicolás Zinni




¿Qué había pasado? Magaldi sufría del hígado y no se cuidaba. Frecuentemente había tenido ataques. El 17 de agosto le sobrevino un derrame biliar. Esa noche fue internado en el Sanatorio Otamendi, de Buenos Aires, y el 19, ante la gravedad del caso, había sido operado por el doctor Pedro Valdés. Al enfermo lo cuidaban su madre y su hermanos, aquienes había traído de Rosario y vivían con él. Durante dos semanas alentaron esperanzas que se fueron esfumando. En las primeras horas del 8 de setiembre, muere Agustín Magaldi diciendo "mamá".

La noticia, inesperada, es un rudo golpe para el público de Rosario y Buenos Aires. Tan incomprensible y absurdo como el de la muerte de Gardel. En seguida se palpa la necesidad popular de tributarle un último homenaje y se lo vela en el estadio Luna Park. Otra vez la muchedumbre.

A las 10.45 del día siguiente se pone en marcha el cortejo fúnebre tomando por Leandro N. Alem, Balcarce, Victoria, Diagonal Julio A. Roca y Belgrano hasta la broadcasting de ese nombre. Al llegar a la esquina de la calle nombrada en último término y Cevállos, el acompañamiento se detiene y, ante la insistencia del público, las autoridades permiten que desde allí hasta la radiodifusora aludida, el féretro sea llevado a pulso. Se hacen cargo de la conducción de los restos de Magaldi, entre otras personas, Ignacio Corsini, Jaime Yankelevich, Raúl Rosales, Mario Pugliese, Pedro Noda, Francisco Canaro y Fernando Ochoa. Los demás ocupantes de los vehículos se suman al público que marcha a pie.

Después que el ataúd es descendido de la carroza, el cortejo queda detenido varios minutos debido a que la concurrencia trata de acercarse al mismo para depositar ofrendas florales. Como son muchas las personas que intentan asir las manijas y los cordones de la caja fúnebre, la policía lo impide en previsión de que se apoderen de la misma. Finalmente, se logra reorganizar la marcha presenciada desde las aceras y los balcones de las casas y de los techos de los automóviles y camiones detenidos en la calzada por numerosos circunstantes. En varias de las obras que se realizan en la calle Beigrano, los obreros suspenden sus tareas al paso de los restos de Magaldi, descubriéndose.

Con gran dificultad, por hallarse la cuadra llena de gente, el cortejo llega frente a Radio Pe1grano. Desde los balcones de dicha finca y de las vecinas, las damas arrojan flores de despedida al cantor que tantas veces las emocionara con su melodiosa voz. Frente a la emisora donde obtuviera muchos de sus inolvidables triunfos, la multitud rinde un silencioso homenaje a la memoria del cantor desaparecido.

Crece notablemente la emoción del público y se ve a algunas personas que, con gesto resuelto, tratan de apoderarse del ataúd. Nuevamente interviene la policía, produciéndose una breve alteración del orden, durante la que ca al pavimento uno de los caballos de la guardia de seguridad. En su caída, el animal arrastra al jinete, además de dos agentes de infantería y un particular, quienes, al parecer, sólo sufren lesiones sin importancia. El hecho determina a las autoridaes el envío de refuerzos desde el departamento de Policía.2

Con alternativas :arecidas a las anotadas en la primera parte del trayecto hasta la Chacarita, se cumple la segunda. . . Por fin, Magaldi es sepultado en medio de flores, discursos y una congoja que la muchedumbre comparte, alimenta y transmite a lo largo y a lo ancho de Buenos Aires y también a Rosario, donde algunos cafés han puesto dos tacos cruzados

sobre cada mesa de billar, en señal de duelo. Desde las pantallas de los cines, brotan los gorgoritos de la rosarina Libertad Lamarque en la pelícqla Madreselva cantando el tango homónimo de Luis César Amadon —director del filme— y Francisco Canaro: "Madreselvas en flor / que me vieron nacer / y en la vieja pared / sorprendieron mi amor / si todos los años / tus flores renacen / porque ya no vuelve / mi viejo querer. ....3


NOTAS
1 La Tribuna. 24.6.1978. Pág. S. Cierra £7 Invicto. Adiós al último de los chambergos.
2 Estela Dos Santos, op. cit. Págs. 1940/1944. Cfr. Noticias Gráficas, días 8 y 9 setiembre 1938.
3 Luis César Amadori, n. en Pescara (Italia), y arribó al país en 1907. Fue extra en Tu cuna fue un conventillo (1925), de Julio higoyen. Once años más tarde Angel Mentasti lo convirtió en director al confiarle, junto a Mario SofficL la realización del filme Puerto Nuevo, sobre argumento de Antonio Botta y el propio Amador¡. A partir de entonces, 78 títulos lo contaron como director argumentista o adaptador; entre ellos El pobre Pérez (1937), Maestro Levita.. El canillita y la dama y Madreselva, las tres de 1938, Palabra de honor (1939),
Fuente: Extraído del Libro “ El Rosario de Satanas Tomo II . Editorial Fundación Ross.