jueves, 1 de octubre de 2015

El verdadero invento argentino



Por Adrián Yodice
En realidad, el verdadero invento o ingenio argentino estuvo centrado en la adaptación de chasis de vehículos de la época (chatitas, camiones, etc.) y carrozarlos como si fueran ómnibus para poder transportar más pasajeros. Así se fue transformando de auto o taxi colectivo a simplemente "colecti­vo", denominación que se populari­zó más allá de la desaparición formal de estos vehículos, operada con el crecimiento de los mismos por un lado y por el cambio del sistema de explotación que en un principio era bien diferente del ómnibus.
Mientras los ómnibus constituían sociedades formales, de un propietario o una pequeña sociedad (a lo sumo tres o cuatro personas), cada colectivo era de una o dos personas que los manejaban personalmente, constituyendo sociedades "colectivas" o de hecho. Las empresas de ómnibus tenían personal en relación de dependen­cia (guardas, conductores, inspec­tores) mientras que los colectiveros recién en los años '30 empezaron a contratar choferes para que los coches rindieran más horas de trabajo.
Las diferencias externas de ambos vehículos eran notables: Los ómnibus eran más pesados, con características tranviarias (platafor­ma de ascenso, linternón sobre el techo, etc.) con una capacidad de entre 20 y 36 asientos. Los colecti­vos carrozados eran más chicos (10/11 asientos) y más ágiles.(3) Por tanto encontramos como primera diferencia entre ómnibus y colectivo que los primeros eran vehículos concebidos para este fin, en cambio los segundos partían de adaptaciones o reformas hechas a chasis de autos o utilitarios. Por tanto el ómnibus era superior en tamaño y con mayor cantidad de asientos -mayor a 20-, en tanto que los colectivos apenas tenían 11 asientos no pudiendo transportar pasajeros de pie y por ende el pasaje era más caro.

Fuente: extraído de la revista “Rosario,  su Historia.” Fascículo N• 35 de Octubre de 2005