jueves, 6 de agosto de 2015

BAÑOS Y MANSIONES ( Barrio Saladillo)



     Posteriormente, la atracción de los baños hizo que se concretara la habilitación de un servicio de tramway desde la Plaza López hasta el denominado Puerto Plaza, un puerto de cabotaje construido por el mismo Arijón en 1885. en la desembocadura del Saladillo, y que era utilizado por embarcacio­nes cuyas cargas y descargas eran frutos del país no sujetos a de­recho. Esta línea pasaba por los baños y lo mismo ocurría con otro servicio atendido por el vapor "La Abeja", que partía de la rada 34 de la bajada cada hora y media.
El horario del establecimiento de Arijón, para tomar aquellos ba­ños presuntamente curativos, era de 4 a 6 de la tarde, contando para ello con una organización de ca­racterísticas inéditas para la ciu­dad, que incluía la debida pre­paración del personal a cargo del lugar y de la atención de los usua­rios del mismo.
Como complemento de estas construcciones -que se habían convertido en un hábito de mu­chos rosarinos atraídos por esos baños que muchos creían realmente termales- se inauguró en 1891 el restaurante "Los Baños", aprovechando la gran afluencia de bañistas que se daban cita en el balneario. Ese éxito había motiva­do también la puesta en servicio de una galera para llevar y traer pa­sajeros desde Rosario. En los me­ses de verano, el vehículo partía diariamente a las 6 de la mañana, desde el Almacén del Pobre Diablo, situado en la calle San Luis frente al Mercado Central. Mikielievich (invalorable aporte para el rescate del   pasado  histórico rosarino) apunta: "Los pasajeros podían de­jar calle y número para que la ga­lera los recogiera. El costo del pa­saje de ida y vuelta era de 3 reales y el regreso se cumplía a las 4 de la tarde..."
Los sucesores de Manuel Arijón vendieron los terrenos del Saladillo en 1906. a la Sociedad Anónima del Saladillo y lo propio ocurrió con la empresa de tranvías a caballo que iba desde Rosario a Puerto Plaza, que aportó mayor progreso al ba- rrio y pasó a llamarse desde entonces Saladillo. En 1937, el predio volvió a tener nuevo dueño al ser vendidos a la denominada Sociedad Anónima del  Baños y Parques del Saladillo de origen municipal, tanto los terrenos como las instalaciones y otras superficies adyacentes.
Durante el año del Centenario —y tal vez en el marco de la fiebre de realizaciones que embargara a los rosarinos— se inició la edifi­cación del Hotel y Casino, y pos­teriormente comenzó su actividad el Saladillo Club, a instancias de algunos conspicuos ciudadanos de la Rosario de comienzos de siglo: Pinasco, Vila Ortiz, de la Rúa, Albretch, que buscaban entusias­mar a los vecinos con la posibilidad de la recreación.
Para el mismo período se inau­guró el puente del Saladillo, un símbolo del barrio, tendido sobre la Avenida Nuestra Señora del Rosa­rio, con el fin de salvar el cauce del brazo norte del arroyo (cegado en 1972), lo que permitió que el tran­vía eléctrico N* 8, que por entonces debía detenerse varias cuadras an­tes del balneario y el restaurante, pudiese extender su recorrido has­ta esos establecimientos.
Poco a poco, el barrio iba adqui­riendo un carácter residencial por la presencia de grandes mansiones que respondían a los más variados estilos arquitectónicos: barroco, mudejar, colonial, holandés, etc Daniel Malaponte, político rosari­no y vecino del barrio desde su infancia consigna ese hecho: "El Saladillo llegó a competir con Fisherton, ya que la gente adinerada construía aquí sus residencias de fin de semana, y muchos de esos chalets ocupaban más de media cuadra. En Avenida del Rosario (antes Av. Lucero) se encuentra aún, por ejemplo, el chalet de Orfero, que contaba con sótano, sala de juegos, ascensor, etc.. como­didades inusuales para la mayor parte de la población. En Ayacucho al fondo, ocupando una man­zana, se alzaba el chalet de los Vernet, de tres plantas, con veinte habitaciones, seis o siete baños estiló alemán, con mármoles y re­vestimientos de madera, con ca­lefacción central a caldera. Tanto esa mansión como la de Chaza-rreta tenían también caballeri­zas... ".
Todos los cambios que se pro­dujeron a partir de la segunda dé­cada de este siglo (1920-1930) se conectan con la tercera etapa de la historia del barrio. Deben consi­derarse, en este punto, dos datos relevantes para la misma: la ins­talación, en 1924, del frigorífico Swift, sobre la margen sur de la desembocadura del arroyo Saladi­llo en el río Paraná, y del matadero municipal, en jurisdicción del dis­trito de Villa Gobernador Gálvez El primero ofrece franco acceso a las vías férreas desde sus ramales propios, y a través de su muelle, a todos los buques provenientes de los puertos de cabotaje y ultramar.
La apertura del Swift vino a sumarse, y coincidió, con las nuevas oleadas inmigratorias europeas que introdujeron en la Argentina mano de obra no calificada y ne­cesaria para la expansión y el de­sarrollo de un país Inmerso enton­ces en un crecimiento que muchos creyeron indetenible. Buena parte de aquellos inmigrantes prove­nientes del Viejo Mundo, y en es­pecial de naciones del centro euro­peo y de la Europa oriental, llegó a Rosario y se instaló en aquella zo­na sur de la ciudad, transforman­do definitivamente la fisonomía de ese Saladillo que por entonces pa­recía un lejano suburbio...

Fuente: Extraído de la revista “Rosario, Historias de aquí a la vuelta”. Fascículo Nº 15  de Julio 1991. Autores: Sandra A. Bembo-Nelly I. Sander de Foster – Marisa Richa