miércoles, 29 de abril de 2015

ALIAS MANTEQUITA



“- Si yo te digo que el autor de la Marcha de San Lorenzo dormía en un oe la peluquería de mi padre, ¿vos me lo vas a creer?, y comía dos bizcochos.
-Porque  era muy pobre don Cayetano…
 - No, no era eso, es que lo corría la policía,
- ¿Sería medio anarquista?
- S, si.  No me acuerdo donde yo lo dije y se publicó. Yo me acuerdo de Cayetano Silva. Era negro, motoso era, y picado de viruelas . . . Aquí tengo una  foto donde estoy yo cuando era pibe en el patio de casa subido a bote  que fabricó mi papá. ¿Ves ese que está atrás, de sombrero?. Ese Cayetano Silva".
                                                                    Julio Schiavone.
“- En que época se empiezan a difundir en forma tangos rosarinos?.
- Yo pienso que después del 22 ó 23. Anastasio González, un bandoneonísta famoso
 de la época es quien le da impulso al tango hecho en Rosario. Se realzan concursos y por ahí salen premiados El Aromito, El Farolitos. Es cuando surge la orquesta de Abel Bedrune, que tocaba el bandoneón junto con Gonzalo Chirino que ya murió y tenia una fábrica  de guitarras. Tocaba con ellos un gran pianista, Espinosa, que ya murió también. Espinosa tocaba al final, en una especie de fondín chiquito en la calle San Lorenzo. Otros integrantes de la orquesta de Bedrune eran Lepere-—El Gordo—, en la batería, y me acuerdo de Corrales, que era un violinista  muy buen mozo, fallecido ya. Después vino Mantequita Schiavone a tocar la batería".
                                                                                                                              Cayetano Lico



El  Julio Schiavone, alias Mantequita, es por los años de nuestra un músico en ascenso. Nacido en la calle Sarmiento al 1000, edificio peluquero, tiene por apodo El Filósofo. Es que Schiavone padre se las sabe todas. No en vano transitan por su peluquería mejores de la época-, en boga y, fundamentalmente, los artistas de todos los géneros. Allí se atienden desde el doctor asta hombres de conocidos apellidos en el mundo social de Echesortu, Rouillón, Lejarza, San Martín y otros, incluyendo también a personalidades de la política como José Chiozza, aquel dirigente radical que, a su muerte y tras largo cortejo, sería sepultado "con banda de música y todo". También el peluquero es amigo de actores como quien comparte jornadas de pesca en el rio Paraná. El mismo Cayetano Silva, que muchas tardes suele dormitar su buena siesta ero de los sillones de la peluquería, es íntimo de El Filósofo Schiavone, también llamado El Ingeniero.
Pese a que casi todos los personajes de la ciudad y del exterior se llegan hasta la  peluquería, el fígaro sale a efectuar un servicio muy especial. Es cuando Enrico Caruso viene a Rosario. El Filósofo va a afeitarlo al Hotel Italia y se enorgullecerá siempre de ello.
Dócil a todas las entrevistas que se le han efectuado 1, el hijo de aquel
peluquero, o sea el popular Mantequita Schiavone, también ha sido i to de una charla con el autor de este libro.
Porque Schiavone es, a no dudarlo, un trozo de historia viva jamás compendiada. Si a lo largo de este trabajo el lector ha tenido oportunidad de encontrar testimonios del veterano músico rosarino, ya es tiempo de  conocer muchas otras cosas que he dejado de intento para esta oportunidad.
Mandadero, ciclista y boxeador.
 -Cuando eras chico, ¿que personajes conociste que podas recordar ahora?.
—Bueno, conocí a Frank Brown, a Lucerito del Plata (sic), a la madre de Pierina Dealessi, a todos los Podestá que venían a casa a comer: Pablo Totón .. .
—¿Fue por los años en que vino a cantar Caruso?
—Si. Yo me acuerdo como en un sueño de Caruso ... Era un petisito con
un sombrero grandote, traje marrón, corbata chalina ... me acuerde
como en un sueño, pero me acuerdo . . ., sombrero a lo Magaldi, así, a lo
mosquetero . ..
—¿De Luis Arata también?.
—Arata vino hasta no hace mucho a Rosario ... El pescó treinta años mi viejo en el puerto. Cada vez que venía a Rosario lo iba a busca-; viejo para ir a pescar. Todavía conservo un pedazo de corcho de cuan* iban ellos al rio. —¿Que hacías de pibe?
—Era mandadero, como todos los de aquel entonces. Me acuerdo de la madre de Licho Pomponio a quien le llevaba los pedidos. Fue muy b conmigo. A ella le debo muchos trajecitos, porque la señora me ver siempre bien vestido. —¿Y de grandecito?
-Se me dio por el deporte. Empecé a trabajar en el taller de Bergés ciclista que hizo historia. Me adiestró en las competencias que se hacían  desde el centro hasta la plaza Alberdi y me destaqué. —¿Te acordes de algunos corredores?
-¡Como no me voy a acordar!: Bilanzone, Sciáramo . También supe boxear …     en la categoría piojo. Me acuerdo de gente que tiraba bien los guantes: Paletta, Gorosito, Ferraro…
-¿Cómo se te dio por la música?
Me gustaba y empecé con el bandoneón. Pero tocaba poco, dos piecitas no más. Andaba por Pichincha. Cuando el teatro Politeama pasó a llamarse Odeón, vino don Luis Carpentiero a buscarme para que tocara allí Yo me había criado en el Politeama, porque ahí tenía peluquería mi padre.
¿Donde está la Fundación Astengo ahora?. -Exacto.

Rosario orquestal
-¿Dónde  tocabas en los años 20?.
- En925, hice ocho bailes a veinticinco pesos por noche. Era plata, y eso que Bedrune nos afanaba a todos. La orquesta de Bedrune no era una orquesta del otro mundo, ahora yo me doy cuenta . . .
-Para ese entonces, a lo mejor era buena . . .
- No, no , había orquestas mejores. La de Rezzano era mejor. Pero Abel Bedrume llevaba gente.
- Cuántas orquestas había en los años que van del 25 al 30?.
- Como diez o doce. Estaba la de Bedrune, la de Rezzano, la de Anastasio González y también orquestas de Buenos Aires que venían a tocar acá. Muchas se denominaban "orquestas típicas criollas", pero no llevaban nombre de persona o cosa alguna. En Rosario se la rebuscaban todos. En  Buenos Aires había mucho trabajo, pero acá se la rebuscaban.
-¿ En que  lugares había orquestas?
- Yo te cuento: En San Martín y Montevideo había una orquesta dirigida Eustaquio Láurenz, hermano de Pedro Láurenz. En la calle San Martín entre Cochabamba y Pasco, frente al cine Ambassador, existía un ca­fé donde tocaba Rosario Puntarello "El Rey de las Comparsas". . . En la esquina de San Martín y General López, había un café que después se llamó Cumparsita por donde pasaban todas las orquestas que venían. Ahí conocí al dúo Yuvone—Rico ... Y ni que hablar de las orquestas de señoritas.

"No toques, mándate un chiste"

- ¿Dónde  había orquesta de señoritas?
- Había en el  Savoy, cuando estaba el baterista Fasoli, El Gran George,  que así le  llamaban en Nueva York. Pero ahora ya no toca más la batería, ahora es saxofonista. Le dicen El Gran George por su cabello blanco y por estructura  física que tiene. Es un hombre alto, parecido a Quilici, más o menos.
- ¿ A Juan Quilici, el que es ministro de Haciendo de la Provincia?
- Si, a ese mismo .. . Bueno, después estaban las hermanas Echeverría . ..
La orquesta de un gran cellista de apellido Maldonado.
- Además  del Savoy, ¿que otros lugares tenían orquestas de señoritas?
Confitería Los Dos Chinos, en los cines, en los cafés de japoneses.
Enfrente  del cine Capítol había un conjunto que dirigía la señora del gran
Músico Pedro Celestino Zeballos, la señora Vanetti, una de las mejores
bandoneonístas. En bandoneón es muy difícil encontrar mujeres.
-¿ Había muchas mujeres ejecutantes?.
- Si,  muchas, no me acuerdo de los nombres, pero había muchas y tocaban bien. En el café Kobe que yo inauguré frente al cine Nacional, hoy Gran Rex, en la calle San Martín casi esquina Mendoza, tocó la famosa Paquita Bernardo, que era porteña y estuvo en Rosario muchas veces:-una gorda petisona que murió en 1925. En 1929, vino a nuestra ciudad una orquesta de señoritas que ¡para que te cuento!. La que toca­ba el piano, dominaba cinco instrumentos más. La orquesta se llamaba Sinfiano,   venía de Norteamérica y fue lo más grande que hubo en el mundo, triunfó hasta en Rusia . . . —¿De quién era el café Kobe?.
—De un japonés que se hizo el harakiri. Mira, estas mujeres merecen un homenaje grande porque junto con otras atracciones artísticas como Mer­cedes Simone, Charlo, Libertad Lamarque, Azucena Maizani, el mismo Gardel y otros, le dieron vida a Rosario que ya no tiene más teatros, cines y cafés como aquellos . .. ¡Adonde fue a parar el arte! ... A raíz de esto te voy a contar una anécdota. En el cine teatro Florida, en Buenos Aires, se enojaban porque a Gardel le pagaban 800 pesos por dia. Y estaba justi­ficado el asunto, porque con películas entre familiar y noche, el dueño no hacía mil pesos. Con Gardel hacía mil cien, mil doscientos . . . Los otros tiraban la bronca, pero estaba justificada la cosa. Yo me acuerdo que hacía los cambios, me daban diez pesos y encima me decían: "No to­ques, mándate un chiste", los maestros Pampaluna, Palau . . .
El hombre múltiple.
—Era otra época ...
—Claro que era otra época. La gente de antes era otra cosa. Fíjate que pa­ra unos carnavales formamos una murga cuando éramos chicos y nos fui­mos a cantarle a Cepeda; nos paramos abajo de la ventana de el, en la ca­lle Mendoza casi esquina Maipú y le cantamos una canción que le habíamos hecho.
—¿Te acordes como era?
—Era así: "Cepeda se tiró un pedo I su madre lo abarajó / maldito sea Cepeda I la puta que lo parió". —¿Y no se enojó don Juan?
— ¡Que se va a enojar!. De arriba nos tiró cinco pesos . . . Éramos de la barra de San Martín y Mendoza, donde estaban Juancito Dellepiane, Raú Napoli . . . También de allí salió un gran juez: San Vicente, un pibe de lentes que murió de cáncer. Me acuerdo de José Cantatore, los Pomponio, Dichio . . ., todos eran de la barra mía. Antes, en las casas de familia se estilaba hacer un baile los sábados aunque estuviéramos muertos de hambre. Poníamos diez centavos, veinte guitas, comprábamos para ha limonada y se armaba la milonga . . .
—Volviendo a los músicos ... ¿te acordás de otros?.
—Había un gran violinista llamado La Picotiere. También estaba el m grande guitarrista que tuvo Rosario, pariente de nosotros, Deolindo  Cazón, que sacó de discípulo a un tal Amaya, un bigotudo que solíamos encontrar en El Ancla. Cazón tocaba desde óperas hasta la Marcha de San Lorenzo por prima. Era un concertista extraordinario . .. usaba guitar de ocho cuerdas, no macanas, hasta tuvo una de doce cuerdas a la que había hecho hacer un ascendente en el traste.
—¿Hizo presentaciones notables?
—Mira .. ., anclaba por ahí, el basta que tuviera vino, era feliz. El hijo de Cazón, que viene a ser primo mío, fue uno de los grandes bandoneones nuestros. El trío mas famoso que actuó en Buenos Aires fue formado por "cabecitas negras", como nos dicen allá: se llamaban Ahumada, Ríos y Cazón. Los tuvo Di Sarli ... ¡le hicieron caer el pelo!. El dia en que Di Sarli la sacó mas barata fue cuando los pelos le llenaron las sábanas. Lo volvían loco ...   ¡Que músicos!. Un gran compositor fue Antonio Scatasso. Estuvo mucho en Rosario y fue autor de Ventanita de Arrabal, El olivo, La cabeza del italiano y muchos tangos más. El fue quien le dio pie a Sciammarella para que entrara en los teatros. Yo toqué con Scatasso* en San Martín y Mendoza. También por aquel tiempo tocaba el gran violinis­ta Tomás Santesteban, junto con el pianista Mario Mauranoy otro músi­co sensacional, Fernando Greppi . . . todos rosarinos. —¿Vos andabas siempre con la batería?
—Si, y aprendí mucho con los grandes maestros internacionales que ve­nían a dirigir aquí. Yo colaboré con Antonio Marranti, Francisco Lozzi, Manuel Cuevas, Oses, Camponovo, Pampaluna, Roncallo2, Bernardino Teres, los hermanos Alessio y, entre otros, Casanova, cuyo hijo se hizo un gran violinista que ahora toca con Fresedo ... y muchos más. De los últi­mos pianistas internacionales con los que toqué recuerdo a Javier Ojier, pero ya con el espectáculo de Fu—Man—Chu, porque yo siempre fui el baterista exclusivo de Fu—Man—Chu . .. —Es decir, que nunca te faltó trabajo . ..
-Nunca. Cuando me desvinculé de Bedrune en el 28, mucha gente hasta me pagaba adelantado para que fuera a tocar. En aquel año conseguí mu­cho trabajo. Mira, yo tocaba en La Perla, que estaba en Maipú y Córdoba; en Los Dos Chinos, de Rioja y San Martín; en El Tropezón, de 27 de Fe­brero y San Martín, cuando era confitería, no un café como se hizo des­pués para los taximetristas ... y también en el cine San Martin, ¡cuatro laburos!.
Intérprete de serrucho
—¿Que gratificaciones te permitías?
—Me acuerdo que después de trabajar en el cine salíamos en mateo hasta el Recreo de la Montañita, en el parque Independencia, que era de un tal Lariño. Nos íbamos a tomar aire, porque, ¿sabes lo que era estar encerra­do todo el día entre la humedad y el olor a podrido de la matine?. En la familiar y noche, no.
—Menos mal.
—Lariño tenía ahí el Recreo que después fue de un amigo mío que traba­jaba en la Dirección de Tránsito de la Municipalidad de Rosario. Era muy lindo cuando estaba Lariño. Ahí cantaba Cogote.
 -¿El famoso Cogote?
-Si, lo crió mi mamá. La madre de él se llamaba Baldomera, era sirvienta
de casa.
—¿Vos tocaste el serrucho?.
—Si. Pero cuando yo empecé a tocar serrucho había quien tocaba veinte mil veces mejor que yo. Ellos tocaban cosas difíciles y yo la armonía del tango Elegante papirusa. Y yo dije, "¿para que eso?, silo que gusta es Sa­lomé, La del Soto del Parral..." Entonces dije: "No, adiós serrucho". Uno lo mandé a niquelar y me lo echaron a perder, era grande así... me costó ocho pesos. ¿Sabes que ferretería era?. Donde está Casais3 ahora, ahí ... se llamaba Balderrey. Si . . . era un serrucho marca Peugeot, y, ¡oh, sorpresa!, lo mandé a niquelar y me lo arruinaron.
—¿Así que había gente que tocaba bien el serrucho?.
 —Mira, vino uno de Buenos Aires que lo tocaba con el arco . . . iooohhh!
 ... En aquel entonces el serrucho era mundial. Empezó a tocarse en Francia y se desparramó por toda Europa. Yo aprendí, porque el baterista de aquellos tiempos tenía que tocar de todo, hasta las castañuelas ..., , más que baterista tenía que ser un técnico de sonidos. Me acuerdo que Fu—Man—Chu 4 ahora comía carne cruda ... y las mujeres más lindas del mun­do las tuvo el . . . para verlas, porque el no, no las tocaba ... era diabéti­co, ¡que buen amigo! . . . Bueno, yo le hacía con unos cocos que me tra­jeron de Corea, la Malagueña, de Lecuona, y el salía y me decía: "¿Que se oye por ahí?"
CeneKrupa tenía plata

—¿Vos tocaste con la Chicaguito?
—Así es, por el 27. ¿Sabes por que se llamó Chicaguito la famosa orques­ta que tocaba en el Franz y Fritz?. Por una orquesta de negros que se lla­maba Los Chicagos que vino al Teatro Japonés. ¿Sabes dónde estaba el Teatro Japonés?: donde ahora han hecho unas viviendas en la calle San Martín al 5100.
—¿Y este anuncio a toda página?
—Es de la Revista Comercial Rosarina, toma, lee.
—"Año uno, número cinco, veintiocho de agosto de mil novecientos vein­tisiete. Orquesta Típica Jazz—Band Chicaguito. Gran éxito. Café Carlos Pellegrini, avenida Pellegrini mil doscientos uno. La actuación de este excelente conjunto orquestal, significa un verdadero acontecimiento en el ambiente de nuestros cafés—conciertos, y en ello se halla bien justificado el prestigio que le precede con el nuevo y halagüeño éxito que consigna­mos. A juzgar por este antecedente, es fácil suponer que su actuación se ha de prolongar por varios meses". Encabezan este aviso seis fotografías en óvalo con los rostros de los integrantes: J. Paladini, V. Lepere, F. Ro­mano, J. Ochoa, A. Barone y A. Donizetti. ¿Y vos?. —Yo empecé reemplazándolo a Lepere. —¿Que opinas de Gene Krupa?.
—Mira, acá tengo una foto de el autografiada. Era bueno, pero hubo bate-ristas mejores que el, como Woody Reach, Ray Barough . ..
-Pero Krupa era muy nombrado.
—. . . Tenía plata. Los ha habido muy buenos y los hay actualmente. Es increíble ver como te hacen el tresillo con el pie. Hoy, un baterista es mas considerado que un pianista. En Norteamérica, donde son muy buscados, le pagan oro si es bueno. Hace poco, este pariente de Paletta que es co­mentarista de deportes, Marino, dijo una macana por televisión y la metió muy bien. Dijo: "... Como en aquel tiempo que ponían al baterista para que tirara los palillos y llamara la atención, porque era el que defendía la orquesta", es una razón muy grande. ¿Querés algo mas grande que El Gordo Lepere?. La Chicaguito estaba bien defendida con El Gordo Lepé­is y triunfó por el. El Gordo, como músico, tocaba mal, pero el estaba al frente, te guiñaba el ojo y era Lepere. Aquí también estaba Ferreyra, que pura llegar a ser un Ferreyra se necesitaban veinte mantequitas.
NOTAS
      1-Cfr. Rosario, 27.2.1955, y La Tribuna, 19.9.1970.
2 -José Luis Roncallo. Prestigioso pianista, y contrabajista porteño de la Guaní Vieja, que actuara junto a Rosendo Mendizábal y Alfredo Bevilacqua. En" otros lugares donde se presentó —ya mencionados en la 2da. parte, capítulo de esta obra—, lo hizo además en el Restaurante Americano, situado en calle Cangallo frente a la Cortada de Carabelas, donde estrenó inolvidables ginas como El porteñito y El choclo, tango este último que su autor, A Gregorio Villoldo, le dedicó en la primera edición impresa. También le cupo honor de estrenar El entrerriano, de Rosendo Mendizábal; Joaquina, de Bergamino, etc. En ese entonces, la frase de moda del Buenos Aires nocturno, era: "Vamos al Americano a oir los tangos de Roncallo" . . . En homenaje a dicho local, compuso un tango que denominó, precisamente, El Americano. Ronca­llo, que había nacido el 5 de octubre de 1875 en la parroquia de Monserrat, y que se iniciara tocando el piano en la casa de la calle Lavalle 2177 regenteada por la que fuera la famosa Mamita —llamada, en realidad, Concepción Amaya— llegó en el año 1904 a Rosario contratado en carácter de maestro concertador de orquesta para una compañía de zarzuelas. Aquí, el autor de tantos éxitos como Guido, Ni fósforo, Cuá—Cuá, Paradas, etc., pasó al pentagrama el tango 9 de Julio, de José Luis Padula, quien abonó a Roncallo dos pesos por su tra­bajo. Padula estrenó dicho tango, que dio y sigue dando jugosos dividendos, en el Varíete Casino de esta ciudad, con un trío formado por piano, violín y ban­doneón. En 1926 dirigía un conjunto clasico femenino en el Hotel Savoy. En 1929, acosado por una parálisis, Roncallo abandonó toda actividad musical y vivió pobre y olvidado de muchos autores a quienes el había consagrado. Pasó sus últimos 25 años postrado en el lecho de su casa rosarina ubicada en Pasaje Central 1250 (Barrio Belgrano), rodeado del afecto de los suyos. Falleció el 11 de junio de 1954. Cfr. La Tribuna, 11.6.1954; Rosario, 12.6.1954; Noticias Gráficas y La Razón, 13.6.1954.
3-               La zapatería Casáis, ubicada en calle San Martín 865, Rosario, cerró y remató el 24.2.1978.
    4Fu—Man—Chu. Seudónimo que hizo famoso al mago David Bamberg, n. en In­glaterra en 1904. Hijo de un mago holandés —Theodore Bamberg— que causara sensación a principios de siglo disfrazado de japonés —"Okito"—, y de Lilian Poole, bailarina exótica, David Bamberg se inició junto a sus padres y mas tar­de trabajó con Harry Houdini, Howard Thurston y Maurice Raymond. En 1923 llegó a Buenos Aires y actuó, con el seudónimo de "Syko", junto con Raymond. A mediados de 1929 comenzó a usar el nombre que lo haría mun-dialmente famoso: Fu—Man—Chu, que en idioma chino significa "Hombre de Suerte". Contratado en Uruguay, Chile, Bolivia y España, intercaló exitosas temporadas en la Argentina durante 1931, 1937 y 1938, reeditando el suceso de sus presentaciones en una estadía mas prolongada que abarcó de 1946 a 1952. Actuó en Rosario y otras ciudades del interior, así como en La Habana (Cuba), Caracas (Venezuela) y diversos países de América Central. Radicóse definitivamente en nuestro país, donde falleció a los 70 años de edad, el 19 de agosto de 1974.
Fuente; Extraído de Libro “El Rosario de Satanas” Autor Héctor Nicolás Zinni. Tomo I Editorial Fundación Ross. 3ra. Edición 2000.