martes, 20 de mayo de 2014

LOS CASTELLANOS



El almacén de Lozano, en Laprida 1392, fue el escenario de los primeros encuentros de aquellos diecinueve castellanos que en los primeros meses de 1920 gestaron al que después sería el Centro Cas­ulla. Pero fue en la casa de Damián Alvarez, en Santa Fe al 900, donde el 20 de agosto de ese año se cris­talizó su creación mediante el acta fundacional de rigor. Desde enton­ces hasta hoy. prácticamente sin interrupción, la institución desa­rrolló sus actividades de la mano de todas las entidades de origen español.
Cuando sus recursos lo permitieron el Centro alquiló un local en Corrientes al 900 y muchos de sus asociados recuerdan aún la rea­lización de grandes bailes y de fun­ciones teatrales en aquel recinto. En la década del 30 se adquirió un predio en Ruiz Moreno y Pago Lar­go, en La Florida —por entonces zona de quintas y descampados—. al que denominaron Soto La Mon­cha, y actualmente todas las ac­tividades del Centro se llevan a cabo en esta sede social, que ya forma parte del paisaje y de la historia de ese centenario barrio rosarino.

Allí se levantan dos grandes construcciones: el viejo salón y el nuevo e imponente "Cervantes", totalmente vidriado, con el rio Pa­raná como presencia inmediata y en cuya costa se construirá pró­ximamente el balneario propio. En el Soto se hacen deportes, vida social y se accede a la biblioteca "Pedro Diez", que con sus 1000 volúmenes recuerda con su nom­bre al español que donara la mayor parte de dicho patrimonio biblio­gráfico.
En el año, hay dos fechas im­portantes para los castellanos y sus descendientes: el aniversario de la creación del Centro y la que recuerda al españolíslmo entierro de la sardina. La primera se festeja con una gran paella a la castellana. La segunda imita a los españoles mediterráneos, que a falta de sar­dina para enterrar, queman un muñeco el martes anterior al Miér­coles de Ceniza. Con ello se da por terminado un período de fiesta pa­ra comenzar otro de contricción.
El Centro Casulla cuenta hoy con cerca de 700 socios, de los cuales menos de un centenar son castellanos, y se enorgullece asi mismo de su cuerpo de baile, que resguarda y mantiene la tradición de sus danzas populares, las de la tierra inmortal del Quijote.
Fuente: extraído de la revista “Rosario, Historia de aquí a la Vuelta.  Fascículo nº 13  Junio  1991. Autor: Hilda Habichayn.