jueves, 16 de mayo de 2013

EL RADICALISMO


Hipólito Yrigoyen y Pelagio Luna llegan al poder con la prime­ra elección presidencial de la ley Saenz Peña. Al asumir la primera magistratura, Yrigoyen encuentra una cerrada oposición en el Con­greso, lo que produce fricciones entre ambos poderes del Estado. El primer mandatatio responde con la progresiva intervención a. las provincias, hasta llegar al nú­mero de trece, en busca de lo que el gobierno llama comicios lim­pios.
A don Hipólito lo sucede el doctor Marcelo T. de Alvear, acompañado por Elpidio Gonzá­lez. Triunfante en las elecciones presidenciales de 1922, rige los destinos del país hasta 1928, año en que es reelegido Yrigoyen, quien no puede completar su man­dato porque un movimiento mili­tar encabezado por el general José Félix Uriburu lo derroca, ponien­do fin de esa manera a una etapa en la que el traspaso de un gobier­no a otro se fue dando en los plazos constitucionales y en forma demo­crática.
Por otra parte, concluido el mandato de Menchaca, asume el Ejecutivo provincial otro radical,
Rodolfo B. Lehmann, cuya ges­tión se prolonga hasta 1919, año en que toma el mando por breve tiempo Juan Cepeda, sucedido por el doctor Enrique Mosca, quien gobierna desde 1920 hasta 1925.
A partir de aquí comienza a evidenciarse el desgaste de la Unión Cívica Radical, después de catorce años en el poder. A Mosca le sigue Ricardo Aldao, a quien le toca participar en los actos por el segundo centenario de Rosario, que cuentan con la presencia en esta ciudad del presidente Alvear.
Un claro ejemplo del embate que sufre el partido en el poder son los calificativos de "debilidad" e incluso "incapacidad" para con­tener los excesos de los caudillos adictos que recibe la administra­ción del siguiente gobernador, Pe­dro Gómez Cello.
Con la segunda asunción de Yrigoyen a la presidencia, en la provincia va adquiriendo más fuerza el Partido Demócrata Pro­gresista (PDP), surgido, como se ha dicho, de la Liga del Sur, que ubica a representantes en el Con­greso nacional, en la Legislatura provincial y en el Concejo Delibe­rante de Rosario.
El PDP y la UCR se transfor­man en las opciones mayoritarias; el primero logra mayor preponde­rancia en el sur y la segunda en el norte provincial.
El radicalismo sufre en Santa Fe sucesivas escisiones: menchaquistas, sudistas, nodistas y cepedistas. Rosario no se mantiene al margen de esas divisiones y se crean tres líneas bien definidas: demócratas, caballeristas y elizaldistas.
En tanto, la ruptura del radi­calismo entre personalistas y anti­personalistas en el plano nacional repercute en la provincia con un agudo enfrentamiento entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, que terminó con la intervención federal en 1929.

Fuente: Extraído de la Revista del Diario La Capital de los 125 años del año 1992