viernes, 22 de febrero de 2013

LA UNIVERSIDAD EN ROSARIO – UNA ASPIRACIÓN SECULAR


Por Miguel Ángel De Marco (h)
Existe un hilo conductor entre la reforma a la creación de UNR: La prédica de la dirigencia rosarina por contar con una universidad propia para el desarrollo regional.


LA UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL COMO 

HIJA DEL REFORMISMO

Apartir de 1916, la presidencia de Hipólito Yrigoyen, no puso obstáculo para la realización de un gran debate nacional sobre la Universidad, y el reformismo encontró un clima favorable. En Santa Fe "la Reforma", tuvo "particular estallido" a partir de 1919. Las federaciones estudiantiles, avasallantes y poderosas, apoyadas en su ímpetu moral lograron que el Poder Central, los gobiernos provinciales, y el Congreso Nacional, acompañaran sus propuestas. Ya en 1912, el gobernador Manuel Menchaca se había puesto al frente del movimiento pro Universidad Nacional del Litoral. Sería la postura del ya mencionado estudiantado liberal y reformista liderado por la Federación Universitaria de Santa Fe, creada en 1918, la que vendría a definir esta situación cuando en el Primer Congreso de Estudiantes Universitarios, de julio de ese año, expresó la necesidad de crear la Universidad Nacional del Litoral1. La adhesión de los estudiantes rosarinos no se hizo esperar, a través de la Federación Universitaria de Rosario y el Centro de Estudiantes del Colegio Nacional, de la misma ciudad. Al ser tratado un nuevo proyecto de Jorge Raúl Rodríguez presentado en mayo de 1919 en la Cámara, el despacho de comisión de Instrucción Pública reducía a la futura Universidad a dos facultades, la de Derecho, en Santa Fe, y la de Medicina en Rosario, omitiendo la iniciativa de contar con facultades en cuatro ciudades. Fue el frente regional que involucró a legisladores nacionales, gobierno, instituciones y estudiantes de las principales ciudades de Santa Fe y las provincias de Entre Ríos y Corrientes las que posibilitaron que la nueva Universidad fuera una realidad. Alejandro Gruning Rosas destacó que se debió al diputado nacional Juan Luis Ferrarotti, prestigioso integrante del foro rosarino, la denominación de "Universidad del Litoral", y que el concepto "regional" fue uno de los principales ejes de los debates2.
"La Universidad Nacional del Litoral surgió producto de una necesidad pública expresada por un movimiento colectivo, en cuya determinación concurrieron, no uno ni pocos, sino muchos actores y factores, algunos más decisivos que otros. En los últimos tiempos, hombres de la nueva generación se pusieron resueltamente al frente de la campaña y la llevan al triunfo", concluyó Gruning Rosas en su Crónica Retrospectiva, y en este sentido se podría deducir si la nueva creación fue hija más de su tiempo, el de la Reforma, que de la antigua Universidad Provincial del galvismo, o si es tributaria de ambas etapas.
En el mismo sentido se expresó Manuel Menchaca: "La Universidad Nacional del Litoral es consecuencia directa de una renovación cultural que se inicia en la ciudad de Santa Fe, a principios de siglo", e implicó una superación de la antigua facultad de Derecho de la Universidad de Santa Fe, cuyo profesorado "era adepto a la formación del Colegio de la Inmaculada. Esta formación, sin duda alguna, servía de dique a la evolución rápida de la ciudad, así como a las costumbres e ideas modernas que, el progreso y la constante y abundante inmigración traían"3.

LA INCIDENCIA DEL PROFESORADO LIBERAL, EL RADICALISMO SANTAFESINO Y LA LIGA DEL SUR

Asimismo es sumamente interesante la manera de que el ex gobernador vinculó la concreción de la UNL con la organización de una especie de "red" de intelectuales liberales, nacida al calor de Estanislao Zeballos, cuando éste constituyó en Buenos Aires la Asociación Nacional del Profesorado, con la finalidad de "liberar y renovar" la enseñanza del país, según sus propias palabras. Menchaca presidió la filial Santa Fe, establecida en 1904, y su primer logró fue la creación del Colegio Nacional, dos años más tarde, y de la Escuela Normal Mixta. El "conflicto de las enseñas" de 1906, que enfrentó al obispo Boneo con los sectores progresistas, contribuyó a que se sumaran a la Asociación adherentes de Entre Ríos y Rosario, y de la misma Santa Fe. Apartir de 1912, la batalla por "el libre pensamiento", se trasladó a la Universidad, y allí presentaron un mismo frente con los estudiantes progresistas liderados por Gruning Rosas, los que contaron "con el atento auspicio y fomento de mi gobierno", señaló Menchaca4, quien además reconoció que si bien Rosario anhelaba legítimamente contar con una universidad propia, su postura agudizaba la campaña de la Liga del Sur que proponía la división de la provincia en dos. De allí que su gestión entendió que la radicación de la sede en Santa Fe permitiría cumplir con un anhelo de una amplia región integrada por las provincias mesopotámicas.
En Rosario, los disidentes con esta postura, que a su vez eran opositores al radicalismo oficialista, "tenían su acción educacional en la Escuela Nacional de Comercio", afirmó Menchaca, y señaló como los principales detractores de su gestión a Ricardo Caballero y al profesor Julio Bello. La Escuela Superior de Comercio, considerada el más definido bastión de la intelectualidad rosarina, vinculada a la Liga del Sur y luego a la Democracia Progresista, y opositora a las gestiones provinciales, fue la base de la Facultad de Ciencias Económicas que a su vez fue la cuna de la Escuela de Derecho, antecedente de la Facultad creada en 1967. Al respecto es fácilmente verificable la presencia de dirigentes del partido no sólo en la conducción del movimiento pro Escuela de Derecho sino en la conformación del plantel de sus profesores fundacionales, como en el caso de Arrúe Gowland y Sergio Díaz de Brito, quienes fueron ediles municipales por dicho partido y ejercieron representaciones partidarias en el orden nacional. Díaz de Brito fue nada menos que profesor de materias de elevada connotación identitaria, tales como Historia Constitucional Argentina e Historia Política Argentina, en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas.5
La pujante ciudad del sur logró que sus máximos representantes culturales residentes en Buenos Aires presentaran en el Congreso los proyectos de fijar en ella la sede universitaria. Sin embargo, el gobierno provincial santafesino vio en el congreso estudiantil reunido en Paraná en 1915, la oportunidad de dar vida al ideal de la Universidad Nacional del Litoral (en adelante UNL), que les garantizaba retener en la capital la sede, lejos de los liguistas. Es entonces que el gobernador Menchaca en persona decidió viajar a Buenos Aires para entrevistarse con legisladores nacionales que apoyaran su propuesta regional: Ferrarotti, Juan B. Justo, Manuel Bermúdez, Joaquín V. González y Enrique del Valle Ibarlucea, entre otros.
Por todo ello concluía que la creación de la UNL, fue consecuencia del movimiento nacido en 1912 "como una forma de darle al litoral nuevas perspectivas de trabajo material y espiritual", descartando con ello intervención en este sentido de los sectores conservadores que controlaban la Facultad inaugurada en 1890; que en los legisladores nacionales predominó hasta el último momento la idea de crear una "Universidad Nacional de Santa Fe", para responder a las clásicas disciplinas de estudio", y que correspondió a Ferrarotti, a pedido suyo, y en representación de correntinos y entrerrianos, la sustitución de "Santa Fe" por "del Litoral".
Por todo ello concluyó: "Con todos los antecedentes expresados se comprueba que la Universidad Nacional del Litoral no es continuidad de la Universidad Provincial de Santa Fe, creación de Gálvez en 1889, sino la Universidad nueva a la que aspiraba la evolución y el progreso científico y natural de la Nación, especialmente del Litoral que, con la inmigración y radicación de capitales extranjeros, estaba elevando el nivel de sus creaciones y siempre con la esperanza de que profesores y alumnos realizaran por su parte la obra que buscaba esta creación: satisfacer necesidades de zonas.
Cabe señalar que este análisis de Menchaca, publicado por la UNL en 1961, en tiempos del desarrollismo y cuando la Escuela de Derecho de Rosario daba sus primeros pasos, venía a dar por tierra con lo sostenido por las crónicas históricas y tradiciones que las autoridades de esa casa de estudio forjaron a través de una decena de reseñas, algunas de ellas publicadas en la revista Universidad. Quizás las más representativas en este sentido sean los artículos de Julio A. Busaniche, titulado "La Universidad Nacional del Litoral continuadora de la Universidad de Santa Fe", y de Josué Gollán, "Evolución de los estudios superiores en Santa Fe y espíritu de la Universidad Nacional del Litoral"7.
En 1986, un ya veterano y respetado docente de esa Universidad, Salvador M. Dana Montano, pronunció una conferencia que luego se editó, enfatizando que la UNL era hij a de la Reforma de 1918 antes que de la Universidad de Santa Fe8.
Por la ley 10.861, la UNL, pasó a comprender las siguientes facultades. En Santa Fe: Ciencias Jurídicas y Sociales; y Química Industrial y Agrícola. En Rosario: Ciencias Médicas, Farmacia y Ramos Menores; Ciencias Matemáticas, Físico Químicas y Naturales; y la Facultad de Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas. En Paraná: Ciencias Económicas y Educacionales. En Corrientes, Agricultura, Ganadería e Industrias Afines.
Bibliografía
1.GABRIEL DEL MAZO, La Reforma Universitaria, T. II, Centro de Estudiantes, La Plata, 1941.
2.             Creación de la Universidad Nacional del Litoral, Crónica retrospectiva, ob. Cit. P. 14.
3.             MANUEL J. MENCHACA, La Universidad Nacional del Litoral, antecedentes de su creación, Imprenta de la Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 1961, p. 146.
4.1bídem,p. 150.
5.             La Capital, 30 de diciembre de 1977.
6.             MANUEL J. MENCHACA, ob. Cit. p. 157.
7.             índice general de la revista Universidad, números 1 a 50, publicación de la Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 1965.
8.SALVADOR M. DANA MONTANO, La Universidad Nacional del Litoral y la Reforma Universitaria, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 1986, p. 9.

Fuente: extraído de la revista “Rosario, su Historia y Región. Fascículo N• 67 de Setiembre de 2008