martes, 9 de agosto de 2011

JULIO MARTIN Y ROSARIO


Por Miguel Ángel De Marco (h)

El inmigrante que sueña

Julio Ulises Martín, nació el 31 de julio de 1862 en el Cantón de Vaud, Suiza. A los 23 años de edad se embarcó en un vapor de bandera francesa que hacía su viajes inaugural desde el puerto de El Havre al Río de la Plata. Desembarcó  en Buenos Aires en el año 1885 durante la primera presidencia de Julio Argentino Roca, consiguiendo trabajo en una relojería de calle Florida, de la que llegó a ser subgerente. Seguramente no se imaginaba que algún día llegaría a conversar personalmente con aquel mandatario ni menos aún que éste le solicitara invertir en el país al que había llegado en busca de oportunidades. Decidió conocer las posibilidades naturales del país viajando a Mendoza donde se cercioró del futuro de la industria vitivinícola. Regresó a Buenos Aires pero pronto viajó a la República de Paraguay para instalar, en la ciudad de Asunción, un negocio de relojería y joyería. Fue allí donde en sociedad con su compatriota Justin Berthet decidió formar una sociedad comercial para adquirir el único molino harinero existente en esa capital: el Molino Nacional del Paraguay, que abastecía de harina a ese país y la exportaba a la provincia brasileña de Mato Grosso. Así nació, el 3 de junio de 1894, la firma Martín y Compañía, la que además adquirió extensiones de tierra en Paraguay y en el noreste argentino para dedicarlas a cultivo de yerba  mate, producto que hasta entonces provenía de Paraguay y Brasil.

En una ciudad exportadora

En 1898, Julio Martin fijó la sede comercial de su firma en Rosario, Se trataba de uno de los grandes puertos argentinos que, entre otras cosas, era la salida de la producción harinera del litoral y su firma, precisamente pertenecía a esa rama industrial.
En esos años la provincia de Santa Fe estaba gobernada por el empresario molinero, J. Bernardo Iturraspe, quien había designado como intendente de Rosario a su sobrino, Luis Lamas, alineado políticamente con el presidente de la Nación Roca, en su segundo mandato. En lo ideológico iturraspe y Lamas pertenecían a una familia de arraigada tradición liberal que suscribía a la visión histórica creada por el ex presidente Bartolomé Mitre. De allí que el mismo año que Martín abría sus oficinas en Rosario dicha elite mitrista impulsaba la construcción de un Monumento Nacional a la Bandera, poniendo la piedra basal del mismo.
En materia cultural y tecnológica la cultura francesa gozaba de alta estima.
La ciudad era área de influencia de capitales franceses, en dos de sus principales herramientas de progreso: el puerto concesionado a George Hersent y del ferrocarril que la unía con el norte santafesino. Además  la colectividad francesa local disponía de notoria ascendencia social en gustos y costumbres de la elite.
Años más tarde Julio Martín daría su propia explicación de la elección de Rosario “Tuve y tengo una completa fe de que Misiones desalojará el consumo de yerba mate extranjera y por eso pnesé que Rosario sería el punto adecuado para estar en el centro de la República con redes ferroviarias y fluviales en todas las direcciones, lo cual permitiría dar en todo el país un precio uniforme a nuestra producción. Después de haberlo experimentado, podemos asegurar que estamos satisfechos de nuestro acierto”.
Las oficinas centrales de Martín y Cía. comenzaron a funcionar en Sarmiento al 400.
En Rosario también asentaría su hogar con su flamante esposa, la porteña Ángela Joostens, hija de belgas, con la que fue padre de Marcelo (18899), Carlos (1900), Georgette (1905) y Alberto (1907).

Los yerbatales una cuestión de Estado

En 1902, mientras Roca era recibido triunfalmente en Rosario al momento de colocar la piedra basal del nuevo puerto de Rosario ( habilitando formalmente a fines de 1905), la firma Martín y Cía. producía el primer lote de yerba mate obtenido de sus cultivos en San Ignacio, Misiones.
De la mano de están obra de infraestructura nueva inversiones arribaron a la ciudad, situación que se potenciaba aún más con la presencia de “ notable” dirigentes santafesinos en lugares claves del gabinete nacional: Tomás R. Cullén, Wenceslao Zeballos, Lorenzo Anadón, Gabriel Carrasco y Nicosio Oroño, entre otros. Alertado Roca por su ministro de Agricultura de que Martín se preparaba para iniciar la producción a gran  escala de yerba en territorio paraguayo, le pidió personalmente en la Casa Rosada que lo hiciera en Argentina, en las colonias de Misiones, argumentando de que se trataba de un producto de consumo popular, destinándose anualmente grandes sumas para su importación.
Los yerbatales de la firma en San Ignacio fueron explotados intensamente y gran parte de sus cosechas se almacenaron en los depósitos construidos en Rosario, desde donde se comercializó. En la segunda y tercera década del siglo XX, Martín y Cía ya era una marca líder en el mercado nacional, siendo la primera en plantar, producir, industrializar y expandir yerba mate cultivada en el país.

La Intervención de Lisandro de la Torre

El dirigente fundador del Partido Demócrata progresistas, Lisandro de la Torre, era vecino y amigo de de Martín y desde el Congreso de la Nación apoyó el pedido de los yerbateros misioneros solicitando mayor apoyo a esta industria. En 1924, De la Torre presentó a Martín en el recinto como el “El primer plantador de yerba mate de cultivo”, y lo invitó para que explicara ante los legisladores la actividad realizada en aquel territorio nacional.
Puntualmente se pedía al entonces presidente Marcelo T. de Alvear que se diera marcha atrás con la iniciativa oficial de reducir los derechos arancelarios a la yerba mate brasileña y tolerar el ingreso de yerba de menor calidad, nociva para la salud. Una de las tantas batallas entre las tendencias proteccionistas y librecambistas de la historia argentina y que desalentaron el desarrollo de industrias regionales.
Los yerbateros argentinos no pudieron doblegar la tenaz y persistente presión de sus pares brasileños, quienes a través del gobierno de ese país supieron sacar provecho de la inestabilidad institucional argentina, logrando que el presidente de facto José Félix Uriburu derogara las medidas proteccionistas obtenidas durante las  presidencias radicales. Pasaron cinco años para que se aprobara el funcionamiento de la Comisión Reguladora de producción y Comercio de la Yerba Marte (CRYM), una entidad autárquica para la defensa de esa insdustria.
Julio Martín en esta prédica por proteccionista contó con el decidido apoyo de Ernesto M. J. Daumas, que en 1915 se había sumado a la empresa, compartiendo la responsabilidad de su dirección por más de cincuenta años.

Fuente: Bibliografía  publicada en la Revista “Rosario  su Historia y su Región y “ Fascículo N• 97
De Mes junio de 2011.-