miércoles, 4 de mayo de 2011

LA LIGA DEL SUR

Un año después, el 29 de noviembre de 1908, en el teatro Opera, el doctor Lisandro de la Torre funda la Liga del Sur, uno de cuyos principales objetivos es traslado de la capital provincial Rosario.
La agrupación política no tarda en adquierir concenso en toda la región meridional de la provincia, y al poco tiempo eleva a la legislatura un pedido para que se autorice la reforma constitucional de Santa Fe, con el propósito de eliminar, de tal manera, las preferencias a favor del norte.
También exige, entre otros puntos, la supresión de los departamentos como unidades políticas y administrtivas; la creación de los consejos escolares autónomos dentro de cada comuna; la municipalización del Registro Civil; la inamovilidad de los jueces; la representación de las minorías por el sistema de lista incompleta y el aumento de los recursos concedidos a la municipalidades.
El reclamo es llevado a la ciudad de Santa fe por el mismo de la Torre, quien encabeza una delegación de más de medio centenar de personalidades que marcha por el centro de la capital hasta llegar a la Casa de Gobierno. Allí el futuro Fiscal de la Patria le entrega una copia de la petición al gobernandor Echagüe y Federico Valdez pone el original en manos del presidente del Senado.
La Solicitud encuentra oídos sordos. Según narran las crónicas de la época, la recepción que se brinda a los peticionantes es estupenda, y en ella abundan tanto el champagne como los gestos de urbanidad por parte de las autoridades provinciales. No obstante, la atención de los reclamos es postergada.
El crecimiento de la Liga es constante y el 20 de junio de 1909 gana los comicios municiapales de concejales de Rosario. Como se recordará, los intendentes todavía sondesignados por el titular del Poder Ejecutivo provincial.
El cargo del lord mayor es ocupado entonces por Isidro Quiroga. En 1914 la agrupación se convertirá en Partido Dem´crata Progrsita, nucleamiento nacional en cuyas primeras líneas figurarán Lisandro de la Torres, Enzo Bordabehere y Mario y José Antelo.
En otro orden, en 1909 aparecen sobre el cielo de la ciudad los primeros aeroplanos, y el cometa Halley genera controversias y alarma.
Rosario se prepara en 1910 para festejar con mayor dignidad posible el centeneario de la Revolución de Mayo. Lo hace pese  a la acción de grupos de anarquistas quequieren palidecer las celebraciones. El país vive por entonces un clima cargado det ensión.
En Capital Federal es asesiando el 14 de noviembre de 1909, el jefe de la Polícia Fderal, coronel Ramón L. Falcón, y el gobierno central, presidido por José Figueroa Alcorta, decreta en septiembre de 1910 el estado de sitio en todo el territorio nacional.
Rosario cuenta para esa época con una población de 192 mil habitantes, según el censo que se realiza en abril de 1910. El relevamiento pone en evidencia, también, que más de la cuarta parte de la población vive en conventillos.
La ciudad encuentra en aquel año tan trascendental de la joven historia argentina la posibilidad de ponerse en marcha en pos de la concreción de dos notables e importantes iniciativas: la creación de la Biblioteca Argentina y del Hospital Centenario.
La inicitiva de ofrecer a Rosario su Monumento a la Bandera queda, lamentablemente, postegada hasta muchos años después, como se verá en la mención  que se hace del largo proceso que culmina en 1957 con la inauguración de esa magna obra, pero si se avanza en la construcción de la Biblioteca Argetina – que décadas más tarde recibirá el nombre del ilustre impulsor, el doctor Juan Alvarez – y del Hospital del Centernario.
Alvarez presenta en 1909 un proyecto al intendente Quiroga para la creación de una gran blibioteca pública, que su pensamiento debería llegar de investigación para una futura Universidad Nacional de Rosario, empresa que ya surge vigorosa en la mente de no pocos rosarinos.
Aprobada la incitiva, el 7 de sepetiembre de 1910 se coloca la piedra basal en el terreno ubicado en la plaza Plingles, actual emplazamiento del edificio, y sobre la cortada que hoy lleva el nombre de su fundador, por entonces calle Centeno.
La confección de los planos es encargada al ingeniero Ramón Ayala, y luego se adjudica ka construcción, mediante licitación pública, a los arquitectos Alejandro Arselli y Ricardo Herrera Douloux. Con 9423 piezas, la biblioteca abre sus puerta el 27 de mayo de 1912 y el acto de inauguración oficial tiene lugar el 24 de julio siguiente.
En aquella ocasión, el escritor y estadístico Joaquín V, González expone sobre la “La Biblioteca y la cultura pública”, tema que le permite desarrollar magistralmente el concepto “Conocer es amar; ignorar es odiar”.
En poco tiempo el lugar se transforma en el recinto por excelencia de múltiples actividades culturales que antes se realizaban en forma dispersa. Asimismo, por inicitiva de lso doctores Rubén Vila Ortiz, Juan Alvarez y Camilo Muniagurría, se crea en 1912 el Círculo de la Biblioteca, que más tarde pasa a llamarse El Cículo, entidad que luego lograr salvar de la píqueta el todavía hoy magífico teatro de Laprida y mendoza.
La actividad principal de la institución es la organización de conciertos, conferencias y cuanto se refiera a la difusión y promoción de las artes. Ejemplo de ello es el Primer Salón de bellas Artes, abierto el 30 de agosto de 1913 con motivo de la visita presdiencial del doctor Roque Sáenz Peña.
El primer mandatario viene con el fin de rememorar el centenario del Combate de San Lorenzo, y se destaca por su estampa de gran señor en la que se conjugan la bizarría con que década atrás  combatió por la causa del Perú y la fuerza física y moral que la caracteriza.

Fuente: bibliografía extraida del la revista del diario La Capital de los 125 años.