lunes, 21 de marzo de 2011

PLAZA URQUIZA

Por Delfo E. Locatelli
Los terrenos de la laguna sobre el cuales se formó la plaza Urquiza pertenecieron en su mayor parte a Hermenegildo Mansilla dueño de un terreno de 150 por 250 varas. En 1850, Mansilla  vendió dos lotes de dicho lugar; en 1856 vendió otros dos, uno de ellos a Juan Rivara y el otro a Luis Daneri y, finalmente, el mismo año, vendió Juan Rivara el sobrante del terreno que tuvo en la laguna de Sánchez.  Juan Rivara, que adquirió el lote de Daneri, resultó así el mayor propietario de esa manzana.
La ubicación de los lotes resultó imprecisa como imprecisos eran también los límites del terreno cuya propiedad se atribuía Mansilla. Esta situación dio margen a dificultades y pleitos, como veremos.
Año 1874.- Por decreto de 27 de noviembre se dispuso que el ingeniero municipal procediese a levantar el plano de los terrenos destinados para la plaza denominada Urquiza, limitada por las calles Entre Ríos, Corrientes, San Juan y Mendoza.-
Año 1875.- Luis Rivara solicita al Concejo Ejecutor para llevar  a efecto el convenio celebrado el 23 de setiembre de 1872 por la Municipalidad con los propietarios de los terrenos afectados por la expropiación.
Año 1876 .- Luis Rivara solicita al Concejo  Ejecutor el pago de un terreno ubicado en la plaza San Rosa ó Urquiza ( la plaza se conoció durante muchos años con el nombre de Santa Rosa por su proximidad con la capilla del mismo nombre) Rivara era propietario, por herencia de su padre Juan Rivara de un lote de terreno de 30 varas de frente a calle Entre Ríos por 70 y media varas de fondo.
Año 1879.- El 14 de octubre el Concejo Deliberante aprueba un decreto autorizando a los que se consideren dueños de los terrenos para la proyectada plaza Santa Rosa, arregle con ellos “ad referendum” el precio y forma de pago.
Año 1880.- Los herederos y sucesores de Manuel y Vicencia Tabares, entre quienes figura el doctor Avelino Ferreira, solicitan por nota del 29 de octubre el pago de los terrenos que poseen en la plaza Urquiza. Según expresan, el mencionado terreno se halla dentro de la línea de arboleda  que limita la plaza Santa Rosa y mide 11.587 varas cuadradas, de conformidad a la mensura y deslinda de los terrenos de los Tabares ubicados en la laguna de Sánchez. El expediente de la mensura, realizada con citación de linderos por el agrimensor Benito Sívori, se halla en poder, se agrega, del escribano Octavio Grandoli.
Año 1881.- El 12 de julio el Concejo Deliberante sancionó un decreto autorizando al Concejo Ejecutor para efectuar el pago a sus legítimos dueños, previa escrituración de los terrenos comprendidos en la plaza Urquiza, y a razón de un peso boliviano billete la vara cuadrada. El pago deberá efectuarse en la forma siguiente: una cuarta parte al contado y las otras tres cuartas parte al contado y las otras tres cuartas partes a seis, doce y diez y ocho meses, con pagarés y sin interés alguno.
El 22 de agosto Julián de Bustinza y Edmundo Rosas, este último por la sucesión de Pascual Rosas, denuncian que en las tierras conocidas por plazas Santa Rosa y que los sucesores de Tabares dicen ser su dueños, los recurrentes tienen parte y piden se suspenda todo pago hasta tanto se esclarezcan debidamente los respectivos derecho. El presidente del Consejo Ejecutor informa que esos terrenos no han sido escriturados porque la mensura judicial no cumple algunos requisitos. Sobre la propiedad de estos terrenos se suscitó en 1883 una litis, como luego veremos.
El 17 de noviembre se escritura el primer terreno de la plaza Urquiza a favor de la Municipalidad, correspondiendo a la esquinacalles Mendoza y Corrientes.
Con esta adquisión se completó la transferencia al dominio municipal de todos los terrenos que integraban el área de la plaza Urquiza. Pero es entre tanto, se habían ido produciendo algunos desprendimientos de fracciones de terreno a favor de la Escuela Normal de Maestras. Como consecuencia de ello el área de la plaza se redujo sensiblemente.

Fuente: Bibliografía: fragmentos extraídos de la publicación de la “Revista de Historia de Rosario Año XIX Nº 33 de 1981